¡FRANCO, SÁNCHEZ Y
CALVO NO TE OLVIDAN!
En
el currículum de Sánchez, aparte de un doctorado supuestamente escrito por un “negro”
con un manejo magistral del “corta y pega”, habrá que
añadir año y medio de vacuidad, tiempo perdido, soberbia, narcisismo y
desprecio al electorado y al pueblo español en general. Después de esto y hasta
la fecha el doctor Sánchez solo podrá añadir y seguramente lo hará en grandes
caracteres que ÉL FUE CAPAZ DE SACAR A FRANCO DE CUELGAMUROS y cuando pase el
tiempo y este audaz trilero sea pasto de historiadores, solo quedará de su
memoria que quiso parecerse al “Rey Sol”
y que se llevó a Franco desde el Valle de los Caídos hasta El Pardo. El que en
el S. XIX no hubiera pasado de ser un apuesto chulapo verbenero de Tetuán, tuvo la suerte de nacer
en el S. XX y triunfar en el S. XXI, con una nueva caracterización del chulapo
madrileño moderno, de traje impecable o
camisa remangada, gafas de sol y avión,
eso sí mucho avión.
Sánchez
se ha empeñado en rematar la empresa que heredara de Zapatero y que Rajoy no tuvo las agallas de quebrar,
la memoria histérica, mal llamada Histórica, con la que pretendían
combatir el aburguesamiento y descomposición de la socialdemocracia volviendo a
crear los dos bloques enfrentados de la historia reciente española. Con la exhumación de Franco y su traslado al Pardo
se habrá realizado el acto más extraordinario
de la bien pagada memoria, pero a su vez será el último acto a partir del cual
la memoria histórica ya no será caladero de votos y perderá todo interés. Sí doctor Sánchez,
después de Franco nada, ah bueno, si, la cruda realidad de una España abocada
de nuevo a otra crisis que, como su maestro Zapatero, intentará no ver.
De
su cariacontecida vicepresidenta (la cara es el espejo del alma) dirá la historia,
si es que dice algo, que fue la que tiraba del carro de la funeraria que
portaba los restos de Franco, con un portaequipajes posterior donde el pueblo
fuera depositando no esquelas de condolencia sino votos.
Cuando
se carece de proyecto, cuando el mensaje
está manido, cuando la gente descubre la trampa del trilero, cuando la inagotable
capacidad de mentir exaspera al respetable, cuando se tiene que recurrir a
remover y actualizar el odio entre las dos Españas, que ya se creía olvidado
pero permanece latente, cuando todo esto confluye en una persona que solo pretende
perpetuarse en Moncloa y en las “dachas” reservadas para su inquilino, entonces
no es raro ver como se echa mano de escenarios que conmueven, de sentimientos que se desperezan,
de banalidades y antiguallas para tapar
con ellos sus propias carencias.
Vista
la inoportuna publicación de la sentencia por la que el T. Supremo da el visto
bueno al traslado de Franco al cementerio de El Pardo en el mismo día que se
clausuran las Cortes y comienza la precampaña/campaña electoral, no cabe pensar
otra cosa que de nuevo la Justicia se pone al servicio de la política y más concretamente
de la izquierda política. No creo que la mayor preocupación del pueblo español
sea desenterrar a Franco y casi nadie se acordaba ya de su mausoleo , sí lo es
en cambio la del infausto Presidente y la de su no menos Vicepresidenta solo
por un puñado de votos.
Llevan
años retrasando las sentencias de la corrupción andaluza por la que pueden
verse inhabilitados o en la cárcel presidentes y altos cargos del PSOE, permitiendo
incluso que muchos delitos prescriban, pero en cambio en esta ocasión parece
tener el Tribunal Supremo una prisa especial para permitir a Sánchez remover el odio y el ánimo de venganza en la izquierda, haciendo de la exhumación de
Franco principal foco de atención en su campaña. El Supremo debería haber sido
más prudente y haber publicado la sentencia después de las elecciones, así
dejan claro a quien posiblemente obedecen. Así nos demuestran que en ocasiones
el sectarismo campa a sus anchas por los tribunales, véase maniobra de Conde
Pumpido en el TC para desprestigiar la sentencia del “procés”. Nadie se va a
oponer a trasladar los restos de Franco y a muy poca gente importa que lo hagan,
salvo a cuatro nostálgicos del VOX tardofranquista que beneficiará al PP de Pablo Casado que con
buen criterio se ha puesto de perfil en
este caso.
El mal no está en hacerlo sino en cómo, dónde
y cuándo hacerlo. A Sánchez se le ha visto el plumero pretendiendo con el
affaire Franco obtener réditos políticos, al TS posiblemente también haciendo
de Red Bull del Gobierno. Desde que Alfonso Guerra dijera aquello de “Montesquieu
ha muerto” la división de poderes es pura entelequia.
En
el panteón de Mingorrubio, que acogerá los restos de Franco, habrá depositada una
gran corona en cuyo lazo rezará “Sánchez y Calvo no te olvidan”