domingo, 24 de noviembre de 2013

¿ES NECESARIA LA LEY DE HUELGA?

El derecho a la huelga no puede suplantar los derechos de los ciudadanos
¿Es necesaria la ley de huelga?

Mal comienzo para el anteproyecto de ley que Mariano Rajoy ha encargado al Departamento de Fátima Báñez. Mal comienzo porque lo que el Presidente quiere no es complicarse con una nueva ley de huelga sino regular los servicios mínimos; eso es lo que ha dicho. Pero resulta que la oposición, que no esperaba esta salida del Presidente, se rasga las vestiduras pretendiendo hacer creer a la plebe que lo que Rajoy pretende es hacer de forma encubierta una ley de huelga que restrinja aún más los derechos de los trabajadores. Acusan al Presidente de oportunista y de aprovechar el "calentón" de la huelga de Madrid para tomar represalias contra los trabajadores. Los sindicatos mayoritarios por su parte aprovechan el anuncio del Presidente para armar la marimorena y silenciar sus mil y un escándalos; encima tienen suerte y con la ayuda del nuevo juez estrella de la Audiencia Nacional consiguen cargar las tintas contra Rajoy y el PP y desviar la atención de sus escándalos.
El sindicalismo español está enfermo y lastra todo proceso de desarrollo y modernización
Una ley de servicios mínimos así sin más poco va a solucionar. Va a quedar como una reforma de la ley de huelga, sin serlo. La oposición y los sindicatos no van a aportar nada porque se van a negar en rotundo a negociar y va a retrasar si no impedir acometer en serio la reforma de la ley de 1977. Hasta el momento, CIU, PNV, UPyD y la Patronal han dado a entender su disposición para acometer dicha reforma. Desde el PP se oyen voces y no solo la de Ana Botella sino la de Núñez Feijóo entre otros, que reclaman reformas en leyes de especial trascendencia como es la propia ley de huelga y la ley electoral.
De cualquier forma si se aplicara lo dispuesto por el Real Decreto Ley de Relaciones Laborales de 1977 no haría falta dedicar tiempo a este asunto habiendo otras prioridades. Lo grave está en que esta ley no se cumple.
Los Comités de Huelga deben hacer respetar el derecho del trabajador de acudir al trabajo
No se respeta el derecho del trabajador a no hacer huelga (Artículo seis. Cuatro. Se respetará la libertad de trabajo de aquellos trabajadores que no quisieran sumarse a la huelga).
Los piquetes informativos no son informativos sino salvajemente coactivos y violentos (Artículo seis. Seis. Los trabajadores en huelga podrán efectuar publicidad de la misma, en forma pacífica, y llevar a efecto recogida de fondos sin coacción alguna).
De los destrozos y daños en bienes y equipos deben responder los Comités de Huelga
Los huelguistas atentan contra las propiedades empresariales causando daños en los mismos elementos y medios que utilizan para su labor de producción sin respetar los servicios mínimos establecidos por acuerdo entre la Empresa y el Comité de huelga (Artículo seis. Siete. El Comité de huelga habrá de garantizar durante la misma la prestación de los servicios necesarios para la seguridad de las personas y de las cosas, mantenimiento de los locales, maquinaria, instalaciones, materias primas y cualquier otra atención que fuese precisa para la ulterior reanudación de las tareas de la empresa).
Las huelgas del sector público y las de empresas que prestan servicios públicos tienen un tratamiento especial en el sentido de que permiten a las autoridades tomar medidas para atajar los daños que puedan producirse a la población. (Artículo diez. ... Cuando la huelga se declare en empresas encargadas de la prestación de cualquier género de servicios públicos o de reconocida e inaplazable necesidad y concurran circunstancias de especial gravedad, la Autoridad gubernativa podrá acordar las medidas necesarias para asegurar el funcionamiento de los servicios. El Gobierno, asimismo, podrá adoptar a tales fines las medidas de intervención adecuadas).
Sobran los comentarios
La decisión de la Alcaldesa de Madrid de encargar a una empresa pública de dar solución a la alarmante situación de salubridad de la ciudad, como la que en su día tomó el Ministro Blanco al militarizar a los controladores aéreos responde a esa potestad de las autoridades, que deben velar por respetar el derecho a la huelga sin menoscabo del derecho a las libertades de los ciudadanos.
Dice la Disposición adicional cuarta: El artículo doscientos veintidós del Código Penal queda redactado en los siguientes términos: «Artículo doscientos veintidós. Serán considerados como reos de sedición:
Primero. Los funcionarios, encargados de la prestación de todo género de servicios públicos o de reconocida e inaplazable necesidad que, suspendiendo su actividad, ocasionen trastornos a los mismos, o, de cualquier forma, alteren su regularidad.
Segundo. Los patronos y obreros que, con el fin de atentar contra la seguridad del Estado, perjudicar su autoridad, o perturbar su normal actividad, suspendieren o alteraren la regularidad del trabajo.»
Con frecuencia hemos sufrido huelgas de colectivos privilegiados en fechas que han causado graves daños a la economía nacional, Maquinistas de Renfe, Pilotos de Iberia, Controladores aéreos, Empleados del Metro. Las huelgas periódicas y sistemáticas de estos colectivos, siempre en periodos de puente entre festivos y vacacionales son un atentado contra la población y deberían haberse atajado desde el principio. Si algo bueno hay que reconocer al Ministro Blanco fue poner en orden al colectivo mejor tratado de los empleados públicos, los controladores aéreos, como consecuencia de que el Presidente Zapatero se negara a homologar a los controladores militares.

Al atardecer los representantes sindicales se encierran después de haber estado todo el día pastando

En casos como el de Madrid podremos achacar a los huelguistas su comportamiento salvaje, su incumplimiento de servicios mínimos y muchas cosas más pero jamás podremos dudar de la justicia de su huelga porque también hay que poner en solfa a los empresarios si es que en estos sectores de prestación de servicios se pueden considerar empresarios. Yo entiendo un empresario como un hombre que invierte para producir algo, para construir algo. Alguien preocupado por su empresa, que busca mercado para su actividad y considera su mano de obra como parte elemental de su actividad. En el sector servicios y sobre todo en los de limpieza es donde más abundan los buscadores de negocio, de oportunidades; los de ganar mucho en poco tiempo invirtiendo poco y con las plantillas más inestables del mercado de trabajo. Aquí también debe entrar a saco el Gobierno. Bien es cierto que en la economía liberal no hay lugar para el intervencionismo pero es que ese tipo de capitalismo salvaje también atenta contra la ética del liberalismo.
Sea como fuere, bienvenida sea la preocupación por buscar soluciones y si al final se consigue consensuar con los sindicatos hasta donde sea posible, mejor que mejor.
Francisco del Hoyo,  OPINIÓN, El Pueblo de  Albacete, Domingo, 24 de noviembre de 2013

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