domingo, 3 de noviembre de 2013

DE HALLOWENN , PAPÁ NÖEL Y OTRAS IMPORTACIONES

HOY LO PROGRE ES HALLOWENN


 
España es así, tenemos la jodida costumbre de renegar de lo nuestro y acoger todo lo que nos venden, sin reparar en si ello arrastra la pérdida de elementos sustanciales de nuestra cultura o tradición. Parece ser que aquí lo que está de moda, lo que se impone, lo progre, es lo que viene del mundo anglosajón, bien del europeo o del americano y no deja de ser curioso que la izquierda española, que abomina del imperio americano, acepta modas y costumbres venidas de allí sin el más mínimo sonrojo.
Desde Europa, eso que se decía  que estaba de Pirineos arriba, nos critican porque nos echamos la siesta, porque dividimos la jornada laboral en dos partes, porque nos acostamos tarde, porque vamos a los bares todos los días, porque nos divertimos haciendo putadas a los animales, sea la cabra o el toro; en suma, porque somos diferentes, antiguos, derrochadores, juerguistas, porque tenemos y respetamos las tradiciones, porque creemos en la familia y la disfrutamos.


La sociedad moderna anglosajona nos impone modas que no son nuestras y nada tienen que ver con nuestra cultura mediterránea. Nos tenemos que tragar el panzón, absurdo e insulso monigote rojo de Navidad, que antes era verde pero a los yanquis de la Coca Cola les gustó más ese color. Ahora pones un belén en la casa y los vecinos te tachan de fascista, retrógrado, clerical porque para la progresía la Navidad no es la celebración del nacimiento de Jesús sino la llegada de un viejo rechoncho y barbudo,  montado en  un trineo tirado por renos que trae regalos a los niño, de tal forma que en España, donde abundan sobremanera los trineos y los renos, colocamos un rebaño en cada “Corte Inglés”, en cada Ayuntamiento y en cada plaza.
A la sociedad moderna anglosajona no le gusta que matemos a los toros según nuestra costumbre. En cambio ven con buenos ojos que dos hombres se maten en un combate de boxeo. Han cogido de la cultura mediterránea lo que les ha convenido. No quieren los toros que vienen de allá la cultura cretense pero adoptan una forma de combate de gladiadores romanos en un pequeño cuadrilátero de goma.

Con lo de Hallowenn pasa  algo parecido. La deriva americanizada de una antigua celebración celta se impone en todo el mundo anglosajón y se exporta al resto de Europa y América en forma de fiesta absurda del terror, la muerte, el disfraz y la calabaza.
En sus orígenes fue una fiesta pagana de los celtas escoceses “Samhain”, la fiesta del fin del verano, en la que se daba paso al tenebroso invierno y los espíritus de los muertos se mezclaban con los de los vivos encargándose estos  últimos de ahuyentar a los primeros con máscaras y atuendos estrafalarios. Además se renovaba el fuego sagrado que perduraría en cada hogar a lo largo de todo el invierno y se hacía acopio de alimentos para sobrevivir al mismo. Esta celebración, que también tenía su réplica en la sociedad romana fue cristianizada en los siglos VIII y IX  convirtiéndola en la celebración del Día de todos los Santos el primero de noviembre, quedando la fiesta pagana  “All Hallows Even” (víspera de todos los santos) el último día de octubre.
Tal celebración pagana se siguió celebrando por los herederos de las tribus celtas llegando incluso a celebrarse tradicionalmente en España en las montañas asturianas. Fue a mediados del siglo XIX cuando la emigración escocesa e irlandesa a los nuevos territorios americanos llevó consigo esta fiesta, que poco a poco se fue extendiendo por todo el  centro y norte de América y en las islas colonizadas por los ingleses. Se generalizó a principios del siglo XX cuando el invento de la calabaza hueca iluminada símbolo de la calavera.  La película “Noche de Hallowenn” de John Carpenter estrenada en América en 1978 y rápidamente extendida por todo el mundo, equiparó la fiesta de Hallowenn con el cine de terror de los muertos vivientes y cosas parecidas.
Volviendo al principio, repasamos las tres celebraciones en las que me he detenido y observamos que hay una gran mayoría de hogares españoles que cuelgan de sus balcones al ridículo barbudo de mil formas y tamaños, El Belén ya no es de progres y los Reyes Magos llegan muy tarde y mientras tanto hay que entretener al chiquillerío así que bienvenido Papa Noel, que nos saca de apuros por unos días y alimenta la ignorancia de una sociedad aborregada e inculta que reniega de sus principios.
Vemos igualmente como aumentan los impedimentos legales para mantener nuestra raza de toro de lidia y como crece el número de enemigos de la fiesta , subvencionados por todos los españoles a través de asociaciones ecologistas y otros por razones políticas para desvincularse de todo lo que significa España.
Lo de Hallowenn ya lo hemos visto estos días. Ya lo celebran hasta en las guarderías y en los colegios de primaria es tanto o más importante que la fiesta de fin de curso. Multitud de niños vestidos de muerto tirando huevos a las paredes de quienes no participamos de esa parodia de lo absurdo. Lo que siempre fue una fiesta familiar hasta con su propia variedad de comida y dulces  a la vez que recordatorio de quienes nos dejaron, se ha convertido en un inmenso jolgorio impuesto por la publicidad y el mercantilismo americano al que no somos capaces de renunciar ni atajar. Me rio yo de los antiamericanos de boquilla.
  
Francisco del Hoyo, articulista del diario EL PUEBLO de Albacete



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