domingo, 8 de diciembre de 2013

LAS MENTIRAS DE LA CONSTITUCIÓN


Las mentiras de la Constitución
   
Ya pasaron los tiempos en que el día de la Constitución era generalmente celebrado o al menos se disimulaba. A estas alturas y pasados tan solo 35 años (una eternidad en el constitucionalismo español) son pocos los que la celebran, bastantes los que no encuentran el motivo para hacerlo y bastantes  más los que ya reniegan públicamente de ella. Ni nacionalistas ni independentistas, CIU, ERC, PNV, BNG y Amaiur acudieron al Congreso, claro que todos ellos o sus progenitores políticos se abstuvieron o votaron en contra de la Constitución y desde el primer día han dado a entender que se descuelgan de ella, salvo cuando les interesa utilizarla en su favor. Menos explicación tiene la ausencia de los comunistas del PCE, hoy mayormente representados por  IU, que sí votaron a favor y convencieron además a los más escorados a la izquierda, ORT, PTE y PC; aunque bien mirado sí que la tiene porque la Constitución suponía para ellos el pasaporte para la legalidad indiscutible y ahora nadie se la discute.Tampoco se explica mucho la ausencia en el Congreso de doce de los diecisiete presidentes de CCAA, donde solo se contó con la presencia de los de Aragón. Castilla la Mancha, Comunidad Valenciana, Murcia y Canarias. A los demás, concediéndoles un voto de confianza, se les supone celebrando el evento en sus respectivas salvo, claro está el vasco y el catalán, que estarían esquiando o de caza, huyendo ambos de la factura que les pudieran pasar Amaiur y Bildu o los de ERC.
Al final y como dije al principio, una celebración forzada, descafeinada, protocolaria; algo que hay que hacer aunque cada vez sean menos los que quieren hacerlo y es que la Constitución se forjó como una salida necesaria de algo que ya no tenía futuro y los tan alabados padres de la misma actuaron como mercaderes repartiéndose el negocio, esto para ti a cambio de esto para mí. En ese forcejeo no se pensó en las consecuencias futuras del invento, grave error para quienes representaban las diferentes corrientes del pensamiento de los españoles y por tanto deberían conocer, por la experiencia histórica, las reacciones a futuro de los mismos.
¿Hombres de buena fe, mercaderes, elegidos por el pueblo?
Con el tiempo los españoles hemos ido descubriendo las mentiras que encierra la Carta Magna, unas que ya figuraban en el texto y otras derivadas de su mala aplicación.
El Artº. 2 ,“La Constitución se fundamenta en la indisoluble unidad de la Nación española, patria común e indivisible de todos los españoles, y reconoce y garantiza el derecho a la autonomía de las nacionalidades y regiones que la integran y la solidaridad entre todas ellas”.  Introduce el concepto de “nacionalidades” y lo diferencia del de “regiones”, cuando al principio habla de la “Nación española” como única e indisoluble. Esto dio pie a catalanes y vascos que hicieron del término “nación” la razón de su divergencia, animados por nefastos personajes como Zapatero que llegó a calificar de discutido y discutible el concepto de Nación española
En el Artº. 3 cuando dice: “El castellano es la lengua española oficial del Estado. Todos los españoles tienen el deber de conocerla y el derecho a usarla”. Si existe el deber de conocerla es porque existe el deber de enseñarla. El Estado engaña a los españoles cuando no es capaz de asegurar el derecho de estos a utilizar la lengua oficial que en algunas CCAA ya no se enseña.
El el Artº. 14 cuando proclama que  “Los españoles son iguales ante la ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social”. Nos está engañado en cuanto que estamos hartos de ver cómo no se castiga la corrupción de los políticos y  los ladrones de guante blanco y corbata, famosos  y demás, pasan por la cárcel como si fuera su cortijo y salen a los dos días sin haber devuelto ni un céntimo de lo robado o defraudado. Nos engañan cuando las sentencias de los jueces  tienen una carga ideológica que benefician a unos y perjudican a otros.
El Artº. 117 cuando dice: “La justicia emana del pueblo y se administra en nombre del Rey por Jueces y Magistrados integrantes del Poder Judicial, independientes, inamovibles, responsables y sometidos únicamente al imperio de la ley”. En la práctica está engañando a los españoles cuando desde el Poder Ejecutivo se interviene en los nombramientos del Poder Judicial, el Tribunal Supremo y el Constitucional, repartiéndose los nombramientos según la cuota de poder político de cada Partido en cada momento, a la vez que todos los medios económicos y materiales de que dispone la Justicia para ejercer su función  son administrados por el Ejecutivo.
...la Nación española, patria común e indivisible de todos los españoles...
La lista de engaños e incumplimientos que encierra la Constitución de 1978 son demasiados para sintetizarlos en una página, pero lo cierto es que ya no satisface a casi nadie, no nació con visión de futuro sino para arreglar cuentas del pasado y no es capaz de obligar a quienes deben velar por ella a actuar con la decencia y energía necesarias.
Con el incumplimiento del Artº. 155 que dice “Si una Comunidad Autónoma no cumpliere las obligaciones que la Constitución u otras leyes le impongan, o actuare de forma que atente gravemente al interés general de España, el Gobierno, previo requerimiento al Presidente de la Comunidad Autónoma y, en el caso de no ser atendido, con la aprobación por mayoría absoluta del Senado, podrá adoptar las medidas necesarias para obligar a aquélla al cumplimiento forzoso de dichas obligaciones o para la protección del mencionado interés general “,  habiendo sobradas razones para ello, la Constitución no sirve cuando depende su cumplimiento de la debilidad o interés partidista del Gobierno de turno.
Solo faltaba ya que, por cobardía para enfrentarse con el independentismo vasco y catalán, la izquierda ya esté postulándose por otro modelo de Estado. Si tan solo en treinta y cinco años la Constitución ya ha permitido que se violen los derechos de igualdad de los españoles, que se viole igualmente la división de poderes con claro dominio del Ejecutivo y que se viole el principio más sagrado que es el de la unidad de la Nación española y ahora permite poner en duda otro principio fundamental como es el modelo de Estado, esta Constitución no sirve para los momentos que vivimos; y no es que haya que reformarla sino redactar una nueva ,más acorde con el sentir del pueblo español y con los tiempos que corren.
Francisco del Hoyo, articulista del diario EL PUEBLO de Albacete. Opinión  Domingo, 8 de diciembre de 2013



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