¿Cree necesario acabar con los privilegios que gozan los ex presidentes autonómicos?
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Cospedal debe modificar la ley
Un Presidente de Comunidad Autónoma es como decía aquel conserje: “El fijo soy yo; él es el interino” y efectivamente es así, un interino que accede a un puesto vacante, no por concurso sino por elección y que acabado su mandato y cumplida su misión se convierte en un ciudadano de a pie, con una compensación económica de dudosa legalidad y, en casos excepcionales, un servicio de seguridad durante un tiempo determinado.
Dicho esto, el millón de euros que cuestan los tres ex presidentes catalanes y los miles de euros que nos cuesta Bono son un robo manifiesto a la sociedad española. En el caso de Bono más grave todavía porque después de ser Presidente de la Comunidad fue Ministro y Presidente del Congreso, por lo que si algún privilegio le correspondía debería ser por el último cargo, no precisamente por un cargo dos veces anterior y existe además el agravante de que se marchó voluntariamente al Ministerio de Defensa después de haber repetido hasta la saciedad que no abandonaría a los castellano-manchegos.
No me vale que Cospedal diga que cuando se vaya va a renunciar a determinados privilegios; lo que debe hacer es modificar la ley y, de igual forma que ha dejado sin sueldo a los diputados regionales, haga lo mismo con los ex presidentes y al final cobre cada uno según lo que haya cotizado a la SS, como cualquier hijo de vecino. “Obras son amores y no buenas razones” dice el refrán. Los lamentos de José Molina por su vuelta a la escuela después de veinte años viviendo del cuento han calado honda y satisfactoriamente en el pueblo albaceteño. ¿Por qué no hacer lo mismo con Bono y sus sucesores?
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