martes, 17 de marzo de 2015

ANDALUCÍA, EL PER Y EL PEZ




EL PER Y EL PEZ


Este fin de semana lo he pasado en mi refugio de la Sierra del Segura, la aldea de Góntar, sin duda una de las más privilegiadas por la naturaleza en el término de Yeste; lindando monte abajo con los ríos Zumeta y Segura que hacen de límite, que no frontera, con Al Ándalus en su extremo norte jienense, que alberga el Parque Natural de Cazorla, Segura y Las Villas.


Frente a Góntar (la aldea de la Tierra Media, bromean mis amigos) al otro lado del río Segura y a la misma altura, entre 1.000 y 1.200 metros se encuentra la aldea de Miller y tras el Zumeta las aldeas de Marchena, Marchenilla y alguna otra, todas ellas pertenecientes al Municipio de Santiago de la Espada-Pontones. Entre mi aldea y las otras que describo apenas hay algo más de media legua por carretera transitable.


Hecha esta introducción y yendo al grano,  he conocido cómo algunos vecinos de mi aldea, unos andaluces y otros castellanos, están empadronados en alguna de estas aldeas del Municipio de Santiago y puesto a averiguar el por qué no me resultó difícil llegar a la conclusión de que en estos lugares se cobra el PER y en mi aldea no. La diferencia entre los pobladores de unas y de la otra es tan insignificante que se podrían cambiar los unos por los otros sin que sufriera variación alguna su sistema de vida, agricultura de subsistencia con unos pocos bancales y bastantes olivos; eso sí los que fueran de Góntar tendrían el maná del PER mientras que los que vinieran de Miller lo perderían, y eso que la Sierra del Segura albaceteña está considerada como zona deprimida, tan deprimida que no hay facultativo ni político que la saque de la depresión.

En primer plano Góntar, al fondo Miller
 ¿Por qué, me pregunto con frecuencia, los de este lado tienen que ganarse el pan con el sudor de su frente y los de allí enfrente se lo ganan con el sudor de la frente de los de aquí?. Esa es la Andalucía profunda, la de la subvención, la de la pereza, la de buscar en la picaresca el medio de salir adelante, pese a quién pese y a costa de quién sea. Los exiguos catastros de rústica y la ausencia de anotaciones registrales invitan al fraude en el sentido de que las herencias, sobre todo de olivos, pasan de hecho de padres a hijos sin variar la titularidad, lo que permite que muchos agricultores con importante presencia en el olivar justifiquen los jornales en sus propias fincas o en la de los vecinos y pasen el año cobrando el PER y atendiendo lo suyo. Nadie quiere tener nada a su nombre; nadie quiere figurar en nómina de nada; casi todo el mundo está en el régimen agrario ya sean albañiles o camareros, porque ello les permite justificar los mínimos jornales en el campo y hacer compatible el PER con sus dedicaciones habituales.


Es la Andalucía que no emigró en los años sesenta y setenta a las zonas industriales de Levante y Cataluña y  prefirió vivir apegada al terruño hasta que el dios Felipe les otorgó el maná diario del PER que acabó con las penurias. Es la Andalucía que no fue capaz de crear riqueza con los miles de millones que vinieron de Europa para sus campos y sus infraestructuras; solo creó nuevos ricos. Es la Andalucía que a pesar de las ayudas siguió manteniendo los mayores índices de paro y los peores niveles educativos. Es la Andalucía que ha estado gobernada por el socialismo desde hace cuarenta años, donde el socialismo descubre su verdadera cara, su idea de sociedad dependiente, su paternalismo y su caciquismo ancestral.

Cuarenta años gobernando y echan las culpas a los demás
 Ya comenté en clave de humor la promesa de Moreno Bonilla de crear seiscientos mil puestos de trabajo en la legislatura. Me dio la sensación de que Moreno Bonilla a pesar de haber nacido en la tierra de “María Santisma” no  parecía de allí. Prometer trabajo lo hacen todos los Partidos en lid pero los andaluces saben que si la promesa viene de Susana Díaz no hay peligro porque todo se queda en el alboroto y algarabía mitinera. Lo peligroso es cuando lo dice el PP, que siempre hay alguna posibilidad de que sea cierto. Por Dios, seiscientos mil puestos de trabajo, y encima será legal y habrá que estar fichado, ¡qué horror!.


Pecaría si hiciera tabla rasa al hablar de los andaluces. Andalucía es una y trina, como Dios. Hay una Andalucía sureña rica, industrial y turística, donde no es difícil encontrar una actividad cuando se busca. Hay otra Andalucía señorita, terrateniente, explotadora, que ordeña su tierra e invierte en Madrid y crea en torno a ella la servidumbre de  ejércitos de jornaleros, lameculos y oportunistas. La otra Andalucia, la del Sureste, la desértica, que ha sido capaz de sacar de una gota de agua comprada la hortaliza que consume media Europa y en la que curiosamente la presencia de jornaleros autóctonos es infinitamente menor que la de   foráneos. El Andalucía hay gente que trabaja mucho, que es vividora, emprendedora, legal; el problema es que son minoría. Yo tuve la mala suerte de ir a vivir a un pueblo del cinturón de Sevilla donde los propietarios de naranjales dormían en ellos, escopeta en mano y aún así a la puesta del sol salían en bandada multitud de “Riejus” con la caja vacía que al rato volvía llena. A la mañana siguiente en cualquier esquina de Sevilla se oía la misma cantilena: “Naranjas de Andalucía, se roban de noche, se venden de día”.

Susanita es más de los mismo, charlatanería y demagogia

El socialismo andaluz no quiere riqueza, no quiere una clase media potente que piense por sí misma, no quiere una ciudadanía que se le escape de las manos, tienen que mantener los índices de paro y pobreza porque así pueden repartir el maná diario, no pueden formar a sus obreros ni educar a sus escolares porque corren el riesgo de que dejen de ver Canal Sur, el alminar desde donde los almuecines  les convocan al rezo que dirigen desde san Telmo.


El PER y el pez son los dos grandes males de los andaluces. El PER porque les anula el estímulo para  prosperar en la vida; el pez porque el socialismo andaluz aplica sin el menor sonrojo el proverbio chino que dice: “Da un pez a un hombre y comerá un día, enséñale a pescar y comerá todos los días”. Los andaluces, mientras estén gobernados por la izquierda tendrán PER y pez a diario pero jamás aprenderán a pescar.


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