Castillo de Yeste, pieza fundamental en la Feria de tradiciones |
Yeste y sus tradiciones. La sorprendente Sierra del Segura
Cuando esto que
escribo salga a la luz estará dando sus últimos coletazos la Feria de
Tradiciones Populares de Yeste en su decimoquinta edición. Como reza en el
cartel de presentación de la misma: “Trabajamos con la ilusión de mantener las
costumbres, cultura y raíces de nuestro pueblo”, no es tarea fácil conservar
formas de vida a veces tan opuestas a lo que la nueva sociedad impone y que no
tienen aplicación práctica en la actualidad sino es el mérito de mostrar a las
nuevas generaciones qué hacían y cómo vivían sus abuelos y de dónde procede el
bienestar que ahora disfrutan frente al sacrificado e incómodo día a día que
ellos vivieron.
Es un medio rural en
el que el aislamiento ha favorecido que se mantengan intactas viejas
tradiciones y donde la difícil geografía ha impuesto durante siglos unas duras
condiciones de vida donde el hecho de sobrevivir en ella ya era la meta más
codiciada. Es esta una tierra cargada de historia que sufrió los
rifirrafes y vaivenes de la indefinida frontera con los últimos reinos
musulmanes, permitiendo al resto de Castilla la expansión demográfica y
económica que a ella le fuera negada por su condición de bastión defensivo
frente a las frecuentes incursiones y saqueos de los caudillos granadinos y por
el sometimiento a la opresión social-religioso-económica de la Orden de
Santiago cuyo poderío superó con creces el despotismo del sistema feudal aún
reinante.
Yeste, maqueta de la ciudad amurallada |
Desde 1242 en que el
Infante Don Alfonso, luego Alfonso X el Sabio, conquistara para Castilla la
plaza de Yeste y otras del entorno hasta la toma de Granada en 1492, fueron dos
siglos largos de disputas fronterizas, correrías y peligros para la población
hasta el punto de que la Encomienda de Taibilla quedara desierta. Mientras las
tierras al norte de Yeste con la real Villa de Alcaráz y las situadas al
saliente una vez conquistado el Reino de Murcia se fueron poblando y creciendo
con una economía basada en la riqueza agrícola y ganadera y en la naciente
industria de la lana, la sierra alta del Segura apenas pudo mantener una
economía de subsistencia exponiendo sus cosechas y ganado a la codicia de
caudillos como El Chucho, un renegado de Baza que asoló en numerosas
incursiones las tierras de Yeste hasta encontrar en las mismas su trágico
final.
Fue a partir de la
conquista de Granada cuando la sierra del Segura, estabilizada políticamente
aunque sometida algunos siglos más al poder de la Orden de Santiago, aumentó en
población gracias al repoblamiento de castellanos venidos al amparo del
beneficioso Fuero de Cuenca y con ello el desarrollo económico que, en el caso
de Yeste, permitió ir más allá de los alrededores de la villa amurallada y
explotar la rica vega del Segura con su huerta, sus molinos y batanes, así como
los montes para pastos que permitieron extender la cabaña y la madera que
se transportaba río abajo hasta las numerosas serrerías.
Vista parcial de Yeste desde el castillo |
La orografía y la
sujeción a la tierra, al bancal y al ganado limitó considerablemente el
contacto con el exterior y libró de influencias foráneas a esta zona de la
Sierra del Segura lo que permitió que hayan llegado hasta nuestros días usos y
costumbres, arte y tradiciones, que en otros pueblos del llano han desaparecido
y que aquí se empezaba a correr el riesgo de hacerlo, tanto por el
despoblamiento como por el envejecimiento de la población. Este peligro
real de pérdida de identidad movió a la población de Yeste a celebrar una Feria
de Tradiciones Populares, que a poco copiaron en Nerpio o El Bonillo, con el
propósito de mantener lo existente y recuperar lo perdido.
Un mercadillo
agroalimentario de productos elaborados artesanalmente, jabón de sosa,
garbanzos torraos, dulces, aguardiente, mistela, licor de café, esencias,
embutidos y jamones, pan, hojuelas, pimientos enristrados, etc. No puede faltar
una demostración de oficios artesanales ya en desuso o casi desaparecidos,
productos y cestería de esparto y mimbre, fragua tradicional, telares,
bordados, herramientas en madera y hierro etc.
La gastronomía de la
Sierra del Segura es rica y variada y en esta ocasión el visitante habrá
disfrutado de las clásicas migas y del potaje bochero. La influencia musulmana
se deja ver en la elaboración de repostería. Muchos de los dulces que aún se
hacen fueron aprendidos durante los casi quinientos años de dominación
musulmana. La matanza del cerdo, común en toda España pero diferente en
la elaboración de los productos derivados del mismo, es también objeto de
exposición didáctica, no exenta a veces de contestación por parte de grupos
ecologistas de asfalto.
La música está
presente constantemente en la feria. Las cuadrillas de animeros y aguilanderos
recorren las calles deleitando al viajero con su música de cuerda y percusión
en seguidillas, jotas, malagueñas y pasodobles.
Patio de armas del castillo, dedicado a los oficios |
Al final del recorrido
habremos aprendido mucho y contemplado con admiración cómo hay jóvenes que
están retomando viejas actividades, no para vivir de ellas sino siquiera por
mantenerlas vivas. Habremos visto el ganado lanar, bovino y caprino que aún
pervive, los animales de carga y trabajo en el campo, asnos y mulos, caballos,
los famosos perdigones de la Sierra. Después de recorrer el museo etnológico
tendremos una visión distinta de cómo se trabajaba o hacían las cosas a lo
largo de siglos.
Seguramente habremos
quedado un poco insatisfechos, como si nos faltara algo, es ese algo que nos
invita a repetir en la edición siguiente porque, a pesar de quién dice que cada
año es lo mismo, lo cierto es que siempre hay algo nuevo, detalles, personas,
productos. Todo depende de nuestras ganas de saber y entender los cómos y
porqués. A veces pasamos por la vida con los ojos muy abiertos sin apenar ver
nada. A la Feria de Tradiciones de Yeste hay que venir con los cinco
sentidos muy abiertos y además hacerles funcionar.
Paco del Hoyo. "Opinión El Pueblo de Albacete" 27/10/2013
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