El Hospital Carlos III de Madrid. Si esto hubiera ocurrido en Barcelona, Sevilla o Bilbao ya no se hablaría del asunto, pero Madrid tiene tanto morbo como la misma epidemia. |
HASTA EL MOÑO DEL ÉBOLA
Hoy he oído decir a una vecina: “Hasta
el moño estoy del ébola, bien lo sabe Dios”. Cambiando el moño por otra cosa coincido perfectamente
con lo que dice mi vecina. Esto no hay quién lo aguante. Este es un país de
cotillas, de oportunistas y de malas leches. Dos misioneros españoles han
muerto y una enfermera que los atendió está gravemente infectada. Las
autoridades y el centro hospitalario Carlos III están haciendo lo que pueden
por salvar a la enferma y por evitar la expansión de la epidemia. Imprevisiones
y fallos los hay y los habrá; no es algo que ocurra todos los días y precise un
simulacro casi a diario. Sabido es y
todos lo hemos sufrido en alguna ocasión que el personal sanitario y de
servicio se ha relajado en el cumplimiento de la normativa. Pero igual que hay unos protocolos
establecidos por las autoridades sanitarias también hay una disciplina
hospitalaria que sus gerentes están obligados a hacer cumplir.
Al margen de esto, lo que está
ocurriendo en España a nivel de calle es vergonzoso. Comenzando por los medios
de comunicación por su obsesión morbosa
sobre el asunto sin respetar los derechos y la intimidad de las personas. La salvaje
competencia a que están sometidos los profesionales les hace pasar de
principios éticos con tal de sacar adelante la noticia más reciente y la foto
más próxima. Si a esto añadimos la moda tertuliana de cualquier signo, que crea
opinión seguida a pie juntillas por los adeptos a cada una de ellas, se está
desvirtuando la realidad y adoctrinando a la gente según los intereses de los
grupos mediáticos y sus dependencias
políticas.
Claro que, los medios de
comunicación son un negocio que vende un producto que la gente compra y la
misma demanda de los consumidores hace más agresiva la oferta y la forma de
conseguirla. En España la vieja del visillo y el patio de vecinas son dos
estampas clásicas inherentes al carácter hispano y ya solo faltaba que la política
se metiera por medio para que los corrillos encuentren culpables por doquier,
dimisiones, ceses, penas de muerte y otras mayores etc. etc.
Los grupos de oposición política,
organizaciones, sindicatos, radicales, antisistemas y oportunistas de toda
índole han aprovechado la ocasión para lanzar sus proclamas, insultos y
amenazas contra los Gobiernos nacional y autonómico, que en este caso y cómo no,
son del PP. Los insensatos que utilizan la red para crear alarma social con
noticias falsas, amparados en el anonimato son cada vez más numerosos, sin que
encuentren tras sus pasos a la policía y a los jueces
Han muerto en Cataluña diez personas a consecuencia
de un contagio de legionella y no se ha oído ni una voz reclamando una
exhaustiva inspección de centros públicos o establecimientos hoteleros, ni se
han pedido responsabilidades ni dimisiones. Diez muertos allí no cuentan, no tienen morbo. En Cataluña hay que hablar de
secesión y ocultar la ruina económica, moral y social que amenaza a la región.
En el resto de España es más fructífero atacar a la Ministra Mato que al
consejero de salud catalán Boi Ruiz, que el muy … llegó al parlamento catalán
diciendo en relación con el ébola: “Vengo de Madrid, si quieren pueden
abandonar la sala”.
Estoy harto de ver titulares de
prensa especulando sobre la epidemia, harto de ver pancarteros “que pasaban por
allí”, huelguistas de cualquier ramo insultando a la Ministra, cotillas y marujos
en la telebasura, politiquillos de tres al cuarto haciéndose notar con
declaraciones improcedentes etc. etc. ¡Qué sería de la sociedad española sin
sobresaltos que inciten al morbo y el cotilleo!.
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