DENTRO DE LO MALO, NO
FUE LO PEOR
Las cosas de por sí no son buenas o malas sin más sino que
admiten matices, entre ellos el de menos buenas o menos malas. El resultado del
jueves en el Congreso fue el menos malo aunque la imagen que dieron nuestros
políticos era de mala tirando a peor, peor que mala, que es otra categoría a la
que nos vamos acostumbrando.
La historia es sencilla por simple. Un partido es el más
votado en las elecciones generales. Su líder, a pesar de la reducida presencia
en la Cámara opta por gobernar y elige desde el mismo balcón de Ferraz un socio
prioritario, Podemos y se une al griterío de la plebe: “Con Rivera no, con
Rivera no”. Hasta ahí todo muy bien. Ahora toca esperar los resultados de
municipales y autonómicas para ver las fuerzas de unos y otros y establecer las
alianzas convenientes.
Tras las municipales y autonómicas comienza, como en el
futbol, el mercado de primavera. Se hacen cambalaches, se compran, venden y cambian alcaldías, diputaciones,
gobiernos regionales sin más criterio que el de la propia ambición en cada
taifa y una vez acabado o a punto de hacerlo este proceso, viene la hora de la
verdad, la de conseguir el visto bueno del Congreso para formar Gobierno y a
ello se aplica el doctor Sánchez haciendo gala una vez más de su narcisismo,
considerando que él es el elegido, el ungido, el caudillo, ante el cual deben
acudir a Moncloa los diferentes jefes de tribu a rendir pleitesía y ofrecer en
señal de sumisión un sí incondicional o una abstención gratuita.
Obviando todo esfuerzo y olvidando el ejercicio de
responsabilidad de buscar apoyos y
alianzas que corresponde a quien pretende gobernar el país, se presenta el
doctor Sánchez en el Congreso con los deberes sin hacer pero eso sí, acusando a
los demás de ser los responsables por haberle negado el pan y la sal (los que
ya sufrieron esa negativa suya en sus carnes) o exigir el oro y el moro con un
pseudogobierno paralelo como pretendía su socio preferente.
Al final “en horas veinticuatro, pasaron de las musas al
teatro” y así fue, lo que durante meses estaba en la nube, el temor del veleidoso
candidato a repetir con los mismos socios que le traicionaron y obligaron a
convocar elecciones, a sabiendas de que el peaje en este caso sería
infinitamente mayor (catalanes y vascos frotándose las manos) y por otra parte
el exceso de “pecados capitales”, soberbia, envidia, ira y avaricia del
estalinista Iglesias y su tropa, ávidos de poder y de presupuesto que manejar
(lo que se les ve) y dispuestos a corroer desde dentro del mismo Gobierno de
España los cimientos de nuestro sistema democrático (lo que dejan entrever).
Digo, lo que durante meses estaba en la nube bajó al escenario del Congreso el
martes 23 convirtiendo las musas en puro teatro para vergüenza de la clase
política española y de los mismos españoles que allí los situaron.
Salió el doctor Sánchez sin renovar el alquiler de Moncloa
pero airoso y soberbio, enfadado con la ingrata izquierda podemita que le afea sus
regalos y amenazante con la derecha que no le cede gratuitamente el pedestal. Su vicepresidenta Carmen Calvo
(la cara es el espejo del alma) salía ayer en tromba tras el Consejo de
Ministros atacando a tirios y troyanos por no haber sido capaces de valorar las
virtudes de su amo y haberlo dejado en pañales de forma pública y descarada.
Sánchez frente al mal, Supermán frente al peligro de la derechona, el Super
López frente a la falta de seriedad de sus colegas.
En fin, que los españoles no somos objeto de mercadeo y no
merecemos esta falta de respeto a nuestros votos por quienes vinieron vendiéndonos
la moto de la regeneración política y el
bienestar social y acaban riñendo por un quítame allá estas pajas. Soberbia versus
narcisismo en la izquierda, infantilismo frente a narcisismo en el centro,
desolación frente a desconfianza en el nacionalismo, o sea, que nadie se fía de
nadie y menos en la izquierda y el nacionalismo, que suelen estar unidos hasta
que tocan poder y cuando llegan a ello la avaricia se los come.
Dentro de lo malo no fue lo peor. Un Gobierno con Podemos
hubiera supuesto retroceder a tiempos del frente popular. Ahora queda el
consuelo de que Podemos desaparezca del marco negociador y de que “l’enfant
terrible” de Ciudadanos vuelva a sus postulados originales y se convierta en el
partido de centro que puede salvar situaciones a un lado y a otro sin necesidad de engordar las
ambiciones de nacionalistas, separatistas, antisistemas y pseudofascistas.
El Rey ha dicho que no propondrá candidato a nadie que no
vaya con los deberes hechos, así que doctor Sánchez, menos Falcon, menos Doñana
y a currarse las alianzas, porque como des lugar a llegar al 10 de Noviembre,
si la derecha cainita se baja del burro y los españoles votamos más con la cabeza que
con las posaderas, lo vas a pasar muy mal y las profecías de Iglesias y Rufián
puede que se cumplan.