IGLESIA Y MILICIA, LOS
GRANDES AUSENTES
El hecho histórico de ayer ha
provocado tantos ríos de tinta que el país está inundado de opiniones distintas
y distantes. El despliegue televisivo y radiofónico fue tal que no quedó medio
que no emitiera programas especiales al respecto, excepción hecha claro está de
las cadenas en manos del separatismo vasco y catalán. En cada una de las
cadenas se comentaba el acto según ideología o intereses. En las más próximas a
la izquierda se hacía hincapié hasta el
aburrimiento en el asunto del referéndum sobre la forma de Estado. En las del
chismorreo, las “pedorrillas” de siempre reparaban especialmente en los
detalles superfluos, si D. Juan Carlos rehuía a la ya Reina Leticia; si el beso
de Dª. Sofía a D. Juan Carlos fue un beso de compromiso y cosas así por el
estilo. Fue el día de los tertulianos, que hicieron “el agosto” en solo una
semana.
La ausencia de ceremonia
religiosa fue recogida por muchos comentaristas y tertulianos. Unos se agarran
a que la Monarquía española es confesionalmente católica, otros a que el Estado
es aconfesional. Todos llevan razón, o no, como diría Rajoy. Yo pienso que al
menos el juramento debería haberse hecho sobre la Biblia y jurando por Dios,
que es el mayor nivel de compromiso que puede adoptar un cristiano y el Rey lo
es. No se utilizó ni siquiera la fórmula de “juro por mi conciencia y honor”
que utilizan habitualmente los no creyentes y los acomplejados que sí lo son.
Se utilizó una fórmula impuesta en su momento por los constituyentes, tan fría,
textualmente tan pobre y haciendo mención expresa de los derechos de las
Comunidades Autónomas, que parece la utilizada por los nacionalistas “por
imperativo legal…”. En fin, para conformar a la mayoría católica española el
nuevo Rey ha cambiado la agenda y va a visitar en primer lugar el Vaticano,
imagino que con gran cabreo de los marroquíes que ya adelantaban en los medios
de comunicación el privilegio de ser los primeros en recibir al nuevo Monarca.
Error de cálculo porque aunque la visita al Vaticano es política y
económicamente intrascendente, la diplomacia española va a tener que dar
explicaciones a la del reino alauita.
Se comentó mucho, sobre todo en
los medios más centrados y de mayor audiencia, la ausencia de alusión a las
Fuerzas Armadas en el discurso del Rey Felipe VI. Las FFAA fueron las únicas que no tuvieron dedicadas unas líneas
a pesar de ser una de las Instituciones más valoradas por los españoles. En el
discurso no había nada que se dijera u ocultara por casualidad. Estaba todo
medido y consensuado y aquí es donde nace la duda y confusión, en el por qué;
en cual fue la causa para que Moncloa y Zarzuela dejaran a un lado un mínimo
recuerdo para quienes están muriendo
lejos de nuestras fronteras prestando ayuda y defendiendo la paz en
conflictos donde los derechos humanos
son pisoteados. ¿Acaso recordar también
la alta misión de las FFAA como garantes de la unidad de España no era
“políticamente correcto” ante la presencia de Mas y Urcullu?.
Las FFAA del siglo XXI no es el
ejército levantisco de los dos siglos anteriores ni están pensando en aventuras
al margen de la Constitución. La espantada de Tejero fue el punto de inflexión
en la concepción de lo que es un ejército moderno, profesional y sin servidumbres políticas. No obstante y por
mandato constitucional, pudiera darse el caso de una actuación de las FFAA
contra una parte de los españoles empeñados en dividir y destruir España y
esto, que sería la última instancia una vez agotados todos los recursos
pacíficos posibles, está escrito y es una realidad a contemplar. Con ocultarlo
se mina la moral de las FFAA y se acrecienta la bravuconería de políticos sin
escrúpulos como Arturo Mas. La idea de Zapatero y su ministra Chacón de
convertir las FFAA en una ONG, y de la Unidad
Militar de Emergencias en una
guardia pretoriana a las órdenes directas del Presidente del Gobierno, medidas
estas no contestadas por el actual Gobierno de Rajoy, no es precisamente lo que
los españoles queremos para nuestros ejércitos. Soy consciente de la necesidad
de prestar ayuda humanitaria y luchar por la paz en un mundo global en donde
todo nos afecta a todos, pero creo
también que nuestra integración en un aparato militar supranacional como es la
OTAN nos exige mantener a punto nuestras
FFAA, modernizadas y homologadas para acrecentar su efectividad. Las
FFAA no deben estar para recoger la basura de las ciudades por desavenencias
entre barrenderos y empresas. Una cosa son las catástrofes naturales donde toda
la ayuda es poca y otra es convertir a nuestros ejércitos en chica para todo.
Tanto en la organización de los
actos como en el discurso, ya lo dije anoche en la tertulia –gratuita por
cierto- de Visión 6, se echa cuenta de la prudencia de la Casa Real y del
complejo del Presidente Rajoy. En el primer caso como si hubiera algo que
ocultar o alguien a quién pudiera ofenderse. En el segundo, el temor a la calle
y a los movimientos minoritarios antisistema y de extrema izquierda que le
obligaría a utilizar a las Fuerzas de Seguridad de la forma en que lo hace
cualquier país europeo pero que aquí levanta ampollas. Al final, lo importante
es que se ha realizado un hecho histórico de mucho calado, por su significado y
por la normalidad democrática del cumplimiento de algo ya establecido en la
Constitución. La anécdota del gesto de mala educación de Mas y de Urkullo –que
se dejó arrastrar por el otro- y la ausencia de toda la
morralla independentista y de la izquierda plural y variopinta, sirvió si acaso
para descubrir la miseria moral e intelectual de sus protagonistas y espero que
al menos los posibles votantes de IU recuerden, comparen y se lo piensen dos veces. ¡ Larga vida al
Rey!.
No hay comentarios:
Publicar un comentario