miércoles, 17 de junio de 2015

CARMONA Y CARMENA, PARA USAR Y TIRAR




CARMENA-CARMONA, PARA USAR Y TIRAR

Manuela Carmena soñó una noche que gobernar Madrid no debería ser difícil si  lo habían hecho Gallardón y Ana Botella. Se despertó en ese momento mágico que te deja un buen sabor de boca por lo soñado y decidió lanzarse al ruedo. Hay quien dice que no fue ella la que se ofreció sino que los grupúsculos congregados en la Puerta del Sol buscaron una persona de prestigio entre la  extrema izquierda que pudiera aglutinar a todos ellos, cada uno de su madre. En Podemos también buscaban a esa persona que pudiera ganarles posiciones, sin comprometerse ellos mismos directamente pero cuidando de situar en las listas a miembros del movimiento que, en un momento determinado y propicio, pudieran hacerse con las riendas de la gobernación de la Villa.

Según esta teoría Manuela Carmena es la figura de paja en una empresa que se maneja a distancia y aunque ella niega  la mayor, Podemos no deja dudas de que quién gobierna Madrid son ellos y no la chusma variopinta del 15M. De hecho ellos han impedido la renuncia total del concejal antisemita o de la imputada asalta capillas y ellos son los que amenazan al PSOE de que cualquier movimiento en contra de lo acordado en Madrid podría tener repercusiones en las cuatro CCAA  que el PSOE gobierna con su apoyo.



El dúo Carmena-Carmona tienen un problema individual y otro conjunto. Manuela Carmena aceptó encabezar una lista de indeseables, activistas callejeros sin otra actividad conocida que la de la protesta y la subversión por un lado o la de profesionales de dudosa catadura por otro; cada uno de una procedencia asamblearia diferente sin otro punto en común que el de hacerse con el poder y tratar de desalojar -que ignorantes- a los poderes fácticos que gobiernan el mundo. Carmena aceptó esto y a éstos y sabía desde el principio que la mitad de su lista eran miembros de Podemos y conocía las andaduras de unos y de otros; era una bomba en potencia que ahora le estalla en las manos, y no vale salir diciendo que esto es una “confabulación judeo-masónica” como en tiempos de Franco, ni un tamayazo encubierto ni un movimiento de acoso y derribo de la derechona; es lo que hay y ella se prestó al juego atando su gestión y su porvenir político a los designios de Pablo Iglesias que es el verdadero alcalde de Madrid.


Antonio Miguel Carmona –qué decepcionante- renegó de sus principios socialdemócratas y se echó en manos de la revolución chavista importada para España. Toda su campaña se convirtió después en la gran mentira, en el gran fraude. Le ofrecieron la coalición para impedir el triunfo de la izquierda revolucionaria y él, de la forma más indigna que se conoce, renunció a todo lo que durante mucho tiempo había pregonado en las pantallas televisivas  y los micrófonos de la radio y consintió la creación de un nuevo frente popular que ya de momento aconseja a los concejales de la oposición que se prevean de escoltas. La traición de Carmona no tiene nombre. Cierto es que sus movimientos fueron impuestos desde Ferraz, que el apoyo a Carmena partió de una orden del nuevo Zapatero, pero la dignidad de la persona debe estar por encima de estas imposiciones y su marcha le hubiera hecho meritorio de reconocimiento a su honradez.



Manuela Carmena y Antonio Miguel Carmona tienen un problema común y es que ninguno es dueño de su destino. Sobre Carmena está Pablo Iglesias, sobre Carmona Pedro Sánchez. Ambos son utensilios para usar y tirar. Cumplirán el mandato interesado de quienes ya luchan por controlar la izquierda y después se desharán de ellos. Ninguno de los dos tiene autonomía para decidir sobre el futuro. Ninguno de los dos  tiene porvenir fuera del Madrid revolucionario que han convenido en crear. Son dos peleles condenados a hacer que se entienden mientras sus mentores afilan las armas de cara a las elecciones de Noviembre. Lo más digno que pueden hacer estos dos personajes es marcharse; la abuela Manuela a hacer calceta en su casa, aunque esto suene a machista; Carmona a sus aulas y sus tertulias. Dejar a los líderes de verdad que se resuelvan ellos sus problemas y sus guerras internas sin dejarse utilizar como arietes. Gane quien gane en Noviembre, Carmena y Carmona serán dos perdedores.


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