domingo, 28 de octubre de 2012

Opinión, 16/09/2012 ESTA ESPAÑA DA MIEDO

ESTA ESPAÑA DA MIEDO

Larga va a ser la resaca del “11-S”. en Cataluña. La Diada de este año ha hecho soñar a muchos insensatos. Pancartas en catalán: “Catalonia, nou estat d’Europa”; en inglés: “Goodbye Spain”, “Catalonia is not Spain” e incluso en castellano: “España, este expolio es genocida” y “Vuestro odio es nuestro adiós”, con las que han desfilado desde los independentistas del SI y ERC hasta los meapilas de CIU, apoyados por UGT y CCOO, el PSC y la bendición apostólica de la Iglesia Catalana, nacionalista, representada por el abad de Monserrat. Ahora va en serio, ha empezado la guerra abierta contra España. Ya no se disimula. Ya cuenta con todas las bendiciones. La secesión, dice Más, es inevitable. Me preocupa el texto de las dos pancartas en castellano, “España, este expolio es genocida”, recoge el fruto de la maniobra de Artur Más para cargar sobre el resto de España las consecuencias de no haberse sabido administrar los catalanes, a los que socialistas e independentistas han llevado a la ruina. Ha sido hábil para hacer creer a la gente que los males vienen de España porque se les niega el pan y la sal. Su discurso populista llega a todos, a los fascistas de SI y ERC, a los parados, a las “marujas” y a los nuevos conversos al catalanismo, moros incluidos. La otra pancarta, “Vuestro odio es nuestro adiós” no hace sino mostrar el engaño de los “nazionalistas”, que de tanto repetirlo han hecho creer al pueblo que en España se les odia, convirtiendo lo que empezó por una batalla fiscal por “la pela” en una guerra santa contra todo lo español.

Zapatero, el PSOE y el Tribunal Constitucional desde Madrid dieron alas al nacionalismo fascista. Montilla y el PSC desde Barcelona se echaron en sus brazos y ahora el iluminado Más viene a recoger el fruto de tan irresponsable debilidad. La independencia catalana está servida por la vía de los hechos consumados, que los gobiernos de Madrid no han sabido atajar o no han tenido coraje para hacerlo. Los catalanes se han pasado las sentencias del Supremo y del Constitucional por el arco del triunfo. Han impuesto el idioma por la fuerza en la administración y la enseñanza y no tardarán mucho en analizar, como los vascos, la pureza de sangre para que haya catalanes de raza frente a charnegos, moros, gitanos y otras etnias. Ya de hecho se dificulta o impide el acceso de cualquier no catalán a puestos administrativos o de responsabilidad tanto en la administración como en la empresa. Se boicotean los productos rotulados en castellano y se recomienda no comprar nada español. La bandera española es ya un insulto y si algún catalán decide entrar en el ejército o cuerpos de seguridad su familia es repudiada por la comunidad. El mal parto del Estado autonómico y la ilógica de la ley electoral pueden conducirnos antes de lo que pensamos a un derramamiento de sangre. En las Vascongadas, el Plan Ibarretxe fracasó porque era época de bonanza y mucha gente miraba para otro lado; hoy hubiera sido diferente. De nuevo Zapatero y el Constitucional dieron un balón de oxígeno al “nazionalismo” vasco y de aquí a muy poco los etarras ocuparán Ajuria Enea. La independencia de los vascos llegará igualmente por la vía de los hechos consumados.

Idioma, raza y bandera, acompañados de una historia reescrita a su antojo, son las señas de identidad de este nuevo fascismo que corroe los cimientos de las sociedades vasca y catalana. El modelo es idéntico en ambas a excepción de la actividad terrorista que tuvo menor acogida en la segunda. Los resultados igualmente a la par. Poco a poco los partidos de corte nacional irán siendo arrinconados para dar paso a partidos totalitarios y fascistas, que gobernarán ambas, no sin antes haberse depurado entre ellos con mil escaramuzas.

El bodrio de Constitución de 1978 en su contradictorio artículo 2º recoge el concepto de nacionalidades dentro de una nación o nación de nacionalidades: “La Constitución se fundamenta en la indisoluble unidad de la Nación española, patria común e indivisible de todos los españoles, y reconoce y garantiza el derecho a la autonomía de las nacionalidades y regiones que la integran y la solidaridad entre todas ellas”. Al tiempo que defiende la unidad de la nación española, da pie a que alguien vuelva la vista siglos atrás y pretendan ser ahora lo que nunca fueron, con la connivencia de los Gobiernos, el Parlamentos y la Justicia.

Da miedo esta España y más después de oír al Presidente Rajoy en su entrevista del lunes en TVE y las declaraciones de la Ministra Soraya después de la Diada, únicamente preocupados por el frente económico y en continua huída del frente político, dejando hacer a su antojo a filoetarras, bandoleros, díscolos y separatistas. La actitud de la Audiencia Nacional frente a ETA tampoco permite albergar muchas esperanzas.

Da miedo porque catalanes y vascos no van a ceder en su empeño secesionista y los Gobiernos, anteriores y presente, mirando para otro lado han permitido que cada día se dé un paso más en la desintegración de esta “indisoluble y unida” nación Española.

Da miedo porque llegado el momento alguien tiene que salir en defensa de ese artículo 2º de la Constitución, ¿pero quién?, ¿este Gobierno acomplejado que no es capaz de poner en solfa ni a las Comunidades gobernadas por los suyos?, ¿El Tribunal Constitucional por sí solo?, ¿el Ejército quizás, convertido en ONG por la aversión y el miedo que hacia él siente toda la izquierda o la tan recurrida Guardia Civil?, ¿El PSOE y la izquierda estalinista que presentarán la alternativa del Estado federal?

Da miedo pensar que nadie, absolutamente nadie, salga en defensa de lo que hasta hoy es España. Si Dios no lo remedia, la vía de los hechos consumados en Vascongadas y Cataluña acabará con ella.

MAPA SEPARATISTA DE ESPAÑA

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