domingo, 27 de enero de 2013

EL PATALEO CATALÁN


Con esa cara de comer gachas se puede ser de todo, desde el tonto del pueblo al president

El pataleo catalán

La declaración de soberanismo del parlamento catalán es más lo que alarma que lo que es. El parlamento autonómico decide por mayoría de la cámara, que no por mayoría de los catalanes, que los catalanes son soberanos y que tienen derecho a decidir. Nada que objetar a esta resolución. Efectivamente son soberanos para gobernarse dentro del Estado al que pertenecen y de hecho, en este aspecto son más soberanos que cualquiera de los estados federados de Alemania o EEUU. Que tienen derecho a decidir nadie se lo discute. Pueden decidir, entre otras cosas más serias, si para captar el voto andaluz visten a la “moreneta” de sevillana o para atraerse a los moros colocan la media luna en los pináculos de la “sagrada familia”. Pueden decidir si las camisetas del Barcelona Club de Futbol llevan la bandera de Aragón o la de los Emiratos Árabes. Pueden decidir llenar el Pirineo catalán de nieve artificial en el mes de agosto y también pueden decidir que las barquitas que navegan por el delta del Ebro vayan pintadas a rayas. Pueden decidir, en definitiva, si declaran al burro y al “caganet” como símbolos de Cataluña.

¿Verán algún día la S.F. coronada con la media luna? Están en ello

Pero ¡ojo!, declararse más soberanos que el pueblo español al que pertenecen o pretender tener derecho a decidir sobre asuntos que no son de su exclusiva competencia sino del conjunto de todos los españoles, es pasarse tres pueblos y yo creo que ha llegado el momento de darles una colleja, por no utilizar palabras mayores, para que espabilen y se bajen del limbo en el que algunos viven.

Trascribo un párrafo de un clarificador artículo del doctor en Derecho y magistrado Alfonso Villagómez, publicado hoy en La Gaceta que deja muy claro lo que significa en la práctica esa revuelta y los medios para combatirla:

“La Declaración que ha sido aprobada recientemente por el Parlament sobre la soberanía y derecho a decidir de Cataluña es un “acto político” y una manifestación de esa naturaleza no puede ser atacada por vía jurisdiccional al carecer de “juridicidad”. La idea de “acto político” surge desde la concepción de un poder público con dos campos de actividad: el jurídico-administrativo y el político, el primero regulado totalmente por el derecho, en tanto que el segundo es de índole extranormativa, y los actos relativos al mismo quedan así fuera de la fiscalización de los tribunales.”

Si como dice el magistrado Villagómez la declaración es un acto político y no se puede llevar a los tribunales, tampoco podrá ir más allá de una solemne declaración si no se materializa después en una ley que concrete los pasos hacia el no sé dónde y esa ley si que podrá ser recurrida por el Gobierno. Mientras tanto habrá que buscar medidas políticas para desmontarles el tinglado y acallar el griterío. Aunque el proceso de secesionismo no es nuevo, en esta última etapa ha sido minuciosamente planteado y puesto en práctica, con los tiempos bien definidos a la espera solamente de la coyuntura favorable. La “Educación para la Ciudadanía” en Cataluña se ha transformado en “Educación para la Soberanía” y gilipolleces como que el Ebro es un rio catalán que nace en tierras foráneas o la lista de los supuestos reyes catalanes y sus guerras contra España, han calado de tal modo en los desventurados bachilleres que ya hay dos generaciones de catalanes con el horizonte puesto en la independencia. Las universidades catalanas son una fábrica de facciosos, ansiosos de establecer un régimen en el que ellos serían la élite. Las fábricas y talleres, como siempre carne de cañón para los ideólogos. Los charnegos representando la “fe del converso”, haciéndose más catalanes que nadie sin percatarse de que en Cataluña las castas, como en la India, son infranqueables. La clase política, descaradamente enriquecida, a la espera de seguir haciéndolo en el nuevo camino en solitario. El funcionariado agradecido y sumiso y la alta burguesía viéndolas venir para ponerse del lado que más convenga. El clero, como no, al lado del sol que más caliente, ya sea Dios o el diablo, que importa.

El "Caganet", moneda oficial del "Estat Catalá"

Como medidas políticas y económicas y ya que han superado ampliamente los límites de déficit convenido, el Estado debería de dejar de avalar más deuda catalana e incluso prohibir la emisión de títulos. El Gobierno debería congelar los fondos que reciben mientras no cierren embajadas y desmonten el estado paralelo que están creando. Sacar de una vez adelante la ley de educación e implantarla debidamente. Sancionar a todos los ayuntamientos que se han declarado insumisos y territorio catalán libre de España, que aquí sí que puede haber responsabilidades penales de los ediles. Forzar el tratado con el Vaticano si desde Roma no prohíben a los clérigos meterse en política. Hacer cumplir por las buenas o por las malas las sentencias del Supremo y el Constitucional sobre todo en lo que se refiere al estatuto y a la lengua española. Llegar hasta el final en los casos de corrupción de los políticos catalanes y volver al Estado las competencias en Justicia para evitar que los jueces catalanes sigan el dictado de los inquilinos del palacio de San Jaime.

Los empresarios del cava de Villafranca del Panadés han aceptado la declaración de su Ayuntamiento sin decir ni pío

Si el Gobierno tiene responsabilidades graves en este asunto, al pueblo también le corresponden actuaciones que vayan encaminadas a convencer l a los sediciosos de que ese no es el camino a seguir y la forma más fácil de hacerlo es tocando el bolsillo de la burguesía y el empresariado. Siempre he sido enemigo de campañas contra el consumo de productos catalanes pero vistos los derroteros emprendidos, creo que no queda más remedio que obligar a la élite empresarial a pronunciarse sobre la deriva separatista y si comulgan con ella habrá que plantearse tardar un poco más de tiempo en hacer la compra y eliminar de la cesta todo lo que huela a burro y cagonet; y al decir la cesta de la compra me refiero a todo cuanto allí se fabrica o se transforma. De momento y a la vista de que el Ayuntamiento de Villafranca del Panadés, cuna del cava, ha sido uno de los primeros en declararse insumiso fiscal e independiente de España. ¿Deberíamos pues seguir comprando cava catalán sabiendo esto?

Paco del Hoyo "Opinión El Pueblo de Albacete" 27/01/2013

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