UNOS CALLAN, OTROS HABLAN
El Fiscal Jefe de Cataluña, Romero de Tejada |
Hoy he vuelto de mi retiro
espiritual en la Sierra del Segura, concretamente en la aldea más agraciada de
Yeste, Góntar, donde he fundado solar siguiendo a mis antepasados de las montañas cántabras. Tanto
es así de espléndida que ya fue habitada por iberos, romanos y árabes y no
fueron pocos los que de estos últimos se quedaron a vivir allí tras la
conquista de Granada. He dejado lista la caldera para hacer el aguardiente que
luego compartiré con mis amigos.
Vuelto al mundanal ruido no salgo
de mi asombro de la cantidad de cosas
que cuentan que ocurren y a la velocidad que ocurren, tanta que lo que ahora es
primicia dentro de diez minutos es cosa pasada. Recordad que os dejé escrito
días atrás en relación con la Fiscalía catalana que “perro no come perro” y
efectivamente así ha sido. El independentismo catalán ha conseguido amedrentar
a la población y es muy difícil ponerse de perfil quienes tengan pretensiones
de futuro en los negocios o la política. La reacción tardía del Fiscal General del Estado no le quita mérito aunque haya
tenido que echar mano del Consejo Fiscal, pero no sirve de nada si lo que se
denuncia ha de ser juzgado por la misma casta que no vio razón alguna para ir
contra la altanera y chulesca patochada de Artur Mas, elegido para gobernar a
todos los catalanes y autoerigido en gobernante de solo unos pocos. Ningún juez
catalán va a condenar a Mas como tampoco lo harán con Pujol. Para cuando la
justicia catalana quiera pronunciarse,
de Mas no se acordará nadie y Pujol habrá rendido cuentas ante el Altísimo.
Esta es una de las razones de la quiebra del Estado, el que la Justicia esté
descentralizada y sometida al poder político de cada taifa, recordad si no el
caso de Banca Catalana y otros similares que cayeron en el olvido.
Consejo Fiscal en su reunión del 19 de Noviembre |
Pero voy a dejar a los Fiscales
en su guerra interna y voy a centrarme en los ecos que me llegan de la pataleta
montada por la izquierda a costa de unas palabras del general Domínguez Buj,
Jefe de Estado Mayor del Ejército de Tierra, pronunciadas a lo largo de una
conferencia titulada “Un Ejército para el Siglo XXI”. En referencia a las
situaciones políticas de 1808 y 1898 viene a decir que "España asiste a un proceso que históricamente se produce siempre que
el poder central es débil" y que por consiguiente, "Cuando la
metrópoli se hace débil, se produce la caída".
Aunque no hizo referencia alguna a la debilidad del Estado surgido en 1978,
bien por convicción o por aquello de que “a buen entendedor…”Yo, interpretando
que fue por lo segundo, coincido con su reflexión y considero que el Estado
nacido tras el acertado suicidio político de las Cortes franquistas, por otra
parte única vía pacífica posible, nació ya débil y enfermizo porque se originó
tras la renuncia de una derecha acomplejada que para redimirse cedió ante la
izquierda y el nacionalismo, al tiempo que se aseguraba la continuidad de su
influencia en las nuevas formaciones de UCD y AP. Aquellas cesiones ante los
nacionalismos, consagradas en la Constitución de 1978 son las que ahora
permiten que Artur Mas y sus secuaces se rían del Estado a carcajada limpia y
los vascos –más burros pero más nobles- que encajaron como pudieron el fracaso
de Ibarretxe, estén pensando en que “cuando los barbas de tu vecino …”. Las que
permitieron que los terroristas de ETA se hicieran con Ayuntamientos y
Diputaciones en el País Vasco y Navarra y los separatistas de ERC sean los que
parten el bacalao en Cataluña. La Constitución de 1978 llegó más allá que la de
1931 por el complejo de unos y al deseo de resarcimiento de otros. Si pretendía
unir en la variedad lo que consiguió fue aumentar las diferencias. Cambió un
Estado unitario y centralizado por un reino de taifas. En vez de reformar el
modelo anterior potenciando administrativamente Ayuntamientos y Diputaciones creó
aparatos intermedios a los que permitió transferir las competencias propias del
Estado hasta hacerlo prácticamente inexistente en algunas áreas. La
Constitución de 1978 no ha unido a los pueblos de España, más bien está
colaborando a su desintegración.
El general Domínguez Buj |
Coincido también en su espíritu concialiador cuando afirma en alusión al
desafío catalán que este asunto no se
soluciona por la vía de la fuerza y que el Estado debe "ganarse las mentes
y los corazones de todos los españoles" para que encuentren más ventaja en
seguir juntos que separados. Observo la excesiva alusión al sometimiento de los
Ejércitos a lo dispuesto por el
Gobierno, innecesaria en un momento en que todos nuestros aliados lo asumen
como principio fundamental de la democracia.
No estoy de acuerdo cuando afirma que las Fuerzas Armadas "no son garantes de nada", sino que son
la "herramienta que tiene el Gobierno
para hacer cumplir la ley y la Constitución".
En cambio la Constitución establece en su Artículo 2: “La Constitución
se fundamenta en la indisoluble unidad de la Nación española, patria común e
indivisible de todos los españoles …” y establece en su Artículo 8.1: “ Las
fuerzas Armadas, constituidas por el Ejército de Tierra, la Armada y el
Ejército del Aire, tienen como misión garantizar la soberanía e independencia
de España, defender su integridad territorial y el ordenamiento constitucional”.
De esto, ¿debo entender que las Fuerzas Armadas tienen una responsabilidad
constitucional real e incluso ajena a
los designios del Gobierno de turno, que pudiera por cuestiones de índole
político anteponer los intereses de una parte a los del todo?. ¿Cuál sería la
postura de las Fuerzas armadas en el hipotético caso de que un Gobierno
autorizara a una CCAA un referéndum vinculante para la secesión de la misma y
éste le resultara favorable?. El total sometimiento de las Fuerzas Armadas al
poder civil debería ser revisado en las Constituciones europeas para no repetir
lo que parte de la Wehrmacht aceptó de
Hitler.
Con lo que menos estoy de acuerdo
y es obvio es con la pataleta de la oposición de izquierdas a los que faltó
tiempo para pedir el cese y presionar al Ministro de Defensa para que le
hiciera retractarse. Es impresionante la fobia que la izquierda más radical
tiene a los Ejércitos, hasta el punto de que el Secretario General del PSOE
habla de suprimir el Ministerio de defensa y el líder de Podemos aboga por una
salida de España de la OTAN. Esa izquierda a la que les molesta de los
militares hasta que hablen pero cuya ayuda
imploran cuando se ven con el agua al cuello o con el trasero ardiendo.
Conviene conocer la opinión individual de los mandos de las Fuerzas Armadas en cuestiones
de suma importancia para el Estado. Obedecer no está reñido con pensar y nuestra
Historia está plagada de personajes ilustres que simultanearon la pluma con la
espada. Hoy me desayuno con otras declaraciones de un Teniente General, Rafael
Comas, Jefe del Cuartel General Terrestre de la OTAN con base en Bétera. En una
conferencia en el Fórum Europa Tribuna
Mediterránea afirma que no sería malo implantar de nuevo el servicio militar
obligatorio y pone como ejemplo a Noruega, un país pacifista en tiempos
modernos, que ha implantado el servicio militar obligatorio para las mujeres.
El General Rafael Comas |
Una
opinión nada desdeñable desde el momento en que debemos empezar a considerar
que los enemigos nuestros y de nuestro entorno ya no son los ejércitos
regulares del Este de Europa sino los
movimientos terroristas nacidos al Este y Sur del Mediterráneo, alimentados por
el odio islámico hacia Occidente y mantenidos por las monarquías feudales del
petróleo. Para esta situación la defensa del país escapa de la tradicional del
ejército regular y la implicación del ciudadano será o deberá ser cada día más
intensa, de forma activa en la vigilancia y denuncia de aquello que levante
sospechas como de forma pasiva, conociendo y sabiendo utilizar los diferentes
medios y elementos de autodefensa que el Estado deberá poner a su servicio. Ya
no se trata de ir a un cuartel a pasar una temporada en régimen de milicia con
desfile incluido; se trata simplemente de formar dentro de los establecimientos
militares o a través de las redes al personal civil para que sepa cómo debe
reaccionar ante un hipotético caso de ataque terrorista en cualquiera de sus
modalidades, con gases u otros productos químicos etc. etc.. No se trata
tampoco de crear un estado de terror entre la ciudadanía, sino de hacerle ver
necesaria la preparación ante lo que pueda sobrevenirle y que ya conoce por la
información que se recibe a diario de otros rincones del mundo y que mañana
pudiera ser del nuestro.
Frente
a estas opiniones constructivas y necesarias encontramos el lamentable caso del
teniente Luis Gonzalo, autor de la novela “Un paso al frente”, en la que de
boca del protagonista, el teniente Guillermo Fernández, denuncia casos de
corrupción en el Ejército y que ya tiene abiertos varios expedientes que pueden
suponerle la expulsión del mismo.
Lamentable
porque el Ejército es una Institución jerárquica y disciplinada donde existen
limitaciones en el comportamiento de sus miembros y donde sobre el papel
existen medios de denunciar y la obligación de hacerlo de aquellos casos que
puedan ensombrecer el prestigio de la Institución y como en cualquier causa
civil, con las pruebas fehacientes de la irregularidad denunciada.
El teniente Gonzalo Segura |
La novela en cuestión, que lleva
vendidos más de quince mil ejemplares, puede no ser la causa de los expedientes
abiertos al autor sino el hecho de que el mismo haya utilizado los medios de
comunicación para publicitar el texto, concebido como denuncia de actos
ilícitos cometidos dentro de las Fuerzas Armadas. Aquí seguramente es donde se
pierde la razón por no haber recurrido reglamentariamente a los medios y
herramientas establecidos al efecto.
Posiblemente el contenido de la novela refleje situaciones reales y corruptelas
enquistadas pero no es este el medio para destaparlas. Si yo durante mi
servicio militar hubiera denunciado que, cuando nosotros disponíamos de un par
de botas para los quince meses de entonces,
de mi Compañía salían sacos
llenos de botas sin estrenar con destino al Rastro, concretamente al puesto de
un compañero al que vimos por el cuartel en contadas ocasiones, seguramente el
que lo hubiera pasado mal sería yo. Hoy en cambio esto mismo puede hacerse con
garantías pero siguiendo los cauces establecidos dentro de la Institución o
bien abandonando la misma y recurriendo a la justicia ordinaria. Sea como
fuere, lo que sí creo es que, independientemente de que las formas no sean las
correctas, si el contenido de la novela encierra la mínima posibilidad de que
el autor esté en lo cierto, se debe investigar de oficio y aclarar asuntos que
pudieran calar en la sociedad, tan sensibilizada con los casos de corrupción
que a diario nos sorprenden.
De vuelta al principio, mañana
veremos por dónde sale la Fiscalía, qué pasa en el PSC y si a la Pantoja le van
a permitir asistir al entierro de la Duquesa de Alba.
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