EL FIN DE LA NACIONAL
310
Sisanteños, la N-310 ha muerto. Ha muerto a manos de la
misma razón que la creó, la modernidad. La necesidad de mejores comunicaciones
aconsejó la construcción de nuevas rutas que compitieran con el sistema radial y de ahí surgió la ida de
atravesar la Península Ibérica, desde Valencia a Lisboa, con una autovía que en
el caso español se denomina A-43,
“Autovía Extremadura-Comunidad Valenciana” y cuyo trazado desde Villanueva de
la Jara hasta Manzanares, inaugurado en 2009, corre en paralelo a la N-310.
La N-310 nació en 1987 cuando el Estado recuperó algunas
carreteras traspasadas a la Junta de Castilla la Mancha tres años antes. Se
transformó en vía rápida al entrar en
servicio las circunvalaciones de Argamasilla de Alba y Tomelloso y fue una vía
muy transitada hasta que en noviembre de 2009 se inauguró el tramo de A-43. A consecuencia
de esto, la N-310, ha perdido las razones que aconsejaron su nacimiento y dado
que su recorrido está dentro de los
límites regionales el Estado ha devuelto de nuevo la carretera a la Comunidad
Autónoma. Los identificadores han sido borrados y desconozco si los nuevos irán
en color azul CM-?? (Red Básica de Alta Capacidad) o en
naranja CM-??? (Red Básica Convencional).
Con motivo del vigésimo quinto aniversario del accidente que
costó la vida a mi suegro, Benjamín Toledano, publiqué en 6 Flores un artículo
del que he extractado lo siguiente:
…”Yo la recuerdo
de tierra en los interminables viajes a San Clemente en el “Pepito” de Bartolo.
Después alguien pensó contradecir el arcaico trazado radial y buscar el atajo
de Andalucía a Levante, Mancha por medio,
y creó el monstruo, eternamente insatisfecho a pesar del más de un
centenar de vidas perdidas en su lengua de asfalto.
Los osos del Hosquillo y los ciervos de
Cabañeros gozaban de más protección que los miles de agricultores manchegos,
obligados a jugarse diariamente la vida en esa y otras carreteras similares,
que antaño fueron caminos que les arrebataron en aras a la modernidad sin alguna
reparación.
Argumentos hay de sobra para defender la
modernidad y la tradición. Nadie pone en duda la necesidad de modernas
carreteras que faciliten el desarrollo de los pueblos, pero ningún responsable
pensó en la necesidad de hacer caminos paralelos que facilitasen el
desplazamiento, diario y numeroso, de tantos y tantos hombres del campo.
La N-310, considerada para colmo como vía
rápida, es un ejemplo más del mal gobierno que llevamos sufriendo en esta
artificial mezcolanza que llamamos Castilla la Mancha. En Manzanares,
Argamasilla, Tomelloso, Villarrobledo, San Clemente, Sisante etc. son en estas
fechas centenares de tractores cargados de uva los que circulan entre miles de
camiones de gran tonelaje, unos con la señal luminosa a la vista, en otros
casos oculta y en algunos apagada.
Miserables arcenes, en muchos casos de
menos de un metro. Igualmente miserable la señalización para la noche o los
días oscuros y de niebla, tan frecuentes. Vergonzosa la ausencia de caminos
paralelos alternativos, por lo menos en los diez kilómetros anteriores y
posteriores a cada pueblo. Mas vergonzosa todavía la pasividad de las
autoridades autonómicas, que justifican su dejadez en el argumento de la
“titularidad”, que es estatal en este caso, olvidando que los muertos y sus
familias son manchegos. Cada muerte
debería hacer reflexionar y concienciar a todas las autoridades políticas y
técnicas responsables. La N-310 es una sangría continuada de vidas por la que
nadie parece estar preocupado.
Los agricultores también deben asumir su
parte de responsabilidad y aceptar que la circulación por una vía rápida,
atestada de camiones, requiere adoptar
unas medidas y unos hábitos diferentes a
cuando se circula por un camino. Son numerosos los tractores que colocan la
señal intermitente de forma que si se ve por delante no se ve por detrás y al
contrario, o enganchan remolques cuya altura es superior a la de la señal
luminosa. Son también muchos los que acoplan aperos que sobresalen
excesivamente por los lados sin ninguna señal que lo advierta. Muchos también
los que, entre luces, olvidan llevar encendidas las necesarias etc. etc. No me estoy inventando nada. Es la realidad
que me encuentro cada día en mis numerosos viajes por esta y otras carreteras
“CM” de Albacete, Ciudad Real y Cuenca.
La N-310 ha podido suponer en algún momento
cierto respiro en la economía de los pueblos que atraviesa; no en el nuestro
desgraciadamente; pero sus bastante más de cien muertos son un tributo
innecesario que debería quitar el sueño a más de un responsable y hacer cambiar
las costumbres de más de un usuario.
También a ella le va a llegar su fin en un
futuro muy próximo. La nueva autovía que ya viene de Ciudad Real hasta La
Atalaya habrá supuesto la muerte de la N-310. No creo que en Sisante vayamos a
derramar ni siquiera una lágrima por ella.”
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