MÁS PEDAGOGÍA, PIDEN EN EL PP
Qué ironía, en el PP solo se dan
cuenta de que son unos vagos cuando pierden las elecciones. Pasan la vida
sesteando en los despachos esperando la caída del contrario, porque las generales de
2011 las perdió Rubalcaba, no las ganó Rajoy y en Andalucía perdió Griñán, no
ganó Arenas. Pero es que además de ser unos vagos van de sobrados por la vida.
Si es verdad que la soberbia es el gran pecado de la clase política, en el PP
se acrecienta y parece que en Génova hubiera una academia que enseña a mirar por
encima del hombro.
Los políticos del PP, líbrese
quién pueda, son unos vagos; más que los clientes del PER que criticaba ayer.
El electorado al final de la legislatura no recuerda ni sus caras salvo alguna
más mediática o de primer rango. A diferencia del PSOE que se encarga de
adoctrinar permanentemente a sus afiliados de base y tenerlos informados de lo
que ellos hacen y de lo que no hace el PP, en el PP los afiliados ayunan a
diario de noticias y de explicaciones. En el medio rural son los socialistas
los encargados de pregonar lo que ocurre, porque previamente se han introducido
en todos los órganos directivos de asociaciones, culturales, de mujeres, de pensionistas,
de viajes etc. etc. De tanto repetir el mensaje –la mentira en muchos casos-
sin encontrar respuesta por parte de afiliados o cuadros del PP, “su verdad” es
la que cala en la gente porque no hay “otra verdad” que la contradiga. En las ciudades
ocurre otro tanto, desde las comunidades de vecinos a las asociaciones de
barrio, todo lo controla la izquierda. La infiltración forma parte de su forma
de hacer política a sabiendas de que la derecha es comodona y no da un palo al
agua salvo y no siempre en las campañas electorales.
Los políticos en general se
prodigan poco por los pueblos y los barrios y los del PP no son una excepción, más
bien el ejemplo; y cuando van a los
pueblos es para comer y recibir los aplausos de unos cuantos afiliados más
comprometidos y el discurso del pelota de turno que tiene aspiraciones. Cuentan
milongas, comen, recogen los parabienes y se vuelven a casa tan satisfechos de
haber sembrado la semilla del éxito.
Andalucía, entre todos la perdieron. Nadie entona el mea culpa |
Más pedagogía piden ahora algunos
barones del PP. Ahora cuando están viendo las orejas al lobo. La mejor
pedagogía es el ejemplo y la mejor didáctica es la información. Los políticos
deben predicar con el ejemplo de honradez, de laboriosidad, de proximidad al
electorado, de humildad y sencillez; además
de la obligación moral de tener informados a sus electores y sobre todo a los militantes y cuadros locales de los
pormenores del programa con el que los convencieron. No hace mucho tiempo Rajoy
pidió a su ejército de vagos que salieran a la calle a dar la cara. Cuando el
líder de un partido tiene que pedir de esta forma a los suyos que salgan a la
calle a predicar es porque en ese partido no hay cultura de servicio a quienes
les han otorgado la confianza; más bien al contrario, piensan que es el elector
el que está a su servicio y les debe pleitesía. En el PP no hay cultura de
proximidad al electorado, en el PP se mira al elector y al afiliado por encima
del hombro. No son nada salvo en el momento en que los necesitan para hacer
bulto en los mítines. Y no solo a estos; me comentaba un buen amigo mío,
alcalde de un pequeño pueblo conquense, que para ser recibido por el Delegado provincial de la Junta había que
echar merienda y ya si se trataba de un consejero, avío para varios días; todo
eso previo paso por el filtro del valido de turno, en el caso de Albacete el
todopoderoso Antonio Serrano, valido de Cospedal y amo y señor de vidas y haciendas,
que en política se traduce en cargos y listas.
La soberbia les nubla la vista.
Los que ahora claman a escondidas por el desastre de Andalucía, no lo hacen por
entonar el mea culpa sino por buscar a quien culpar del desaguisado. Moreno
Bonilla fue producto según cuentan de una guerra interna entre las dos mujeres
que mandan en el partido, con victoria para Soraya y derrota de Cospedal, pero
el último responsable fue Rajoy que metió a un personaje de tercera fila en una
Comunidad donde se exigía echar el resto. Rajoy sale por peteneras, sin examen de conciencia ni dolor de corazón y
menos aún propósito de enmienda. No
podemos darle la absolución, no se la está ganando. Cospedal por su parte calla
y espera. Espera revalidar la mayoría absoluta para, con ese pasaporte, pasar
factura a Soraya, que viene a ser ésta algo así como el Rubalcaba del PP.
Pedagogía claman los barones. En
el PP no hace falta ciencia, hacen falta zapatos. Parcos en el comer y raudos
en el andar, que la Mancha es tan grande como pequeña su voluntad.
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