miércoles, 29 de enero de 2014

ESPAÑOLES: BLAS PIÑAR HA MUERTO


¿ES HORA DE DAR EL SIGUIENTE PASO?

A los 95 años, el fundador de Fuerza Nueva y líder de la ultraderecha en la transición, ha muerto en su casa de Madrid. Para los que no lleguen a los cuarenta y tantos este personaje no les dirá nada, es más, se asombrarán al saber que en la España de la transición hubo algún movimiento o partido de extrema derecha, el más representativo de ellos, Fuerza Nueva, fundado por Blas Piñar en Octubre de 1976 y disuelto en Noviembre de 1982.
Blas Piñar fue tras la muerte de Franco el defensor de una causa perdida. Permaneció fiel al Movimiento sin acatar nada de de lo que él consideró un cobarde suicido político de los herederos del  franquismo. Él creyó en un franquismo sin Franco y en el convencimiento de que el dictador lo había dejado todo atado y bien atado , se lanzó con gran alarde de energía personal a poner en tela de juicio  a los que cedieron a las presiones de los movimientos de izquierda  y al plan del nuevo Monarca de olvidarse de quién lo puso y crear una España para todos pero contando con todos.
No acertó Blas Piñar en  su pronóstico. La sociedad española había interiorizado la música del “Libertad sin ira” y ya no era posible la marcha atrás. El lema de Fuerza Nueva “Dios, Patria y Justicia” podía haber sido válido de haberse desprendido de todo el envoltorio franquista. El lema era perfectamente defendible pero sin Franco ni nada que lo recordase. El mensaje del harakiri de las Cortes franquistas había calado igualmente en el pueblo, que se dio cuenta al momento de que no tenía sentido vivir mirando al pasado y dejó el protagonismo a las corrientes liberalizadoras capitaneadas por Suarez bajo el mandato del Rey. No había lugar para la ultraderecha porque no tenía sentido salvo por su carga nostálgica.
El 20 de Noviembre de 1982, tras el golpe de Tejero y la pérdida del escaño en el Congreso, Blas Piñar decidió disolver Fuerza Nueva, desapareciendo con ellos el discurso de la involución o  quedando limitado a grupúsculos residuales que aún perviven. Aquel no era el momento. La sociedad no lo demandaba sino todo lo contrario. Solo sirvió para cerrar los pasos durante muchos años a una nueva derecha que pudiera surgir de la insatisfacción y el descontento con esa  derecha organizada con los conversos del franquismo y la democracia cristiana que dio origen a la que ahora nos gobierna.
Si entonces no se acertó en la oportunidad, hoy cada día se muestra más necesaria una derecha a la derecha del PP, vacía de nostalgias de glorias pasadas, alejada de los postulados fascistas  y del nacionalcatolicismo, con la cabeza y los pies en el Siglo XXI y cuyo lema pudiera ser “Patria, Justicia y Libertad”, dejando  de poner a Dios como testigo de sus actos y reservándole su lugar en la intimidad de cada persona.
 Un partido que ponga la unidad de España como encabezamiento de su ideario, en manifiesta oposición a quienes transijan con el separatismo vasco-catalán y el terrorismo de ETA. Un partido que luche contra la corrupción política e institucional, que abogue por el final de la división de España en reinos de Taifas, que vuelva, dentro de los más puros principios democráticos, al modelo de Estado unitario donde la solidaridad interregional y la justicia distributiva sean una constante. Un partido que, sin caer en actitudes xenófobas, ponga a cada cual en su sitio y no consienta que los derechos individuales de los españoles sean pisoteados por colectivos foráneos que atentan contra nuestra cultura y nuestras costumbres. Un partido que, respetando la permanencia en organismos supranacionales y más concretamente en la UE y en la OTAN, trabaje para colocar a España en el lugar que le corresponda, sin que la fuerza de la burocracia europea controle cada movimiento de nuestras vidas. Un partido que haga del nacionalismo español el parapeto contra los nacionalismos alemán, inglés o francés. Un partido que, defendiendo la riqueza lingüística de las regiones españolas, permita que todos seamos capaces de entendernos en una única lengua, luchemos bajo una única bandera y forjemos un modelo de Estado en el que las diferencias sirvan para enriquecer no para dividir.
Hoy es posible pensar en esto, antes no. La acomodaticia derecha gobernante, sin dejar de mirarse al ombligo, está permitiendo que esta vieja piel de toro se cuartee y acabe hecha girones. La apatía, la falta de amor propio, la pereza, la relajación de los valores  y una cobardía extrema son, entre otros muchos, los pecados capitales de una derecha  gobernada por una élite adormecida e irresponsable, que hace dejación de sus principios y de sus deberes.

Antes no era posible; ahora sí. 

Paco del Hoyo. "Arriba Periscopio" 

No hay comentarios: