HOY LO PROGRE ES HALLOWENN
España es así,
tenemos la jodida costumbre de renegar de lo nuestro y acoger todo lo que nos
venden, sin reparar en si ello arrastra la pérdida de elementos sustanciales de
nuestra cultura o tradición. Parece ser que aquí lo que está de moda, lo que se
impone, lo progre, es lo que viene del mundo anglosajón, bien del europeo o del
americano y no deja de ser curioso que la izquierda española, que abomina del
imperio americano, acepta modas y costumbres venidas de allí sin el más mínimo
sonrojo.
Desde
Europa, eso que se decía que estaba de Pirineos arriba, nos critican
porque nos echamos la siesta, porque dividimos la jornada laboral en dos
partes, porque nos acostamos tarde, porque vamos a los bares todos los días,
porque nos divertimos haciendo putadas a los animales, sea la cabra o el toro;
en suma, porque somos diferentes, antiguos, derrochadores, juerguistas, porque
tenemos y respetamos las tradiciones, porque creemos en la familia y la
disfrutamos.
La
sociedad moderna anglosajona nos impone modas que no son nuestras y nada tienen
que ver con nuestra cultura mediterránea. Nos tenemos que tragar el panzón,
absurdo e insulso monigote rojo de Navidad, que antes era verde pero a los
yanquis de la Coca Cola les gustó más ese color. Ahora pones un belén en la
casa y los vecinos te tachan de fascista, retrógrado, clerical porque para la
progresía la Navidad no es la celebración del nacimiento de Jesús sino la
llegada de un viejo rechoncho y barbudo, montado en un trineo
tirado por renos que trae regalos a los niño, de tal forma que en España, donde
abundan sobremanera los trineos y los renos, colocamos un rebaño en cada “Corte
Inglés”, en cada Ayuntamiento y en cada plaza.
A la
sociedad moderna anglosajona no le gusta que matemos a los toros según nuestra
costumbre. En cambio ven con buenos ojos que dos hombres se maten en un combate
de boxeo. Han cogido de la cultura mediterránea lo que les ha convenido. No
quieren los toros que vienen de allá la cultura cretense pero adoptan una forma
de combate de gladiadores romanos en un pequeño cuadrilátero de goma.
Con lo
de Hallowenn pasa algo parecido. La deriva americanizada de una antigua
celebración celta se impone en todo el mundo anglosajón y se exporta al resto
de Europa y América en forma de fiesta absurda del terror, la muerte, el
disfraz y la calabaza.
En sus
orígenes fue una fiesta pagana de los celtas escoceses “Samhain”, la fiesta del
fin del verano, en la que se daba paso al tenebroso invierno y los espíritus de
los muertos se mezclaban con los de los vivos encargándose estos últimos
de ahuyentar a los primeros con máscaras y atuendos estrafalarios. Además se
renovaba el fuego sagrado que perduraría en cada hogar a lo largo de todo el
invierno y se hacía acopio de alimentos para sobrevivir al mismo. Esta
celebración, que también tenía su réplica en la sociedad romana fue cristianizada
en los siglos VIII y IX convirtiéndola en la celebración del Día de todos
los Santos el primero de noviembre, quedando la fiesta pagana “All
Hallows Even” (víspera de todos los santos) el último día de octubre.
Tal
celebración pagana se siguió celebrando por los herederos de las tribus celtas
llegando incluso a celebrarse tradicionalmente en España en las montañas
asturianas. Fue a mediados del siglo XIX cuando la emigración escocesa e
irlandesa a los nuevos territorios americanos llevó consigo esta fiesta, que
poco a poco se fue extendiendo por todo el centro y norte de América y en
las islas colonizadas por los ingleses. Se generalizó a principios del siglo XX
cuando el invento de la calabaza hueca iluminada símbolo de la calavera.
La película “Noche de Hallowenn” de John Carpenter estrenada en América en 1978
y rápidamente extendida por todo el mundo, equiparó la fiesta de Hallowenn con
el cine de terror de los muertos vivientes y cosas parecidas.
Volviendo
al principio, repasamos las tres celebraciones en las que me he detenido y
observamos que hay una gran mayoría de hogares españoles que cuelgan de sus
balcones al ridículo barbudo de mil formas y tamaños, El Belén ya no es de
progres y los Reyes Magos llegan muy tarde y mientras tanto hay que entretener
al chiquillerío así que bienvenido Papa Noel, que nos saca de apuros por unos
días y alimenta la ignorancia de una sociedad aborregada e inculta que reniega
de sus principios.
Vemos
igualmente como aumentan los impedimentos legales para mantener nuestra raza de
toro de lidia y como crece el número de enemigos de la fiesta , subvencionados
por todos los españoles a través de asociaciones ecologistas y otros por
razones políticas para desvincularse de todo lo que significa España.
Lo de
Hallowenn ya lo hemos visto estos días. Ya lo celebran hasta en las guarderías
y en los colegios de primaria es tanto o más importante que la fiesta de fin de
curso. Multitud de niños vestidos de muerto tirando huevos a las paredes de
quienes no participamos de esa parodia de lo absurdo. Lo que siempre fue una
fiesta familiar hasta con su propia variedad de comida y dulces a la vez
que recordatorio de quienes nos dejaron, se ha convertido en un inmenso
jolgorio impuesto por la publicidad y el mercantilismo americano al que no
somos capaces de renunciar ni atajar. Me rio yo de los antiamericanos de
boquilla.
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