martes, 22 de octubre de 2013

VUELTA A LA REALIDAD

 
El bullicio y la luz de sus tiendas, incomparable
 Han pasado once días desde mi última entrada, parte de los cuales he utilizado para relajarme en el Principado de Andorra, lo cual he conseguido a satisfacción. Me gustan los modelos de sociedad humana en los que tienen muy claros su vida presente y futura. La sociedad andorrana es una de ellas. Son conscientes de sus limitaciones y debilidad pero saben aprovecharlas. La minería y el pastoreo van quedando atrás y otras  formas de riqueza se van imponiendo. La vaca y la oveja aparte de dar leche y carne son objeto de fotografía y contemplación. Hay mucho "urbanita" que necesita de ese contacto para entender su propia existencia. 
Artilugios que suben y  bajan ...
Los cerros pelados, allá donde la altura pone su marca, sirven ahora para la práctica de un deporte en el que se sube a la cima sentado en un artilugio a modo de silla y se baja con más o menos suerte de pie sobre otro artilugio que se desliza por la nieve.
Para las horas en las que el esquí se cuelga y la vaca descansa hay cientos o miles quizás de tiendas de todo lo imaginable, capaces de satisfacer al gusto más extraviado. 
Los andorranos educan a sus niños en catalán, español o francés y como alternativo  el inglés. Saben que su futuro está en entender a todos y ser entendidos por todos. En este sentido confieso que me he sentido más "en casa" que en unos pocos kilómetros más abajo y eso que, a pesar de que en todos los pueblos catalanes por los que pasé estaban decorados con banderas de la tierra, en el restaurante de Seo de Urgel donde comí, curiosamente en ese momento se veía el telediario de la primera cadena nacional y eso que mis vecinos de mesa hablaban indistintamente en español o catalán. Eso me infundió un poco de ánimo.
Más de cuarenta iglesias románicas
Volviendo al tema del principio, recorrer los valles y visitar las decenas de minúsculas iglesias románicas es algo que recomiendo al viajero que quiera, en pocos palmos de terreno, retroceder diez siglos y comprender muchas cosas de la vida. Mereció la pena.

"Arriba periscopio". Paco del Hoyo, 22/10/2013

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