martes, 14 de octubre de 2014

HASTA EL MOÑO DEL ÉBOLA




El Hospital Carlos III de Madrid. Si esto hubiera ocurrido en Barcelona, Sevilla o Bilbao ya no se hablaría del asunto, pero Madrid tiene tanto morbo como la misma epidemia.

HASTA EL MOÑO DEL ÉBOLA


Hoy he oído decir a una vecina: “Hasta el moño estoy del ébola, bien lo sabe Dios”. Cambiando  el moño por otra cosa coincido perfectamente con lo que dice mi vecina. Esto no hay quién lo aguante. Este es un país de cotillas, de oportunistas y de malas leches. Dos misioneros españoles han muerto y una enfermera que los atendió está gravemente infectada. Las autoridades y el centro hospitalario Carlos III están haciendo lo que pueden por salvar a la enferma y por evitar la expansión de la epidemia. Imprevisiones y fallos los hay y los habrá; no es algo que ocurra todos los días y precise un simulacro casi a  diario. Sabido es y todos lo hemos sufrido en alguna ocasión que el personal sanitario y de servicio se ha relajado en el cumplimiento de la  normativa. Pero igual que hay unos protocolos establecidos por las autoridades sanitarias también hay una disciplina hospitalaria que sus gerentes están obligados a hacer cumplir.


Al margen de esto, lo que está ocurriendo en España a nivel de calle es vergonzoso. Comenzando por los medios de comunicación  por su obsesión morbosa sobre el asunto sin respetar los derechos y la intimidad de las personas. La salvaje competencia a que están sometidos los profesionales les hace pasar de principios éticos con tal de sacar adelante la noticia más reciente y la foto más próxima. Si a esto añadimos la moda tertuliana de cualquier signo, que crea opinión seguida a pie juntillas por los adeptos a cada una de ellas, se está desvirtuando la realidad y adoctrinando a la gente según los intereses de los grupos mediáticos  y sus dependencias políticas.


Claro que, los medios de comunicación son un negocio que vende un producto que la gente compra y la misma demanda de los consumidores hace más agresiva la oferta y la forma de conseguirla. En España la vieja del visillo y el patio de vecinas son dos estampas clásicas inherentes al carácter hispano y ya solo faltaba que la política se metiera por medio para que los corrillos encuentren culpables por doquier, dimisiones, ceses, penas de muerte y otras mayores etc. etc.


Los grupos de oposición política, organizaciones, sindicatos, radicales, antisistemas y oportunistas de toda índole han aprovechado la ocasión para lanzar sus proclamas, insultos y amenazas contra los Gobiernos nacional y autonómico, que en este caso y cómo no, son del PP. Los insensatos que utilizan la red para crear alarma social con noticias falsas, amparados en el anonimato son cada vez más numerosos, sin que encuentren tras sus pasos a la policía y a los jueces


Han  muerto en Cataluña diez personas a consecuencia de un contagio de legionella y no se ha oído ni una voz reclamando una exhaustiva inspección de centros públicos o establecimientos hoteleros, ni se han pedido responsabilidades ni dimisiones. Diez muertos allí no cuentan,  no tienen morbo. En Cataluña hay que hablar de secesión y ocultar la ruina económica, moral y social que amenaza a la región. En el resto de España es más fructífero atacar a la Ministra Mato que al consejero de salud catalán Boi Ruiz, que el muy … llegó al parlamento catalán diciendo en relación con el ébola: “Vengo de Madrid, si quieren pueden abandonar la sala”.


Estoy harto de ver titulares de prensa especulando sobre la epidemia, harto de ver pancarteros “que pasaban por allí”, huelguistas de cualquier ramo insultando a la Ministra, cotillas y marujos en la telebasura, politiquillos de tres al cuarto haciéndose notar con declaraciones improcedentes etc. etc. ¡Qué sería de la sociedad española sin sobresaltos que inciten al morbo y el cotilleo!.


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