domingo, 17 de noviembre de 2013

¿HACIA EL HORARIO DE GREENWICH?


Volvemos al horario que nos corresponde


La Comisión de Igualdad del Congreso va a solicitar del Gobierno que estudie la posibilidad de adaptación del horario actual español al que geográficamente le corresponde que es el del meridiano de Greenwich y el que tienen en Canarias. Con ello pretende aproximarnos a nuestro entorno geográfico y sentar las bases para una adaptación de los horarios y el modo de vida a lo que ahora se lleva en la UE. La globalización impone cambios de formas y costumbres que permitan llevar una vida  más equilibrada, más racional, más cómoda y más familiar.
El horario actual, impuesto por Franco en 1940 por razones que no viene a cuento discutir, se mantuvo con los años a excepción de las Islas Canarias. Ya en  la I Guerra mundial se comenzó a hacer el cambio dos veces al año para aprovecha mejor la luz solar. En España el cambio se implantó en 1974 y desde el año 2000 en toda la  UE estableciéndose las mismas fechas para todos los países miembros.
El Ministro de Economía ha afirmado que no va a quedar en saco roto y que se va a estudiar el proceso  y por su parte el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad junto con la Federación de Municipios y Provincias van a implantar en cambio en doce municipios piloto, cambio que no solo  se limitará a la hora sino a los horarios laborales y otros aspectos de la vida diaria.
Husos horarios europeos

Como siempre,  basta que lo diga el Gobierno para que la oposición vaya a la contra según aquello de “de qué se habla, que me opongo”. El PSOE y IU se abstuvieron en la votación de la Comisión de Igualdad del Congreso;  primero porque no pueden ponerse en contra de algo tan racional, segundo porque les molesta que sea un partido de derechas quién afronte este asunto para adaptarnos al entorno y conciliar la vida familiar, alcanzando cuotas de igualdad que no consiguieron los que más las pregonaron   y participaron en el gobierno anterior. Por otro lado están los que se oponen porque dicen que es una barbaridad que en Barcelona se haga de noche a las cuatro de la tarde actuales.
Para unos y para otros argumentos sobran. Para estos últimos, recordarles que el sol sale y se pone cuando le toca, luciendo en inviernos menos tiempo que  en verano. El horario lo ponemos nosotros. El hombre primitivo no tenía reloj. Se levantaba al alba y se recogía al ocaso; muchos animales lo siguen haciendo. Somos nosotros los que hemos impuesto un horario para regir nuestro complicado mundo pero yo conozco mucha gente del medio rural que no utiliza para nada el reloj y se rige por la posición del sol.
Para los primeros, no se trata de un cambio de horario sin  más; de hecho lo que en verdad se pretende puede hacerse igualmente sin cambiar de hora, porque de lo que se trata es de cambiar de costumbres y adaptar nuestro ritmo de vida al todos nuestros vecinos, aunque ello conlleve una pérdida de parte de nuestra identidad y nuestra forma de vida.  Lo que pretende la Comisión para la Racionalización de los Horarios, es cambiar en profundidad  las costumbres laborales de los españoles, estableciendo las jornadas continuadas con un breve descanso para comer y conciliar la vida familiar facilitando con ello una vida mejor compartida que ayude a la vez a mejorar el índice de natalidad.
Bien por Forges. Ni empresarios ni políticos. esto ya es cosa de los Reyes Magos

Decía el portavoz del PP Alfonso Alonso que en España hay un problema de competitividad y calidad de vida. No por estar más horas en el trabajo se rinde más;  a veces ocurre todo lo contrario. El horario español no ayuda a tener una mejor calidad de vida sino a ir siempre de cabeza, estresados, sin apenas tiempo libre para dedicar a hobbies o a la familia. Las jornadas partidas en España son nefastas. Cuando un trabajador tiene que hacer un receso en sus actividad con una duración de dos y hasta tres horas, no solo tiene tiempo para comer sino también para aburrirse porque el resto es tiempo muerto, que de ser jornada continuada, comería en treinta o cuarenta minutos y seguiría trabajando, adelantando la salida y teniendo la oportunidad de disfrutar de su familia o sus aficiones.
No tiene sentido alguno que comercio comience su actividad a las diez de la mañana, haga un corte de tres horas al medio día y luego permanezca abierto hasta las ocho o las nueve de la noche. Menos sentido las grandes superficies comerciales con doce horas laborales pero igualmente a partir de las diez de la mañana, con mil turnos diferentes, multitud de horas muertas y a veces imposibilidad total de plantearse la formación de una familia por la cantidad de elementos incompatibles. El comercio en los países de la UE abre a las ocho y cierra a las seis de la tarde generalmente. Durante esas horas no se cierra y el personal se turna para comer en periodos de media hora o poco más.
En España Iberdrola ha sido la primera gran empresa en adaptar los horarios al sistema europeo, de 7:30 hasta las 15:30 con un margen flexible de media hora y reconocen que ha aumentado considerablemente la productividad. Poco a poco se irán convenciendo de que este es el futuro a pesar de que cada día sean menos los que puedan echarse la siesta. Un matrimonio que trabajen los dos y tengas horarios flexibles pueden permitirse el que entra después llevar a los niños al colegio y el que sale antes recogerlos y a partir de las cinco o las seis de la tarde ya está toda la familia en casa.
Si llegásemos a esta situación idílica España sería diferente

No se trata pues de cambiar una hora arriba o abajo. Se trata de cambiar nuestra forma de vida y va a ser en las ciudades donde antes se empiece a notar, lo que ha de ahondar más en la diferencia del mundo urbano y el rural ya que en este último los cambios siempre son más lentos y las necesidades muchas  veces distintas.
Veremos cual es la experiencia de esas doce poblaciones piloto y confiaremos en que todo esto no se quede solamente en una idea y se haga realidad. Va a ser necesaria la complicidad de empresas y trabajadores y sobre todo de una nueva legislación para la actividad laboral y la conciliación familiar. No es proceso de un día pero es imparable. Adiós a los largos almuerzos, comidas copiosas, horas muertas, siestas, tapeo vespertino, telediarios que terminan a las once  de la noche y películas que empiezan a esa hora. Estamos en Europa, nos están colonizando económica y culturalmente. Es el precio por seguir en la UE. Suerte para los catalanes que como quieren empezar a partir de cero, le pondrán hora de salida al sol  y la celebrarán cogidos de la mano formando círculos y bailando sardanas. Españoles, Europa ha vuelto.

Francisco del Hoyo, articulista del diario EL PUEBLO de Albacete. Opinión Domingo, 17 de noviembre de 2013

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