No hay mal que por bién no venga. (genial Forges) |
PIERDEN UN ÓRDAGO PERO GANAN LA PARTIDA (II)
Hay otros responsables que no
debemos olvidar. Los socialistas catalanes convertidos al nacionalismo y el
gobierno tripartito de Montilla no solo dejaron Cataluña en la ruina sino que
ayudaron a consolidar la fuerza de los independentistas de ERC. El compromiso
de Zapatero con una reforma del Estatuto, que nadie reclamaba y que de hecho
fue aprobado por el 50% de un 30% de votantes, es decir, por el 15% del censo.
La ambigüedad de los socialistas salta a la vista. Para unas cosas PSOE y PSC
son los mismos y para otras son diferentes, en cada caso según la conveniencia.
No es extraño que Rubalcaba reactivara el concepto de federalismo asimétrico de
Maragall, seguido a pies juntillas por todo el aparato del PSOE y asumido como
propio por “Pedro I el Guapo, caudillo de socialistas”.
Ahora se hace el tonto, es feliz en las nubes |
Aquí es donde los
independentistas tienen la partida ganada, en la indefinición de los
socialistas en cuanto a lo que es la nación española y la forma de Estado. El
socialismo de nuevo cuño no cree en España. Ya lo dijo Zapatero: “el concepto
de nación española es algo discutido y discutible”. Los socialistas pretenden
quitarse de encima el problema catalán modificando en su favor y a costa del
resto de los españoles el modelo de Estado. El federalismo en boca de Pedro
Sánchez no es más que una abstracción que queda muy bien de cara a la galería
pero que es incapaz de definir y concretar.
El Estado federal, habida cuenta
de que la descentralización de la Administración española es muy superior a la
de algunos estados federales europeos, solo se justifica si lo que se pretende
es, por una parte la renuncia de cada uno de los españoles a la soberanía
nacional, convirtiéndola en una soberanía local que solo alcanza los límites de
la CCAA; por otra y ya que hemos concretado la soberanía a nuestro territorio
regional, conformar un Estado federal de adhesión voluntaria y con capacidad de
decisión sobre la permanencia en el mismo; finalmente y una vez llegado a este
punto, dar el carácter de asimétrico al nuevo federalismo de forma que haya
algunos Estados o Comunidades federados con condiciones diferentes y más
favorables al resto.
"Otro vendrá que bueno me hará" (Zapatero dixit) |
Este sería el encaje ideal para
los independentistas catalanes. La renuncia de los españoles a la soberanía
nacional; la constitución de un Estado Federal de libre adhesión y sin
obligación de permanencia; la concesión de un status especial para Cataluña que
contemple un régimen fiscal similar al foral del País Vasco y Navarra; un sistema judicial distinto e independiente
y una política exterior al margen de la del Estado; tiempo suficiente para la
creación de una estructura estatal que pueda permitir en cualquier momento la
aventura secesionista.
Esto es lo que los socialistas
quieren para España y Cataluña, sin percatarse de que los independentistas
catalanes pretenden únicamente exprimir al Estado Español hasta situarse en una
posición de despegue en solitario. Romper España para agradar a Cataluña,
seguida del País Vasco, Galicia y El Bonillo, que también dicen ser naciones,
es la cobarde actitud de quién no quiere enfrentarse al problema y busca
conseguir calmar los ánimos a golpe de talón, a riesgo de hacer bueno el refrán
que dice que “el que da pan a perro ajeno pierde el pan y pierde el perro”.
Los independentistas catalanes
tienen la partida ganada. Dentro de un tiempo, Dios quiera que lejano,
desaparecerá el bipartidismo y llegará a gobernar la izquierda en coalición
frentepopulista. Aprovechando la debilidad de la misma, será el momento
propicio para que los independentistas
salgan a la calle a decir que nos dejan y no habrá nadie que los pare. Para
entonces Artur Mas convertido en bronce presidirá plazas y avenidas y será
homenajeado como el padre del moderno independentismo catalán.
Feria de Tradiciones de Yeste (Albacete) 24/26 Ocrubre |
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