domingo, 28 de octubre de 2012

Opinión ,19/08/20121 "ILLUMINATUS" GORDILLO

"ILLUMINATUS"  GORDILLO

Dice un dicho popular “éramos pocos y parió la abuela”. No teníamos bastante con la “prima de riesgo”, las Cajas quebradas y las autonomías arruinadas que nos ha salido un brote verde de estilo zapateril que pretende convertir Marinaleda en un nuevo paraíso terrenal de “Adanes” ociosos y proletarios de manual. La foto, publicada en ABC, de Gordillo arrodillado con los brazos en cruz, mirando al cielo en actitud suplicante y rodeado de acólitos paniaguados podría servir de portada a un libro de “historia del esperpento”. Ha bastado a la izquierda residual tocar poder en Al-Ándalus para que los bandoleros salgan de la sierra atropellando a troche y moche con un discurso raído de hace cien años.

Al grito de “UHP”, recordaba mi abuela, puño en alto y patada en la puerta arrasaban despensas y corrales la furriela miliciana, muriendo algunos de ellos en el reparto y otros de indigestión. El nuevo cabecilla miliciano del frente popular andaluz, retoma la estrategia de sus abuelos y lanza a sus sicarios al robo y al saqueo de supermercados, causando daños a los trabajadores a los que dicen defender y con la única escusa de que hay andaluces sin trabajo que pasan hambre. El “mesías” de Marinaleda ha descubierto las Américas. Ha instalado en el pueblo un sistema estalinista donde se purga a los disidentes de pensamiento, palabra y obra y lo ha convertido en el paraíso de la holgazanería toda vez que aún trabajando un día al mes, este se cobra completo, gracias no al trabajo sino a la subvención. Así soy comunista hasta yo y empiezo ya a contemplar la posibilidad de empadronarme en ese insólito municipio.

El PER es el cáncer que ha corroído Andalucía estimulando a la gente a vivir del cuento. Sus vecinos del norte, los manchegos, fueron abandonando el campo a partir de los años sesenta y siguen haciéndolo, buscándose la vida en las ricas tierras levantinas o los núcleos industriales. Los jornaleros andaluces siguen allí, con una mano atrás y otra delante, esperando el maná diario del PER y el curro en “La Pesoe”. Recuerdo que, a mediados de los ochenta dirigía yo una oficina de Correos en una población de unas quince mil almas muy próxima a Sevilla. Cada mes se pagaba el PER con presencia necesaria de la Guardia Civil y aguantando no sé cuántos calificativos diferentes para mi madre.

Había familias que ingresaban mensualmente unas 300.000 Ptas. de las de 1985 entre todos sus miembros, habiendo firmado, que no trabajado, veinte días en cualquier sequeral de un corrupto patrón que sacaba más dinero poniendo el cazo que explotando la finca. ¿A alguien en esta situación y en su sano juicio se le ocurriría cruzar Despeñaperros para buscar trabajo?. Por supuesto que no y allí siguen. “La Pesoe” les ha mantenido el rancho. Cuando los descamisados del comunismo residual han tocado poder, sus brabucones dirigentes han pensado que todo el monte es orégano y han lanzado sus huestes al pillaje mientras ellos se lo afanan a la sombra del cargo y del presupuesto. “Naranjas de Andalucía, se roban de noche, se venden de día”, se oía gritar en las esquinas sevillanas a decenas de discípulos de Gordillo que a la puesta del sol montaban en la “Derbi” o la “Rieju” y volvían al rato con la caja llena.

Los jornaleros andaluces se pasan la vida ocupando fincas que después hay que trabajar, así que todo se queda en la ocupación. Cuando Franco estableció los asentamientos de la Obra Sindical de Colonización creando cientos de pueblos dedicados a la explotación de miles de hectáreas de nuevos regadíos, Andalucía y Badajoz fueron los más privilegiados, dándose la circunstancia de que al cabo de veinte o treinta años los colonos se habían reducido a la mitad y siguieron explotando las parcelas de aquellos que no encontraron en el trabajo la razón de su existencia. ¿Qué es lo que reclaman ahora?, ¿Por qué en la Sierra del Segura albaceteña apenas si se encuentra un hombre para dar una peonada y en cambio, al cruzar el rio y entrar en Jaén o Granada están las plazas llenas de ellos?.

Ya está bien de vivir del cuento a costa del resto de los españoles. Al iluminado Gordillo y a sus secuaces hay que pararles los pies porque, que se sepa, este sigue siendo un Estado de derecho que no puede consentir que las bandas de salteadores sean institucionales, promovidas, dirigidas y azuzadas por representantes elegidos en las urnas.

La Defensora del Pueblo, Soledad Becerril, ha tenido que salir a dar la cara por las trabajadoras maltratadas mientras los maricomplejines del Gobierno permiten que las fuerzas de orden público sean meros espectadores de la locura de un mamarracho, que está dando una imagen de España justamente contraria a la que necesitamos, permitiéndose incluso pedir la dimisión de la Defensora misma y amenazando con nuevos actos de pillaje e insumisión a la ley y la autoridad.

Si grave es la actitud permisiva del Gobierno, más grave y vergonzosa es la de los líderes comunistas, Valderas, Llamazares y Lara justificando desde sus cargos institucionales la comisión de un delito y dando alas al esperpéntico Gordillo para continuar sus tropelías. Cayo Lara sale diciendo ahora más o menos que él no ha sido, que este no es el camino pero que lo acaecido ha sido positivo y ha dado sus frutos. SAT o UHP, ¿qué más da?

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