¿Podrá el burro con el toro? |
CATALUÑA INDEPENDIENTE, ¿UN PROCESO
IRREVERSIBLE EN TIEMPO DE PAZ?
Hoy ha viajado Mariano Rajoy a
Cataluña en calidad de Presidente del PP a un acto de partido para insuflar
ánimos a las diezmadas huestes populares. Llevaba anunciando en viaje dos
semanas y los catalanes no independentistas, los que sufren en silencio el
acoso del fascismo nacionalista, se habían hecho ilusiones de que el Presidente
del Gobierno de España fuera a Cataluña a decir públicamente que está en
España. Cruel desencanto para tantos y tantos catalanes que están dando la cara
y arriesgando en su vida, profesión y negocios por una causa que al final no
encuentran defendida con las suficientes agallas por quien le corresponde.
Desgraciadamente Rajoy ha ido solo a hablar con los suyos y ha dado plantón a
las dos terceras partes de catalanes que esperaban su mensaje después del farol
de los dieciocho meses que se marcó el fascista de Artur Mas.
Y hablando de este plazo en el
que Mas pretende tener preparado todo el aparato del nuevo Estado, lo que yo he
calificado tantas veces de locura ahora lo veo como una realidad que se
aproxima sin que nadie ose frenarla. Mas sabe que los jueces que se encargan de
instrumentalizar las causas contra él no van a hacer nada ni a corto ni a largo
plazo. Él sabe que la justicia catalana va a esperar a culminar el proceso. Si
sale como Mas quiere, ellos se habrán cubierto de gloria y si al contrario,
justificarán el tiempo perdido repartiendo culpas por doquier.
Si al final convence a los
republicanos y convoca elecciones plebiscitarias con un fascista partido único,
buscará los medios y las formas para doblegar el voto de la resistencia
españolista; hará unas elecciones bananeras donde voten los recién nacidos y
los muertos desde 1711 y al final proclamará que el noventa y nueve por ciento de los catalanes han
elegido la vía independentista. Llamará a Madrid a quién esté para entonces en
Moncloa y le meterá el miedo en el cuerpo con la amenaza de la independencia
unilateral. Si le sale que sí como si le sale que no, hará un referéndum del
mismo corte que las plebiscitarias y acto seguido saldrá al balcón de la plaza
de San Jaume a emular a Companys. Si el Estado no actúa con energía como ya hiciera en 1934, España
tiene la batalla perdida.
El caldo de cultivo está
preparado desde los primeros tiempos de Pujol, que al mismo tiempo que se lo
llevaba crudo, hacía desaparecer poco a poco y sin hacer ruido cualquier seña
de identidad española, con la aquiescencia de González y Aznar que lo
encumbraron y a los que ¿engañó? miserablemente. Siguieron cultivándolo los
socialistas de Maragall y del charnego reconvertido Montilla, del que se aprovecharon los
republicanos con el tripartito hasta hacerse los amos. El último toque lo ha
dado este personaje fascistoide y ególatra, que ha llevado a Cataluña a la
ruina pero ha tenido la habilidad de señalar a España como culpable y que se lo
crean.
En las escuelas los niños ya
apenas conocen nada del idioma español.
El profesorado está maniatado por la Generalidad. Las sentencias del Tribunal
Supremo y del Constitucional se incumplen sistemáticamente. La enseñanza media
está politizada en cuanto concierne al profesorado y a los textos. La
Universidad es un semillero de independentistas y ofrece un oscuro futuro a los
que no lo son. La enseñanza en Cataluña ya ha prescindido de España.
En la calle y sobre todo en los
pueblos, los independentistas se han hecho los dueños. Ya no hay una bandera
española, ni un formulario administrativo o
tablón de anuncios en catalán y español, los rótulos comerciales están
por decreto en catalán, el etiquetado mayormente también; ya hasta el
Ayuntamiento de Tarragona ha prohibido vender recuerdos españoles –toros y
trajes de sevillana- a los turistas. La gente que no comulga con el
independentismo tiene miedo, se sienten marcados y marginados. Las familias
están divididas, el ambiente en muchos
centros de trabajo es irrespirable, ningún empresario que vaya por libre
obtiene contrato alguno de la administración. La iglesia catalana es otra de
las cunas que mece al independentismo, rayando en la herejía al situar al dios
Mas al mismo nivel que el Dios verdadero.
Si además consiguen esto, adiós España |
El asunto catalán se nos escapa
de las manos por culpa de unos gobernantes débiles que les han dado todas las
facilidades y les han permitido todas las atrocidades. Ya no sirven ni la
reforma de la Constitución, que poco poder más podría darles en un Estado
federal por muy asimétrico que éste fuera. Los independentistas no se van a
conformas con nada excepto con la secesión. Si acaso habrá que convertir
Cataluña en un campo de reeducación, asumiendo el Estado las competencias en
educación y haciendo volver a sus cauces a la manipulada distorsión de la
historia y las costumbres. No habrá justicia en Cataluña que no sea la suya y
no la del Estado si se mantienen las transferencias. No se podrá gobernar en
esta parte del Estado si el Estado hace dejación de sus funciones y en este
caso, la recién estrenada Jefatura del Estado de Felipe VI debería ir pensando
ya en soluciones.
De los Gobernantes mejor no
hablar. El que está se esconde tras los jueces, el pretendiente va a hacer bueno a Zapatero
con sus ocurrencias e improvisaciones y el que nadie quiere que llegue, cuando
llegue si es que llega, llegará dispuesto a dar una palmadita en la espalda de
Mas y desearle buen viaje en su nueva andadura. Cataluña ya es independiente
por la vía de los hechos consumados y el resto de España a pagar sus desvaríos.
Mas es poco espabilado; disfruta de una situación excepcional, él gobierna a su antojo
Cataluña y Rajoy es el que paga y aún se queja y sigue. A Mas le han hecho un
implante de pilas Duracell, porque sigue y sigue y sigue…
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