“LA MANIFA”
Ayer a eso de las cinco de la
tarde salí a cumplir con la prescripción médica de moda, ir a caminar al menos
una hora. En la zona en la que resido tengo tres buenas opciones para cumplir
con el mandato, el circuito de La
Pulgosa desde la Universidad está muy bien acondicionado pero al final piensas
que vas por la Calle Ancha por la cantidad de gente que reconoces y saludas.
Otra alternativa es la del camino de la Ciudad Deportiva hasta la Base. Éste
tiene peor piso y además se ha convertido en el camino de los perros sueltos,
que al tratarse de una zona periurbana debería estar más vigilada por los
responsables municipales. La tercera opción, la más urbana, transcurre a través
de la nueva circunvalación, desde la “glorieta de Windows” hasta el Hospital,
bordeando las nuevas urbanizaciones de la zona; es la más cómoda.
Ayer elegí la tercera opción y
poco antes de llegar a la glorieta de “La Casita” vi venir un coche de la
Policía seguido de un grupo de gente, no más de veinte, con unas cuantas
pancartas alusivas al tratamiento de la hepatitis C y unos gritos y consignas
fabricados al efecto, llamando mi atención uno que pedía el fin de la
dictadura. Presidía la comitiva una enorme bandera republicana cuyo extremo
casi tocaba el suelo y cuyo portador apenas era capaz de manejar.
Aminoré la marcha para
observarlos más detenidamente, sin llegar a comprender qué pintaba una bandera
republicana en una manifestación para pedir mejores condiciones en el
tratamiento de una enfermedad. Si no recuerdo mal, el Gobierno ha ofrecido a
las CCAA, que son las responsables de la Sanidad, un fondo de dinero a interés cero del que pueden echar mano para
atender a los afectados por este mal
cuyo tratamiento es muy caro. Imagino que en nuestra Región no hayan sido
ajenos a esta situación y habrán puesto
todos los medios posibles a disposición de los afectados, aún así respeto el
derecho de estos a manifestarse para llamar la atención de los ciudadanos y
exigir mayor implicación de las autoridades competentes.
Hay
cosas que aún entendiéndolas me cuesta trabajo asumir. Entiendo que haya
un grupo de gente que está disconforme con toda o parte de la gestión
del Gobierno Autonómico o Nacional. Entiendo que esta gente se
manifieste y disponga de todos los medios legales a su alcance para
hacerse ver y oír. Entiendo que por aquello de “a rio revuelto…” haya
algún aprovechado que quiera sacar rédito político del asunto y
convierta la protesta en una reivindicación política de independencia o
cambio de régimen. Lo que no puedo asumir es que si de verdad los que se
manifiestan pretenden con ello buscar apoyos para que se les solucione
su problema, transijan con este tipo de oportunistas que tergiversan y
les roban el sentido de la protesta convirtiéndola en una reivindicación
ajena completamente a la que se pretende.
Si los manifestantes
consideran que estos detalles les dan más proyección están equivocados.
Desde el momento en que se colocan bajo signos ajenos al motivo que
les convoca pierden toda credibilidad. Para mí la manifestación de ayer
no era la de los afectados por la hepatitis C sino la de un grupo de
gente que defendía un modelo de Estado diferente al que tenemos y
confundía esta democracia, sin duda la mayor disfrutada jamás por el
pueblo español, con una dictadura cuyo fin reclamaban. Es una pena que
la gente se deje embaucar y dominar por unos profesionales de la
subversión y no haya nadie con las agallas suficientes para mandarlos a
tomar por donde amargan los pepinos. Ocurre en todos los casos; hay un
grupo de gente, antisistemas, okupas, antimonárquicos (que no
republicanos), independentistas, sindicalistas pagados etc. que
aprovechan estas situaciones y montan su circo particular, con o sin
violencia pero siempre desvirtuando, entorpeciendo y degradando un
derecho fundamental de nuestra democracia como es el de manifestarse
pacífica y libremente.
En cuanto a lo de ayer, ellos verán, pero
el hecho de que una gran bandera republicana ilegal presidiera la
manifestación de un mínimo grupo que reclamaba mejores atenciones
médicas es un despropósito, un error, un salirse de parva como se dice
en el campo manchego, un no saber ni donde están ni lo que quieren. Son
sencillamente carne de cañón manejada por cuatro desaprensivos que los
manejan al tiempo que los desprecian. Estos, los unos y los otros, son
la muestra de que los últimos cuarenta años no han creado mejores
hombres que los cuarenta anteriores. Y quién no lo quiera ver así que no
lo vea; yo que he vivido media vida en cada época, estoy convencido.
No hay comentarios:
Publicar un comentario