NOS HAN ROBADO EL DINERO Y LO QUE ES PEOR,
LA ESPERANZA
La “Operación Punica” llevada cabo hoy por la
Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil, aparte de demostrarnos los
conocimientos que la Benemérita tiene del latín, no en vano la han llamado así
porque “Punica Granatum” es el nombre científico del granado y quedaba mejor
así que no llamarla directamente “Operación Granados”, aparte de eso nos han enseñado
que saben trabajar, hasta el punto de que la Juez Alaya ha pedido al Director
General de la Policía que le envíe los papeles que tenga porque quiere que a
partir de ahora sea la Guardia Civil la que investigue en la cueva de Alí Babá
andaluza; y con esto no quiero insinuar que la Policía no hace bien su trabajo,
todo lo contrario, pero en ese caso no
dejan de ser dos líneas de investigación distintas, con los celos propios de
cada colectivo y las zancadillas a que estos dan lugar.
Lo de hoy es una más de tantas como llevamos en
poco tiempo. A diferencia de otras anteriores al sur de Despeñaperrros, en la
de Caja Madrid/Bankia había un relevante personaje del PP, Rodrigo Rato y en
esta aparece al frente de la trama otro relevante hombre del PP, Francisco
Granados. Ambos son objeto de una
especial atención de los medios, que no aplican a otros que también metieron la
mano en el saco. Nadie habla de Antonio
Romero del PSOE, Moral Santín de IU, Francisco Baquero de CCOO o Gonzalo Martín
de UGT, que entre los cuatro se fundieron más de un millón de euros a costa de
la tarjeta negra. Las detenciones de miembros del PP desde los tiempos de Zapatero
se han comunicado previamente a los medios para escarnio del populacho. Hoy
curiosamente, la salida del coche policial del garaje de Granados también ha
sido filmada. ¿Quién ha filtrado la noticia?. Diligente ha sido el Juez Velasco
de pillar a todos (casi todos) por sorpresa para evitar que huyan o destruyan
pruebas. No se aprecia en cambio esa misma diligencia en otros colegas suyos
que están permitiendo que los pujolines se pasen la justicia por el arco del
triunfo y vayan y vengan y trapicheen y oculten y cambien y en privado se descojonen de risa.
Tampoco en Al-Ándalus se ve que los eres y los cursos de formación hayan
llenado el Penal del Puerto.
Pero no es este el objeto del artículo. El “y tú
más” ya no sirve a estas alturas porque aquí compiten los “chorizos” de todas
las escuderías y las escuderías entre sí.
En un país de pícaros como es España donde el término honrado es sinónimo de
tonto, hemos permitido que nuestros dirigentes políticos hayan podido meter la
mano en el saco sin tener más responsabilidad por ello que la de perder el
escaño y volverse a casa.
La ristra de chorizos cada vez se hace más larga y
ya estamos viendo que no se escapa nadie, ni siquiera aquellos que aparentaban
la mayor bonhomía y honradez. Desde los tiempos de Felipe esto no ha parado.
Solo unos pocos han visto las rejas y ninguno ha devuelto lo que cambió de
bolsillo. El sistema lo ha permitido, pero el sistema lo creamos nosotros junto
con el nuevo Estado y como en su momento no vimos o no quisimos ver que esto
podía ocurrir, no pusimos los medios y ahora nos percatamos de que esos fallos
del sistema pueden poner patas arriba al mismo Estado.
Desde el momento en que la autoridad de secretarios
e interventores municipales quedó cercenada y supeditada a los intereses del
político de turno, con los responsables de la Administración y los jueves
haciendo la vista gorda, se sembró la semilla del mangoneo y el choriceo. La
Administración Local, Ayuntamientos y Diputaciones, ha sido la cuna de la
corrupción y de hecho hay tantos Ayuntamientos arruinados como ediles
enriquecidos. Cuando la Concejalía estrella es la de Obras y todos pelean por
conseguirla no será solo por salir en la foto de las inauguraciones. Curioso el
hecho de que cuando IU ha sido el partido bisagra siempre ha intentado hacerse
con esa concejalía; por lo de la regeneración política pienso yo que sería.
Pero esto no es de
ahora. En la sesión del 5 de Octubre de 1931 del Ateneo de Madrid, presidido a
la sazón por D. Manuel Azaña, el ilustre abogado D. Joaquín del Moral hace un
discurso sobre la “inmoralidad política” en el que entre otras cosas dice: “Unos
cuantos ateneístas republicanos de “pura cepa”, de los que asiduamente
concurrimos a esta Casa, comentando con dolor el estado deplorable de barullo en que se desenvuelve
la República y el descrédito que la concupiscencia de los gerifaltes de la
política proyecta sobre ella, secundaron mi idea de llevar este asunto de ética
política a la deliberación del Ateneo de Madrid para que esta docta
Corporación, con su alta autoridad, impusiera un criterio moralizador a los
dirigentes políticos, haciéndoles ver la conveniencia de pensar más en España y
en la República que en sus apetitos y egoísmos insaciables y escandalosos”.
Al final del
discurso hizo la siguiente proposición: “Los
socios que suscriben solicitan la celebración de Junta general extraordinaria
para que el Ateneo de Madrid se dirija a la Asamblea constituyente pidiendo que
sea ley que ningún ciudadano español pueda percibir por ningún concepto más de
un sueldo o emolumento de los fondos del Estado, Provincia, Municipio,
Sociedad, Empresa, Monopolio o Comité que tenga relación de dependencia con el
Gobierno de la Nación”.
“No hace falta que me des. Ponme donde haya”. Esa
es la consigna. La alternancia derivada del bipartidismo ha hecho real aquello
de “hoy por mí y mañana por ti” y allá donde se ha instalado el régimen de uno o de otro y se ha administrado como si el
cortijo fuera propio y el dinero público de nadie, todo lo que haya podido
pasar me parece poco.
El tan denostado por la izquierda, D. Manuel Fraga,
murió viviendo en un piso de alquiler, sin más patrimonio que el de medio siglo
de importantes servicios al País. Otros muchos dejaron la política en igual o
parecida situación y otros más están dedicados a ella honradamente, pero en
general la imagen que “la casta” da a los ciudadanos es la de un atajo de
sinvergüenzas y ladrones que nos han estado tomando el pelo mientras nos
vendían la burra de la honradez y el buen hacer. Nos han hecho perder la fe y
después de esto, ¿nos dejamos convencer de nuevo por las promesas de los
regeneracionistas o nos echamos en manos de populistas sin escrúpulos que harán
buenos a los actuales? Miserable casta que nos ha robado el dinero y lo que es
peor, la esperanza.
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