DE GAYS, BANDERAS Y PAPANATAS EN
FACEBOOK
Todo comienza el 14 de Agosto de este año en un pequeño pueblo de la
Manchuela, el mío. Siete años atrás un Alcalde el PP que compartió legislatura
con otro del PSOE (dos años cada uno) colocó en la Plaza del Ayuntamiento un
mástil de gran altura en el que izó la bandera nacional, detalle sentimental y
estético aunque innecesario toda vez que
en el balcón principal del Ayuntamiento ondea permanentemente y contó con la aprobación de la mayoría de
los ciudadanos; Gobernó después durante seis años un Alcalde del PSOE y aunque
con menos devoción y viéndola hecha jirones la mantuvo y la repuso.
Dimitió este edil a mitad de legislatura y le sucedió
otro del mismo Partido caracterizado por sus simpatías por el movimiento gay (y
ahí me quedo). Tan pronto tuvo ocasión, primer día de celebración del “orgullo
gay” en su mandato, arrió la enseña nacional e izó en su lugar la multicolor
gay (copiada por cierto a Greenpeace).
El escándalo que se montó fue de órdago, con
críticas incluso de su mismo Partido. No
debió parecerles bien a un grupo de jóvenes de supuesta ideología contraria que
troncharon el mástil y le despojaron de
la bandera. La reacción del edil fue colocarla de nuevo delante del balcón
principal del Ayuntamiento, al igual que se hizo con el mismo sinsentido en
otros muchos municipios de España. El mástil ya no se repuso, pero en las recientes elecciones resultó
elegido Alcalde el mismo que en su día lo colocó, por lo que uno de los primeros
actos que acometió fue reparar el agravio a la enseña nacional inferido por su
antecesor y el de los gamberros hacia su soporte.
Con motivo de aquel
acto de desagravio publiqué en mi página
de Facebook los comentarios:
-Enhorabuena a los … (gentilicio) por haber repuesto en la Placeta la bandera
nacional.
-Hay
quien confunde el culo con las témporas, la parte con el todo, lo suyo con lo
de los demás...
-No
tengo nada en contra de maricones, lesbianas y de los de a pelo y a lana. Allá
cada cual con sus partes bajas...
-Pero
la bandera de éstos que son una minoría no me representa a mí ni a la mayoría
de los ... (gentilicio)
-Por
lo que no es de recibo que un alcalde, del "sexo" que sea cambie la
bandera nacional por la del orgullo de no sé qué.
-Pero
bueno, de dónde no hay no se puede sacar. No ofende el que quiere sino el que
puede. Entuerto solucionado.
Mi sorpresa
es que, aparte de los comentarios a favor y en contra y los clásicos
insultantes amparados en la cobardía del anonimato, a los pocos días y en relación con el
comentario “No tengo nada en contra de maricones…” me aparece una nota de
Facebook en la que se me dice: “Esta publicación
infringe nuestras Normas comunitarias sobre lenguaje que incita al odio, de
modo que solo tú puedes verla”.
Que yo sepa
y aunque pueda considerarse malsonante o despectivo, la definición de “maricón”
por el Diccionario de la RAE tiene dos acepciones:
1.- Hombre que tiene gestos, ademanes
y actitudes que se consideran propios de las mujeres.
2.- Hombre que siente atracción
sexual hacia otro hombre.
Y la definición de “lesbiana” según
la misma fuente es:
1.- Del lesbianismo o relacionado con él. "Conducta sexual lesbiana;
relaciones lesbianas"
2.- nombre femenino/adjetivo. Mujer que
siente atracción sexual hacia otra mujer.
Como hombre libre que soy para utilizar mi idioma a mi antojo y carente
totalmente de acritud, menosprecio o desconsideración e estos colectivos, entre
los que tengo algunos amigos e incluso familiares y teniendo en cuenta que
estas dos palabras se han utilizado toda la vida para definirlos, no entiendo
como el papanatismo de Facebook, al servicio de lo “políticamente correcto”
(moderna gilipollez impuesta por la progresía política al servicio mediático
que la defienden y de los lobbies que la controlan) puede por su cuenta vetar
mi uso correcto del idioma oficial de mi país, porque mis palabras no incitan
al odio ni lo pretenden, simplemente denomino a estos de forma correcta y,
aunque pudieran entenderse como malsonantes o despectivas, en nada pueden
interpretarse como manifestación o incitación al odio por mi parte.
Estoy harto de que pretendan imponerme y controlar mi manera de pensar o de
expresarme. Entiendo que el lobby gay tenga mucho poder y lo utilice para
defender al colectivo, pero no para hacerme ver como normal el denigrante
espectáculo de sus desfiles “del orgullo” con un “orgulloso miembro” dando por
el culo al oso del madroño madrileño en la Puerta del Sol. Acepto a estos
colectivos y a los asociados por conveniencia porque creo en la libertad de las
personas pero desde esa misma libertad voy a combatir los excesos que esos
colectivos cometen ofendiendo las
creencias, los sentimientos y la moral de una gran mayoría ajena a los mismos.
No quiero que mis nietos tengan compañeros de colegio con dos padres o dos
madres ni quiero que se les eduque en esa ideología de género tan de moda en
esta sociedad errática que estamos construyendo. El concepto de familia
tradicional es común en todo el mundo y
los niños de los cinco continentes tienen padre y madre, sin más, a excepción
de estos iluminados que quieren
hacernos volver a la tribu.
No deseo que el colectivo gay ni los oportunistas asociados sean
perseguidos por sus ideas en ningún lugar del mundo ni que sufran
menoscabo de sus derechos individuales y
colectivos que nuestra Constitución ampara, pero de eso a que pretendan siendo una mínima
minoría imponernos su criterio, su ideología o su forma de vida, hay un trecho
que la sociedad no debe consentir y yo,
al amparo de las leyes y la democracia voy a combatir con todos los medios a mi
alcance.
Allá con su responsabilidad la progresía política que pretende destruir
milenios de cultura y evolución de la humanidad y vaciar a la sociedad de la
capacidad de discernir convirtiéndola en ganado fácil de pastorear. El lobby
gay está tras ello y la clase política se deja arrastrar cuando no financiar
por él a sabiendas de que en esta corrompida sociedad occidental es fácil intoxicar, adoctrinar, manipular y convencer.
En cuanto a los papanatas de Facebook más les valiera controlar a quienes
amparados en el anonimato se pasan la vida insultando e intoxicando con total
impunidad. Los que tenemos el valor de poner por delante nuestra identidad en
las incontrolables, corruptas e interesadas redes y de decir en cada momento lo
que pensamos o defender aquello en lo que creemos, somos el colectivo a
combatir, acallar y criminalizar. Occidente cava lentamente su tumba, en España
parece que tenemos aún más prisa, será porque tenemos al enemigo dentro.
www.pacodelhoyo.blogspot.com
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