sábado, 18 de octubre de 2014

EL ÓRDAGO CATALÁN Y EL FUTURO



 
!Qué lejos queda esta frase de Joan Maragall!
 
PIERDEN UN ÓRDAGO PERO GANAN LA PARTIDA (I)

Está claro que Mas ha perdido el órdago que echó a Rajoy y al Estado. Seguramente incluso no se va a quedar en eso sino que va a perder también la presidencia de la Generalidad y el liderazgo de una partido y una coalición que él mismo se ha llevado por delante. Y si la “Justicia Catalana” fuera justa y rápida como así se espera que sea  en el caso Pujol, es posible que Mas pierda hasta la camisa. Mas está en la línea que separa el presente del pasado. Los estertores de su entorno anuncian un próximo final. Queda algún que otro número circense, cuerda floja, doble salto mortal y poco más antes de que Mas dé con sus huesos en la red. La apuesta catalana después de las elecciones estará dirigida por otros y casi con toda seguridad por los republicanos de Oriol Junqueras “el bizco” como así le llaman los adversarios políticos.

Ha sido efímera la gloria de Mas como lo fue la de Ibarretxe,  pero al menos éste último tuvo el coraje de ir al Congreso a defender su plan en una sesión maratoniana. Mas se escondió bajo las faldas de la mesa y envió a sus secuaces al Congreso a vender el burro. Tan efímera como la de los dos presidentes catalanes que osaron mear fuera del tiesto y cuyo final describe Alejo Vidal-Quadras en un excelente artículo, ”De lo sublime a lo ridículo” que publica la Gaceta: “Un par de ministros venidos de Madrid bastó para frenar los aspavientos seniles de Francesc Maciá en abril de 1931 y tres cañonazos disparados casi con desgana por el general Batet transformaron en un santiamén en octubre de 1934 a un desafiante Companys en un tembloroso guiñapo”. 

Mas está en la linea que separa el presente del pasado
 Pero si bien el “President” jugaba solo de farol, Cataluña juega con las cartas marcadas cuando no escondidas en la bocamanga, que para eso han servido treinta años de inmersión lingüística, adoctrinamiento social y control de los medios de comunicación a los que han dedicado ingentes cantidades de dinero, justo el que les ha sobrado de lo que se han llevado ellos envuelto en la patriótica senyera –ahora estelada-;  dinero  que hemos pagado entre todos y que en agradecimiento y  para colmo de descaro nos han colgado el sambenito del “España nos roba” y como en aquel dicho, además de cabrones les hemos puesto la cama.
Los experimentos de Maciá y Companys se fueron al garete porque una guerra civil cambió las cosas. Su memoria como la del cobarde Casanova que ahora homenajean, se fue borrando de la memoria colectiva y en los años de la transición, el histórico Presidente Tarradellas dejó claro su carácter republicano y catalanista pero no independentista.

Fueron los años de la transición, a partir de la llegada de Pujol, los que facilitaron el caldo de cultivo al embrión independentista. El bodrio de Constitución que malparieron los acojonados padres de la misma,  la injusta Ley del Régimen Electoral General,  la debilidad de dos Presidentes, González y Aznar, que se echaron en manos del nacionalismo para gobernar España, el pérfido remate del impresentable Zapatero, de infausto recuerdo, que puso en manos de los catalanes la herramienta de la sedición y por último la inacción del indeciso Rajoy; todos ellos han sido responsables de la ruptura social que ahora sufre Cataluña. Por acción o por omisión los Gobiernos de la nación han dejado manos libres a los gobernantes catalanes para hacer a su antojo incumpliendo sistemáticamente las leyes y las sentencias de los tribunales.

 En 1931 o 1934 no existía en Cataluña esa conciencia nacional que ahora impera. Los medios de difusión y propaganda de entonces nada tienen que ver con los actuales, el adoctrinamiento de la sociedad, la escuela y la universidad tampoco. Durante la dictadura se fueron reivindicando, sobre todo en la universidad, las señas de identidad catalana y al final de la misma el nacionalismo estaba listo para irrumpir con fuerza en la calle y las Instituciones, todo ello a pesar de haber sido Cataluña junto con el País Vasco la gran beneficiada del régimen de Franco, hasta el hecho simbólico de haber salvado de la quiebra por dos veces al Barcelona Club de Futbol, convertido ahora en un pseudopartido independentista. 

La situación actual de Cataluña es responsabilidad de todos; de los que allí habitan en primer lugar por haberse dejado convencer por una cuadrilla de  trileros que les han estado robando y engañando durante más de treinta años;  de los Gobiernos de Madrid por dejación de su  responsabilidad y del pueblo español en general por haber hecho la vista gorda durante tanto tiempo. Comparándolos  durante años con los vascos y el terrorismo de ETA llegamos incluso a considerarlos como el nacionalismo bueno y dialogante, los buenos de la película, los que aunque siempre previo pago, ayudan a la gobernabilidad de la Nación. ¡Qué equivocados estábamos! (Continuará)

 


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