jueves, 10 de noviembre de 2011

NI CEMENTERIO NI PARQUE. VEINTE AÑOS DE OLVIDO




  NI CEMENTERIO NI PARQUE. VEINTE AÑOS DE OLVIDO        

La Portada de este nº 19 de “6 Flores” así como el contenido de esta carta y el reportaje en páginas interiores, pretenden dar un toque de atención a quienes, autoridades o vecinos, sean responsables por acción o por omisión, del deterioro que sufre el que fue uno de los mejores proyectos de los últimos tiempos, el “Parque del Cementerio Viejo”, que permitió la ampliación del casco urbano en la zona más alta y saneada.

Quiero entender que el propósito de los promotores de la idea fuera el de eliminar un foco de suciedad, alrededor del cual ninguna edificación destinada a vivienda sería viable. Quiero entender también que habría un interesante proyecto de ampliación del casco urbano en una zona de propiedad más repartida, para lo cual la eliminación del viejo cementerio era imperiosa y el mejor destino no podía ser otro que el que un principio se le dio.

También se comenta que lo del cementerio fue para compensar (tapar la boca) a los nuevos propietarios de la urbanización de Matas Altas, viviendas de protección oficial, junto a las cuales había que incluir una zona dotacional para uso y disfrute común de todos ellos. Esta no llegó a hacerse y yo no conozco ni voy a entrar a investigar el por qué no se hizo algo que al parecer era obligatorio… y más y más y más…, que para eso están los políticos.

Sea cual fuere la intencionalidad que motivó el cambio de situación del cementerio, lo cierto es que fue una idea muy acertada, innovadora, práctica y socialmente rentable, aunque su desarrollo dejara alguna que otra incógnita y el resultado, veinte años después, diste bastante de ser el deseado.

Incógnitas por el sigilo con que se llevó a cabo todo el proceso de demolición; por el destino final de los elementos arquitectónicos, artísticos o históricos, que deberían haberse conservado, según lo acordado en el convenio con el Obispado, y por el tratamiento irrespetuoso hacia los restos humanos descubiertos, algunos de los cuales fueron recogidos del basurero por vecinos del pueblo y enterrados en el cementerio nuevo.

No obstante, no fue esta la peor incursión realizada en este recinto ya que cuarenta y tantos años atrás ya se habían retirado la mayoría de las losas de piedra de las tumbas para la reparación de la escalinata de acceso a la iglesia. ¿Con consentimiento o sin él? Qué más da; en aquella época el consentimiento simplemente se suponía/imponía y luego se actuaba. Yo recuerdo siendo aún un guacho, justo después del expolio, saltar la tapia y encontrar a la intemperie el cadáver de una mujer, que conservaba buena parte de la piel, abundante pelo, ropa y unos zapatos negros con lazo en el empeine y hebilla,. ¿Cabe mayor irreverencia por parte de quiénes tenían encomendada su custodia?.

A finales de 1989 el Ayuntamiento solicitó al Obispado la cesión de los terrenos que ocupara el cementerio viejo y en 1993 se firmó el convenio para la cesión de uso de los citados terrenos por un periodo de 25 años, prorrogables mediante común acuerdo.

En el convenio, cuyo borrador se publica en el reportaje de páginas interiores, se recoge la obligatoriedad de utilizarlo como parque o jardín público, cercado al menos con una valla metálica y cerrado de noche (artº. 2º), o el uso que se ha de dar al parque, que será el esparcimiento de las personas, con especial prohibición de bailes, actos de partidos políticos, de sectas no católicas o de actos culturales contrarios a la fe cristiana (Artº. 3º). Se compromete el Ayuntamiento a conservar todos los elementos con valor arquitectónico (Artº. 4º) y así hasta el 9º, en el que se acepta la cesión de uso en las condiciones expuestas.

Pasados los años, en torno al parque ha nacido todo un hermoso barrio residencial, que necesita del mismo para ocupar parte del tiempo de ocio, sobre todo de los numerosos niños o de los ancianos que ocupan la residencia construía al lado. Sin embargo, el estado de deterioro de los jardines es preocupante y el conjunto ofrece un aspecto ruinoso.

En la visita que realicé al parque a mediados de agosto tuve la ocasión de hablar con una joven cuyos niños estaban allí jugando. Me comentaba que en más de diez años que lleva en el barrio no ha visto funcionar la fuente, casi destruida, que hay en el centro; o que en este verano tan caluroso apenas si se han regado los árboles y plantas. Se quejaba de ver el suelo sembrado de restos del “botellón”, en lugar de césped y del abandono total por parte de las autoridades, anteriores y actuales. De la misma forma se expresaba un abuelo sisanteño, de la residencia próxima, y se lamentaba de ver todas las plantas secas, rosales, aromáticas etc. por no haber instalado un mínimo sistema de goteo y sin que nadie tomara cartas en el asunto.

Lo cierto y verdad es que el estado del parque es lamentablemente de abandono total y a la vista de lo fácil que resulta olvidar lo que el parque fue y lo que debería ser, habrá que recordar a los vecinos y usuarios, sobre todo a los más jóvenes, que bajo el suelo que pisan están enterrados sus antepasados y siquiera por respeto a los mismos no es zona para celebrar juergas ni “botellones”.

A los gestores municipales habrá que recordarles que es la zona ajardinada más importante del pueblo, por su necesidad y por su historia; y ninguno de ellos, sea del color que sea, puede condenarlo al abandono; y si importante y positivo es conservar los jardines de la Placeta o construir nuevos junto al Convento para adornar el Centenario, no menos lo es el mantener éste con un mínimo y aceptable estado de conservación.

A los vecinos del barrio habrá que pedirles también que sean más reivindicativos y exigentes con las autoridades, al tiempo que colaboren con ellas para mantener vivo el parque y el espíritu del convenio que lo hizo posible, porque si no es así, no habrá “ni cementerio ni parque”.

                                                                                                                    Paco del Hoyo
                                                                                                                          Carta del Director "6 Flores" Nº 19, Septiembre 2009

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