Durante el gobierno de Margaret
Thatcher los escoceses hicieron un intento de separarse del Reino Unido y la
“Dama de Hierro” les marcó el camino hacia la independencia, un referéndum en
el que el “sí” superara al menos el 40% no de los votantes sino del censo. El
intento secesionista se quedó en eso, en un intento.
Pasados unos años y cuando el
asunto de la independencia no era en absoluto la mayor preocupación de los
escoceses y tan solo el Partido Nacional de Escocia - curiosamente fundado por
el nieto de una gaditana, Robert Bontine “Don Roberto”, un aventurero que vivió
entre 1852 y 1936 – mantenía la llama de un
independentismo light. David
Cameron en plan Zapatero accedió sin sonrojarse a las pretensiones del líder escocés
Alex Saldmon e incluso le animó a ello,
en la confianza de que sería una gran derrota de los independentistas y un gran
éxito para su política.
Montado el referéndum, los
escoceses plantearon tres cuestiones, continuidad, independencia o mayor grado
de autonomía y de nuevo el “Zapatero inglés” se marcó un farol y vino a
decirles, don Juan o don juanito, o todo
o nada y de tercera vía con más autonomía ni hablar. Los escoceses ante la
disyuntiva de tener que elegir entre el sí y el no y sin posibilidad de una
tercera vía se dividieron creando incluso una fractura social que tardará años
en cerrarse y al final hasta el mismo Cameron derramó lágrimas pidiendo el no,
viéndose obligado a hacer concesiones para dotar a Escocia de más autonomía,
que al fin y al cabo era lo que pedían.
La torpeza zapateril de Cameron
ha puesto en peligro la continuidad del
Reino Unido y el proceso de consolidación de la UE pudiendo haber dado lugar a
una de las mayores crisis europeas, al tiempo que ha dado ánimos a otros
movimientos secesionistas como el catalán y el vasco que esperaban el sí como
agua de mayo. Ahora se verá obligado a descentralizar la gobernación del Reino
Unido porque se lo ha prometido a Saldmon pero se verá abocado a adoptar el “café
para todos porque si no lo hace,
Inglaterra, Gales e Irlanda del Norte pondrán el grito en el cielo. Este es el triste
resultado de un tonto pretencioso al que por méritos propios concedemos el
título de “The Zapatero United Kingdom”.
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