viernes, 21 de marzo de 2014

LA REBELIÓN DE LOS JUECES



LA REBELIÓN DE LOS JUECES Y EL PRINCIPIO
 DEL FIN

Yo creía, ignorante de mí, que en un  Estado democrático como es el caso de España, los jueces conforman una Institución que se dedica a administrar justicia, en nombre del Rey o del pueblo, qué más da. Para administrar justicia primero hay que respetar la ley para luego hacerla cumplir. Hay un Poder Legislativo que son las Cortes con sus dos cámaras, Congreso y Senado, donde nacen las leyes que rigen el funcionamiento de la sociedad y del Estado y hay un Poder Judicial encargado de hacerlas cumplir. Igual que cuando un ciudadano transgrede la ley y es sancionado, cuando un Juez incumple o desobedece una ley debe igualmente ser castigado, más en este caso porque se trata de un incumplimiento por quien tiene el deber de hacerlo cumplir.

En el caso de la Justicia Universal por la que se pretende juzgar los crímenes contra la humanidad, el Tribunal Internacional de Justicia de la Haya, que debería ser la única jurisdicción en esos casos, dejó en manos de los Estados  el derecho a ejercer la jurisdicción universal en materia de genocidio y crímenes de lesa humanidad. El hecho de que conceda a los Estados este derecho no debe significar que los mismos puedan interferir en asuntos internos de los demás y menos en causas que por la localización y la distancia geográfica y temporal no interfieran ni  entorpezcan la vida del propio país ni afecten a ciudadanos del mismo.

En España se siguen  doce causas en la Audiencia Nacional por delitos cometidos fuera del territorio nacional, en unos casos contra ciudadanos españoles y otros completamente ajenos a nuestros intereses. Entre los primeros, la muerte del periodista  José Couso, las víctimas españolas del holocausto, el genocidio de Ruanda, genocidio en Guatemala, asesinato del diplomático Carmelo Soria y el asesinato del jesuita Ignacio Ellacuria. Entre los segundos, el genocidio en el Tibet, genocidio en el Sahara, seguidores de Falun Gong, vuelos de la CIA, ataque de Israel a la flotilla de la libertad en Gaza y ataque al campo de refugiados iraníes de Ashraf.

Los Jueces Moreno, Pedraz, Ruz y Andreu se las reparten según parece por sorteo y es tal en ansia de notoriedad de los conocidos como jueces estrella que el Juez Moreno ha estado a punto de crear un conflicto diplomático de imprevisibles  consecuencias con el Gobierno chino por su celo excesivo  que le condujo a ordenar la detención de nada menos que el ex presidente chino Hu Jintao.

El Juez Pedraz, del que no me atrevo a decir lo que pienso, ha incumplido la ley al negarse a cerrar los casos  de Guatemala y José Couso. Los Jueces Andreu y Moreno  se han apuntado a la rebelión y esperan que sea el tribunal Constitucional quién tire por tierra la reforma del Gobierno de Rajoy. Desobedecen o incumplen la ley y además amenazan al Gobierno con un recurso ante el TC que ellos mismos deberían evitar porque su misión es acatar la ley y hacerla cumplir, no rebatirla porque para eso está la oposición parlamentaria.
Es inaudita eta actitud de los denominados jueces estrella que pone de manifiesto el estado de putrefacción de la clase política y judicial españolas. El Estado democrático nacido a la muerte de Franco ha fracasado sin llegar a cumplir los cuarenta años. España está dividida en torno a dos banderas; fraccionada en diecisiete insolidarias taifas, dos de las cuales pretenden seguir su andadura por libre; con dos grandes partidos uno de corte nacionalista y el otro de errática andadura entre las conveniencias de cada momento; unos Sindicatos dedicados el expolio de la clase obrera a la que dicen defender y una sociedad en la que la crisis ha descubierto su banalidad y olvido de los principios que sirvieron de pilares del nuevo Estado.


 El día 22 el populacho invadirá las calles intentando suplantar por la fuerza la soberanía del pueblo. Lo triste es que media España estará de su lado, precisamente la media España que los condujo a la ruina y les privó de esperanza. Nos invaden desde abajo, nos quieren abandonar los de arriba y el centro, Madrid, cae ante la chusma de un nuevo frente popular. El Gobierno sestea. La Oposición se aprovecha del desmadre. Parte de los Jueces, objeto inicial de este artículo, minan con su actitud los cimientos del  Estado. No queda nada puro ni transparente y por mucho que pretendo ser optimista no puedo dejar de pensar que esto  ha llegado a su final y al decir esto me refiero  a este Estado democrático de todos y para todos que yo, como otros muchos millones de españoles, contribuimos a crear no sin grandes sacrificios. En treinta y ocho años lo hemos tirado todo por tierra.

Paco del Hoyo. "Arriba Periscopio" 

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