domingo, 30 de junio de 2013

PREFERENTES Y OTRA COSAS


DE LAS PREFERENTES Y OTRAS COSAS DE LA BANCA
Plataforma de afectados por preferentes
Si se trabaja o se está próximo al mundo de la banca, a veces ve uno cosas de las que intuye cual va a ser su resultado pasado el tiempo. Un indicador inequívoco de la mala situación de cualquier entidad bancaria era sufrir su competencia en materia de precios. Cuando en el mercado se compraba el dinero a un precio y una entidad bancaria pagaba el doble o el tripe por obtenerlo, era un indicador claro de que esa entidad tenía dificultades para financiarse en el sistema y tenía que echar mano de los fondos de particulares, pagándolos a precios muy superiores a los del mercado. La mala práctica bancaria llevaba también a estas mismas entidades a ofrecer créditos a tipos inferiores a la media del mercado, en la mayor parte de los casos en operaciones con alguna connotación política o amistosa y a bajar la guardia en el control de la morosidad. Este desenfoque del negocio bancario, comprar caro y vender barato llevó a la ruina a más de una Caja de Ahorro, que además gastaban de forma incontrolada y sobreponían el amiguismo al análisis serio de cualquier riesgo.

Nuestra Caja manchega, así como otras que operaban el mercado albaceteño fueron unas de las que cayeron en este error de gestión y ficticiamente se fueron defendiendo mientras la morosidad se mantuvo en límites aceptables, estrechando los márgenes de beneficio hasta extremos tales de no poder seguir operando. Cuando llegaron las vacas flacas y la morosidad alcanzó niveles de escándalo, en su mayor parte por grandes operaciones por financiación de macro-proyectos, los resultados y la solvencia se vinieron abajo, sin menoscabo alguno de sueldos millonarios y obras sociales acomodadas a los intereses políticos del entorno. Lo que vino después ya lo conocemos y las consecuencias están pagándolas quienes simplemente aportaban su trabajo sin más dedicación ni responsabilidad.

Fue la primera pero no la única
Esta huída hacia delante a la hora de captar dinero a cualquier precio encontró un terreno abonado en algunos colectivos como los pensionistas y los subasteros. Ya no solo las entidades bancarias sino otras de carácter no financiero como Afinsa o Forum Filatélico impusieron una práctica salvaje de captación de fondos, aprovechando la ignorancia codiciosa o la codicia ignorante de tantos y tantos ambiciosos mal aconsejados. Los clubs de jubilados fueron el mejor terreno para sembrar la semilla de la estafa y frases como “pues a mí en tal sitio me dan más” corrieron como reguero de pólvora de uno a otro. Desde la banca responsable se aconsejaba no caer en trampas de fácil acceso. Cuantas veces se les habrá dicho que cuando las patatas están en el mercado a un euro y alguien va vendiéndolas a cincuenta céntimos, o están a punto de pudrirse o son robadas o las dos cosas a la vez.

La popularidad alcanzada por los fondos de inversión eclipsó al tradicional depósito a plazo ya que en su mayor parte fueron vendidos como productos de alta rentabilidad y absoluta disponibilidad. La inversiones en productos de seguros, sellos, fondos y preferentes cambiaron completamente el clásico sistema de ahorro, basado en el depósito a plazo con interés fijo y pago trimestral. Las preferentes son una modalidad de deuda sin plazo definido y cuyos intereses dependen de los beneficios obtenidos por la entidad emisora. Han sido muy utilizadas por las cajas de ahorro, que ofrecieron en los años de vacas gordas una alta rentabilidad y que con la caída de las mismas se ha desvelado la auténtica naturaleza del producto, no garantizado por el Fondo de Garantía de Depósitos como otros productos tradicionales a la vista o a plazo…

Los abuelos deben extremas las precaunciones
En el entramado de la relación Caja-cliente todos tuvieron alguna parte de culpa y digo Caja porque han sido ellas las que, con sus intervenciones o quiebras, han puesto en peligro la credibilidad del sistema bancario español. El binomio empleado de banca y cliente ambicioso es el caldo de cultivo de las operaciones bancarias de dudosa factura. Cuando coincide un director o gestor comercial de sucursal bancaria, presionado y obligado a vender determinado producto, del que muchas veces hasta desconoce sus entretelas y por otra parte el cliente ávido de intereses al que se le llenan los ojos de números, la catástrofe está asegurada. Es cierto que en muchos casos el cliente se ha dejado llevar por la confianza en el gestor bancario y lo ha dejado todo en sus manos, como también es cierto que en muchos casos estos gestores bancarios desaprensivos se han aprovechado de esa confianza, amparándose en la frecuente movilidad geográfica que les aseguraba no tener que dar la cara ante el cliente llegado el momento.

Los movimientos reivindicativos surgidos recientemente contra la llamada mala práctica bancaria, haciendo responsable a la banca de todas y cada una de las operaciones que resultaron infructuosas para los clientes, podrá contar con la fuerza de los numerosos afectados pero no con la fuerza de la razón. Por cada abuelo al que el director de sucursal ha utilizado o engañado, hay una gran mayoría de clientes que sí sabían donde se metían y antepusieron la rentabilidad al riesgo. Otros muchos que con capacidad suficiente para descifrar el farragoso contenido de los contratos bancarios, hicieron caso omiso de los mismos y se dejaron llevar por los argumentos y cegados por los réditos. Hoy más que nunca, por la complejidad de los diferentes tipos de productos de inversión o ahorro, se hace más necesaria la información y decisiva la interpretación de cada contrato, que el mundo de la banca como el de los seguros llenan de letra pequeña casi ininteligible por su tamaño y tono de color. No es lo mismo tratar con un gestor comercial o director que lleva años en una misma sucursal que con el joven y trepa comercial al que lo único que le interesa es conseguir sus objetivos pese a quien pese y caiga quien caiga.
  
Hay que estudiar cada caso individualmente
La gente debe asumir sus errores lo mismo que celebra sus aciertos. Cuando los intereses trimestrales engordaban cada vez más las cuentas nadie se planteaba que pudiera ser o no un producto de riesgo. Ahora que las cosas van mal se pretende que la banca, con la garantía de todos los españoles que al final vamos a pagar el rescate, considere que todo fue debido a su mala práctica y que los clientes fueron ajenos a este tipo de operaciones. Habrá que delimitar responsabilidades estudiando detenidamente cada caso pero no se puede hacer tabla rasa haciendo pagar a todos la avaricia de unos pocos.

Francisco del Hoyo, articulista del diario EL PUEBLO de Albacete
"Opinión El Pueblo de Albacete" 30/06/2013






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