LA EDAD DE RIBERA EN CLAVE SISANTEÑA
Haciéndome eco de las palabras,
supuestamente mal interpretadas, de Albert Ribera en relación con la edad de
los intervinientes en la vida política, quiero reparar en algo que tienen muy
próximo los sisanteños que han de pronunciarse el día 24 para elegir su Alcalde y que viene en parte a darle la razón.
El candidato
del PSOE va ya a por la tercera legislatura. Ausente del pueblo durante décadas,
llegó al poder tras los efectos de una maniobra que no quiero calificar ni en su
forma ni en su contenido, pero que descubrió actuaciones si no ilícitas al menos poco
éticas de quién hasta el momento había regido los destinos del pueblo, con una
mayoría aplastante a pesar de concurrir en representación del PP, una fuerza
política no mayoritaria localmente. Los votantes castigaron en su momento el
incumplimiento de un pacto entre dos Partidos y ofrecieron la confianza por dos
veces a esta candidata agraviada, que gobernó bien pero derrochó todo su
capital político al final de su segunda legislatura y en el transcurso de la
tercera. Lo que sí quedó claro en aquella ocasión es que no ganó el candidato
socialista sino que perdió la candidata popular y además por méritos propios.
El aspirante a
esta tercera legislatura, rondando ya los 70 años si es que no los tiene, no ha
sido capaz, según se dice, de mantener
ninguno de los equipos que han trabajado con él. Nadie ha querido repetir con
él. Ha quemado a gente con valía y al final ha tenido que confeccionar una
lista incompleta y recurrente de familiares y vecinos. ¿Qué razones puede tener
una persona de setenta años para pretender seguir en el poder, sabiendo además que no cuenta con apoyos
políticos sólidos y que casi nadie ha querido repetir equipo con él? ¿Es el
ansia de poder, la necesidad de sobresueldo o la inexistencia de alternativas
internas?
Llevan parte
de razón en Ciudadanos cuando dicen que hace falta que la gente joven tome las
riendas. Se equivocan al ser excluyentes y despreciar “el consejo del viejo” y
no ven que el ímpetu de los primeros y la experiencia de los segundos es lo que
hace la combinación perfecta.
En el caso de
la candidatura del PP se conjugan estos dos mundos, el de la fuerza de la
juventud y la experiencia de los mayores. Un candidato joven pero con
experiencia de dos legislaturas, nacido del pueblo llano, sencillo, próximo,
dialogante, conocedor en profundidad del pueblo, de la gente y de sus problemas ;
con un equipo formado por Jóvenes con sobrada preparación y por una
persona, Pedro Garde, que es el mejor ejemplo de honradez política, que aún sabiendo
de sus posibilidades ha renunciado a favor de este hombre joven, sin
abandonarlo a su suerte sino poniendo a su disposición todo su saber y su
experiencia, que no es poca.
Esto sí que
es abrir camino a las nuevas generaciones. Esto no tiene nada que ver con el
enquistamiento de otras personas y otras formaciones. Este es el ejemplo de
generosidad y responsabilidad. Cuando se pretende dirigir los destinos de un
colectivo, por pequeño que sea, no sirve parapetarse tras las consignas
partidarias de los de fuera que buscan hacer carrera con los votos del pueblo y
menos encontrar el acomodo tras un sueldo más o menos decente.
El candidato
debe partir de la base de que se compromete a estar al servicio del pueblo, de
todo el pueblo, sin sectarismo, y si en la búsqueda de lo mejor para el pueblo
encuentra que él no es la persona más idónea, por preparación, por edad, por
limitaciones propias de una enfermedad o por otras razones, el candidato debe
tener la altura de miras suficiente para dejar paso a quienes por detrás se lo vienen pidiendo;
eso sí, comprometido en un segundo plano para prestar toda la ayuda que
confiere el conocimiento y la experiencia.
Pedro Garde
así lo ha entendido y ha cedido el paso. Nacho le ha adelantado, se ha situado
en cabeza y con toda seguridad mirará muchas veces a ver si Pedro le sigue. Siempre lo
encontrará.
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