viernes, 29 de marzo de 2019

LAS LEYENDAS NEGRAS EN ESPAÑA





LAS LEYENDAS NEGRAS EN ESPAÑA

Decía el canciller Otto von Bismarck hablando de los españoles: «Estoy firmemente convencido de que España es el país más fuerte del mundo. Lleva siglos queriendo destruirse a sí misma y todavía no lo ha conseguido». Será que en la mezcla de razas que a lo largo de la historia conformaron este país coexisten dos fuerzas, centrípeta y centrífuga, que al final de su tira y afloja  se equilibran e impiden que una parte se desgaje. 

A lo largo de los siglos,  desde que se consolida una unidad territorial y política como  provincia del imperio romano hasta nuestros días, han sido innumerables las ocasiones en las que los pobladores de Hispania  se han liado a mamporros  y otras tantas las que, aprovechando nuestras diferencias,  han venido los enemigos a sacar provecho.  

La leyenda negra creada en torno al Imperio español o a la Inquisición  ha triunfado sobre todo porque se ha fomentado  o no se ha combatido desde dentro. Los españoles habíamos estado acostumbrados a  mezclarnos  con quienes nos invadieron y sacar partido  de su riqueza intelectual, lengua, cultura, leyes, economía etc. y eso fue lo que llevamos como tarjeta de presentación  al nuevo mundo. Las civilizaciones mediterráneas tenían un fondo humanista y en España echaron todas raíces. 

Viene todo esto a cuento de la famosa carta del Presidente mexicano, de “ocho apellidos aztecas o más”, pidiendo el Rey de España y al Papa que le pidan perdón porque quinientos españoles y unos cuantos caballos, embarcados en unas pocas naos, conquistaron el Imperio azteca hace quinientos años. Aunque al populista López Obrador le importa un bledo lo que hicieran en México  “sus antepasados” y puede que en el fondo subyace una animadversión contra el poder económico español instalado en México, enemigo declarado de los populismos nacionalistas. La carta del azteca sobrevenido no merece sino tomarla a chunga porque por la misma razón los españoles  teníamos que pedir cuentas  a griegos, italianos y árabes y deberíamos avergonzarnos de  haber dado al Imperio Romano tres grandes emperadores, Trajano, Adriano y Teodosio y otros dos al Sacro Imperio Romano Germánico, Carlos V y Felipe II. Puestos a pedir perdón, por qué no a los moros  nacidos en Al Ándalus o a los judíos que llevaban aquí mil años, por haberlos echado. Y a los turcos,  holandeses y belgas por el repaso que les dio el Duque de Alba.

Lo tremendo de esta carta es que haya españoles, más que indocumentados malintencionados, que pretenden hacer una lectura de la historia basada en su sectarismo y extrapolando  a nuestro tiempo lo acaecido cinco siglos atrás. Demasiado conocen en el mundo podemita y sus parientes  de la extrema izquierda que la conquista de América  unió a los pueblos  con una lengua, una religión y una cultura y no menos importante, con una mezcla de razas que dio lugar  a criollos, mestizos, mulatos y otras denominaciones de mezclas, a diferencia de la colonización anglosajona que se fundamentó en el exterminio de los  nativos, hoy reducidos  y recluidos en reservas allí donde los colonizadores no quisieron instalarse.

Se trata de desmontar la historia para crear una a su antojo, eliminar el pasado para hacernos perder las raíces, hacernos olvidar de dónde venimos y lo que hicimos. Pretenden crear una sociedad aborregada, que no piense, que se deje llevar por lo que se les dice desde la caja tonta. Cierto es que durante el franquismo se abusó demasiado del concepto de Imperio y Madre Patria en una ensoñación de algo imposible de recrear pero que sirvió para aumentar la autoestima y el orgullo de un pueblo, destrozado por las guerras, que mira hacia atrás y repasa complaciente lo que fue capaz de crear;  pero no es menos cierto que pretender comparar un inexistente genocidio en las Américas con la represión de la dictadura ya no es de malintencionados sino de imbéciles .

Éramos pocos y parió la abuela dice el refrán y no acabamos de salir de una leyenda cuando entramos en otra, la del  “Espanya ens roba”. “España nos roba”, tantas veces repetido que al final hay una parte de la población que lo cree y ésta, que fue la consigna primitiva, unida ahora a otras leyendas negras como la de la parcialidad de la justicia o la ausencia  de libertades, publicadas a los cuatro vientos por los medios de comunicación engordados por el separatismo, ha calado en la sociedad catalana, en la izquierda española y en todos los círculos del populismo europeo.

Seguirá habiendo leyendas negras mientras no seamos capaces de combatirlas afirmándonos seriamente en todo lo bueno que hicimos que fue mucho y en lo que hemos conseguido ser y hacer. España fue  lo que quisimos que fuera y tiene que ser lo que queramos que sea y habrá que desmontar el discurso de quienes tratan de destruirla enfrentándonos a ellos y no compadreando. El Gobierno ha metido la zorra en el gallinero y a poco que se descuide el gallo exhibicionista Sánchez puede caer en sus fauces, eso sí, llevándose a este País por delante.



viernes, 22 de marzo de 2019

POLÍTICA DE GALLOS




 POLÍTICA DE GALLOS


Estamos  viviendo los momentos más difíciles de la España democrática desde el golpe de Tejero y salvo por el revuelo político preelectoral  y las continuas patochadas del homínido del lazo amarillo, no parece sino que el personal está en una especie de limbo, pasota, expectante, ajeno a lo que puede venir, sin tener plena consciencia de la realidad y de sus consecuencias.


Costó años y sangre  acabar con el terrorismo de ETA y estamos en vísperas de ver renacer movimientos similares en los herederos de Terra Lliure, que ya apuntan maneras y que pueden comenzar a actuar tan pronto se conozcan las sentencias del  T. Supremo o se forme en Madrid un Gobierno capaz de enfrentarse seriamente al independentismo, desmontarlo y hacer volver a la realidad a una buena parte de catalanes que han sido utilizados y engañados por una clase política oportunista y una burguesía económicamente pudiente y supremacista, con la pasividad, permisividad e incluso apoyo de casi todos los Gobiernos que por Madrid pasaron.


Reconociendo que el órdago catalán es el mayor problema que tenemos y sufrimos todos los españoles y visto  el grado de sometimiento que el nuevo socialismo sanchísta y la desbandada podemita  demuestran cada día ante los intereses de los que pretenden quebrar España y trasmitir la enfermedad a la Unión Europea, no queda otra alternativa que la de encontrar el medio para atajar el mal y terminar con él y en eso, la derecha política y sus votantes tendrán una cuota importante de responsabilidad en lo que pueda pasar en un futuro próximo, tan próximo que está a la vuelta de la esquina.


Las encuestas en su mayoría, aun considerando la volatilidad del voto, apuntan a que el sanchísmo puede salir  si no triunfante al menos mejorado con respecto a anteriores citas electorales, pero incapaz a su vez de poder formar gobierno sin contar con sus socios actuales, la extrema izquierda de las confluencias podemitas y los independentistas catalanes y vascos, ambos tres empeñados en  deshacer la España de cinco siglos para regresar a la tribu.


La derecha  con su fragmentación será la responsable de lo que ocurra en este país en los próximos años. Es el momento de crear una nueva CEDA, moderna, actualizada y desprovista de tintes fascistas y confesionales, que sea capaz de calar en una población que, digan lo que digan,  es mayormente conservadora , tan conservadora que acepta el pastoreo de cualquier indigente instalado en Moncloa y guarda silencio ante la amenaza y opresión del independentismo catalán.


Pero la derecha española tiene un problema difícil de solucionar en breve plazo. Aznar fue capaz de unir en torno al Partido Popular a casi todas las familias y corrientes  que ocupaban el centro  y la derecha  política. Rajoy en cambio pasará a la historia como un buen administrador pero un pésimo político, porque solo él y su equipo de gestores fueron capaces de crear, por culpa de su debilidad y ausencia en la realidad del día a día, el embrión de inconformismo de parte de la sociedad catalana que se sintió desprotegida y olvidada, dando lugar al nacimiento de Ciudadanos, que lejos de limitarse al territorio que les vio nacer y a consecuencia de esa falta de energía  y de la filosofía del verlas venir del Gobierno de Rajoy  se lanzó a la conquista del electorado, sin  aclarar suficientemente su lugar en el espectro político al poner una vela a Dios y otra al diablo, pero convenciendo a desilusionados e insatisfechos del  bipartidismo. 


Por otro lado, el creciente problema catalán y el desencanto por  la política aplicada por Rajoy, débilmente apaciguadora e inocente y la de Sánchez con un total sometimiento a los dictados del sátrapa catalán de turno, ha dado lugar a que parte de la población ande buscando en formaciones  de tinte nacionalista español, ancladas en la derecha más arcaica  y con alguna pincelada de fascismo, el remedio para volver a la senda constitucional, sin caer en la cuenta de que tanto VOX como los partidos en  sus antípodas andan juntos en la intención de desbaratar el Estado Constitucional nacido tras la dictadura.


La política española se ha convertido en una política de gallos. Gallo doméstico, depredador sexual tipo “Alfa” en Podemos;  gallo narcisista  de concurso y exhibición en el PSOE y gallos de pelea en la derecha, Casado, Rivera y Abascal, tres gallos de pelea de nueva generación que apenas han conocido y por ello no temen los picotazos del contrario y que van a por todas, sin ser conscientes del mal que pueden causar sus peleas o del bien de su entendimiento; jóvenes e inexpertos,  poco evolucionados desde esa juventud  en la que todo se ve blanco o negro, sin matices; triunfadores con poco mérito en una sociedad nada exigente y carentes del raciocinio necesario para  buscar soluciones en la generosidad de la cesión para el entendimiento.


La política española es una política de gallos y no es esto lo más peligroso sino que el electorado, decepcionado por la mínima categoría de la clase política tradicional y frustrado por sus decisiones, está siendo encaminado a emitir su voto más con el corazón que con la cabeza y eso puede conducir a resultados inesperados y sorprendentes de los que pudiéramos arrepentirnos.


Del movimiento y trasiego  de cesantes sin oficio y desertores desahuciados con los que se nutren los recién llegados, ya trataré en otra ocasión, cuando finalice el mercado de invierno.

 


lunes, 11 de marzo de 2019

FEMINISTOS Y LESBIANOS






FEMINISTOS Y LESBIANOS


Ya se van apagando los ecos del griterío feminista del 8-M, jornada histórica según la lenguaraz prensa progre  (todo evento pasado es historia), en la que las “manifas” fueron multitudinarias pero la huelga desastrosa, apenas un 5% de seguimiento y es que salir a la calle a esfogar gritando y echar después unas birras no es lo  mismo que dar a la causa el sueldo de un día con su acompañamiento proporcional  de vacaciones y paga extra. Por eso el “Gobierno bonito” de “miembras más bien feas” no se sumó a la huelga pero sí salió en tromba a gritar contra Casado (dónde están, no se ven las banderas del PP) o contra Rivera (feminismo liberal, ridículo total). La vicepresidenta Calvo y la ministra Celaá (las caras son el espejo del alma), acompañadas de una tal Begoña que va por la vida de “Reina Leticia”, más parecían estar recordando sus andanzas universitarias que representando a todos los españoles, a los cuales gobiernan, haciendo gala de un sectarismo supremacista excluyente, intentando apropiarse para el Psoe de un movimiento controlado desde mucho más a la izquierda.


El manifiesto, típico panfleto de la izquierda revolucionaria, da la impresión al leerlo de que habla de un país lejano a nuestro entorno, Cuba, Corea del N., Yemen, Arabia Saudita, Turquía, Afganistán etc. Es difícil viviendo en España sentirse aludido por la mayoría de las cosas que en él se dicen y por las que dicen luchar. Más bien se trate de un texto mitinero dedicado a la progresía más cutre para seguir manteniendo los cientos de chiringuitos ideológicos de género, donde unas cuantas descaradas viven a cuerpo de rey, subvencionadas por los gobiernos de izquierda y engañando a las pobres infelices a las que dicen defender.


Un día más en el que las  feministas excluyentes “feminazis”, que abuchearon incluso a las manifestantes de Ciudadanos y a quien no comulgaba con sus ideas vinieron a demostrarnos cual es su idea del mundo y en qué pretenden convertir a nuestra sociedad, española y  occidental. Vean si no  la muestra de las activistas de Femen frente al Vaticano tan coreadas por toda la extrema izquierda española.


Varias citas de mujeres sensatas han circulado estos días por las redes: “Las mujeres que han cambiado el mundo no han necesitado nunca mostrar otra cosa que su inteligencia” de la premio Nobel de Medicina Rita Levi Montalcini o la que atribuye a la doblemente galardonada con el Nobel, Marie Curie: “Nunca he creído que por ser mujer deba merecer tratos especiales. De creerlo estaría reconociendo que soy inferior a los hombres, y yo no soy inferior a ninguno de ellos”, que contrastan notablemente con los exabruptos lanzados por las representantes de nuestro Gobierno socialista, que hoy reclaman derechos que sus mismas compañeras de partido negaron en la República, el derecho al voto femenino, al que se opusieron ferozmente sin éxito dos feministas de apellidos “típicos españoles” Nelken y Kent frente a una liberal del Partido Radical, Clara Campoamor. Notable fue al respecto la crónica parlamentaria publicada en ABC por Wenceslao Fernández Flórez en la que vino a decir: para orgullo de la superioridad masculina, estamos seguros de que ellas nunca podrán superar nuestros absurdos” .


Visto en el Diccionario de la RAE el significado de feminismo “Doctrina y movimiento social que pide para la mujer el reconocimiento de unas capacidades y unos derechos que tradicionalmente han estado reservados para los hombres” y trasladando al Siglo XXI eso de las capacidades y derechos tradicionalmente masculinos que ya no son tales, quiero manifestar públicamente mi condición de “feministo”, que debería ser el palabro con el que me calificarían las de la ideología de género. Lo soy porque yo defiendo los mismos derechos y obligaciones para el hombre y la mujer, aquí y en  Riad; quiero en el mercado laboral a igual trabajo idéntico salario; odio la violencia llamada de género venga del género que venga y no trago con la cantinela de la violencia machista; quiero las mismas oportunidades para ambos sexos sin  discriminación alguna; quiero que el Estado trabaje por la conciliación familiar y proteja a la mujer de forma que la maternidad no sea una rémora a la hora de acceder o permanecer en el mundo laboral; quiero una educación de calidad para ambos sexos sin la intoxicación con doctrinas de género; quiero que desaparezcan el acoso sexual o psicológico, vengan de donde vengan; no quiero que el racismo y la xenofobia se conviertan en enfermedades enquistadas en nuestra sociedad; deseo que, para todo esto se cumpla, comencemos por establecer un sistema educativo que ponga en valor a la persona como tal, con sus virtudes y sus defectos y se eduque para aumentar las primeras y ser comprensivos con los segundos. No guardo rencor a un régimen que permitió que mientras yo perdía el tiempo en la garita de un cuartel de la “puta mili” mis compañeras de carrera  pudieron optar a preparar oposiciones y muchas de ellas las aprobaron, que no todo fue tan malo tiempos ha, feministas de pacotilla.


En fin, dejando claro que soy “feministo”  y que no me siento representado por quienes, hombres o mujeres, politizaron una reivindicación de toda justicia por la que  también muchos hombres y mujeres  trabajando y en silencio luchamos por conseguir, quiero recordar aquella  anécdota en la que unas personas hacían terapia de grupo  describiendo cada una cual era su trabajo, sus aficiones etc. Uno de ellos, después de oír  cómo se expresaba una lesbiana, comenzó su intervención diciendo: Me llamo Manolo, soy albañil y acabo de descubrir que también soy lesbiano. Pues eso.

 

miércoles, 6 de marzo de 2019

DEL CARNAVAL A LA CUARESMA




DEL CARNAVAL A LA CUARESMA

Escribo esto el martes de carnaval, último día de la semana de jolgorio, lujuria y gula que dio comienzo el jueves lardero y que da paso a una cuarentena de penitencia y arrepentimiento, acompañados de ayuno y abstinencia, con el que el mundo cristiano se prepara para celebrar la Pasión de Cristo y la Pascua de Resurrección. 

Será mañana, miércoles de ceniza, cuando en la liturgia católica se nos recuerde que somos mortales, de dónde venimos y a dónde vamos “polvo eres y en polvo te convertirás”.  El carnaval culminará su resaca lamentando su final con el entierro de la sardina y  será el día en que triunfe doña Cuaresma sobre don Carnal como así nos lo describía Juan Ruiz, Arcipreste de Hita el “El Libro del Buen Amor”:

"De mí, doña Cuaresma, justicia de la mar,
"alguacil de las almas que se han de salvar,
"a ti Carnal goloso que no te piensas hartar,
"te envío el Ayuno para que te desafíe en mi nombre:

"De hoy en siete días tú y toda tu gente
"os veréis conmigo en el campo de batalla;
"y hasta el Sábado Santo estaremos en guerra
sin cuartel "de muerte o lesión no podréis escapar 
 
Comienza la cuaresma con un recorrido de cuarenta días (los domingos no cuentan) hasta el 18 de Abril (Jueves Santo) antes de la ceremonia que recuerda la “Ultima Cena” y aunque en sus primeros tiempos (se celebra así desde el siglo IV) se caracterizó por la rigidez de la penitencia y el ayuno, con los años fueron suavizándose las costumbres y hubo épocas en las que el ayuno no era penitencial sino mal endémico y la abstinencia vino a privar del consumo de carne sobre todo a nobles y clérigos a los que la cuarentena era la medicina preventiva contra su enfermedad más frecuente, la gota.

La Bula de la santa Cruzada fue concedida a los Reyes  Católicos por el Papa Julio II en 1509 y permitía liberarse de la obligación del ayuno y la abstinencia a cambio de una limosna (con precio mínimo establecido). Se vendía en las parroquias hasta que en 1966 y tras el Concilio Vaticano II, la Iglesia española la suprimió, con gran quebranto económico para algunas parroquias. No obstante, con o sin Bula la cuaresma tenía en la cocina un aliado generoso, el potaje de cuaresma, con garbanzos, bacalao, espinacas y rellenos, como anticipo de lo que había de ser la repostería típica de la Semana Santa, original y rica en todos los pueblos de España.


 Oración, ayuno y limosna son los tres pilares sobre los que la Iglesia recomienda centrar este periodo de reflexión y arrepentimiento. Desgraciadamente muchas de las costumbres de nuestros antepasados, religiosas o laicas, van desapareciendo con los nuevos tiempos y la cuaresma, a diferencia de otras celebraciones similares de religiones ancladas en la Edad Media, se ve reducida al ambiente rural y en menor cuantía al urbano.

Aunque la Semana Santa siga siendo en España la mayor manifestación religiosa, cultural y artística del año, la preparación personal para la misma que supone la cuaresma no se corresponde con ella, lo cual viene bien a quienes quisieran hacer desaparecer de la  sociedad todo vestigio de sentimiento religioso y celebraciones religiosas de carácter cristiano. Hoy la moda para nuestros políticos de izquierda es halagar al Islam y facilitar su  propagación.

En el secular enfrentamiento entre la media luna y la cruz, la cerril izquierda española se decanta por los primeros por aquello de que el enemigo de mis enemigos es mi amigo; de ahí las felicitaciones  de Pedro Sánchez o Pablo Iglesias a la creciente comunidad musulmana con motivo de la celebración del Ramadán, cosa que no hacen con la mayoría cristiana española en la celebración de la Pascua de Resurrección, la mayor celebración del mundo cristiano; todo lo contrario, pronto saldrán a la calle las de la procesión del clítoris y otras similares, ofendiendo y haciendo escarnio de nuestras creencias religiosas.

Claro que, eso pueden hacerlo en una sociedad políticamente permisiva y débil como la nuestra y  a una religión, la cristiana, donde te dicen que si alguien te hiere en una mejilla presentes la otra. En el Islam y por lo mismo, “te hacen el cuello”.