LA LECTURA DE LAS EUROPEAS EN CLAVE NACIONAL
La mayoría de los comentaristas y
tertulianos que he oído hasta ahora se empeñan en interpretar en clave nacional
los resultados de las europeas. Pienso que no es así y las comparaciones que a
continuación expongo creo que lo demuestran. Los ciudadanos españoles estamos llamados
a cuatro citas electorales, dos de las cuales coinciden en el tiempo. En las
elecciones generales, autonómicas y municipales se elige al Partido que va a
gobernar el Estado, Comunidad o Municipio y con él la persona designada para formar Gobierno. Las
elecciones municipales tienen la
peculiaridad de que de forma indirecta se elige también la composición de un
órgano colegiado de carácter provincial, la Diputación, una institución de dudosa justificación que asume competencias
perfectamente asumibles por las CCAA y los Municipios. Estas elecciones tienen en
común la motivación al electorado que es consciente de que a través de ellas elige a sus representantes
en parlamentos y consistorios y a las
personas que van a gobernar el Estado, su Comunidad Autónoma y su Municipio y
que además y con frecuencia diferencia su voto en función de los comicios de
que se trate.
Arias Cañete, futuro Comisario |
En cambio las elecciones al Parlamento
Europeo hoy por hoy no dicen nada a nadie, salvo que es una Institución que no
sabemos para qué sirve, que los diputados europeos tienen unos sueldos de
ensueño y mil y una gabelas y lujos y que además pasan más tiempo en su casa
que en Estrasburgo. El PE además es una Institución de carácter legislativo que
no hace sino desarrollar la normativa que emana de la de Comisión Europea, que
es quién ostenta el poder ejecutivo y que previamente y casi siempre ha sido consensuada
entre los países miembros de la UE. El
elector se limita a enviar Estrasburgo para darse a la buena vida a 54 políticos, la mayoría de los
cuales se va a Estrasburgo de excursión y a lo sumo puede salir de ellos un
Comisario Europeo. No es una elección en la que podamos ver directamente los
resultados. Sabemos que elegimos a 16 de uno, 14 de otro, 5,4,3 pero nada más
porque lo que allí se cuece después es completamente ajeno a la intención o
voluntad de nuestro voto. En el PE se formarán coaliciones en las que
seguramente irán de la mano los que aquí han defendido opciones aparentemente
irreconciliables. Los Estados miembros elegirán al Presidente de la Comisión
Europea y cada Estado a un Comisario, que tendrá las funciones que le asigne el
Presidente en función de la fuerza y poder del Estado que lo proponga.
Rubalcaba, el gran derrotado |
Todo esto hace que veamos las
elecciones europeas como algo lejano y ajeno. Vamos a votar por inercia y,
salvo circunstancias excepcionales como las derivadas de la crisis en esta
ocasión, votamos a nuestro partido favorito o nos vamos al campo o a la playa.
Si la participación en las elecciones generales o autonómicas está entre el 70
y el 80%, en las europeas está en torno al 40%, es decir un 30% menos de electores
que en las otras citas electorales votaría de modo diferente.
Tomando como ejemplo nuestra
Comunidad Autónoma, observamos que en las generales de 2011, la participación
fue del 76,7%, con el 50% de voto para el PP (14 Diputados) y el 30% para el PSOE
(7 Diputados). En cambio en las autonómicas de ese mismo año, con una
participación del 76,9%, similar, el PP obtuvo el 48,13% y el PSOE el 43,38%,
obteniendo respectivamente 25 y 24 diputados regionales. En las europeas de
2009, con una participación de 52,16%, un 25% menos, el PP obtuvo el 51,46% de
los votos y el PSOE el 39,81%. Si comparamos las tres últimas elecciones
habidas y prescindiendo de la más reciente por atípica, vemos que el electorado
vota de forma diferente en cada una de ellas. El PP habitualmente gana en las
generales con manifiesta diferencia, 20 puntos en 2011, y en cambio históricamente
ha perdido las autonómicas, manteniéndose un margen de entre 4 y 5 puntos, con
cambio de tendencia en 2011 tras treinta años de gobiernos socialistas. En las
europeas, con una participación de entre un 25 y un 30% menos, la diferencia fue de 5 puntos a favor del PP
en 2004, 11,65 puntos en 2009 y 9 puntos en 2014.
Lo que ha ocurrido este año en
las europeas es completamente atípico y hay quién confunde la “flor de un día”
de algunos nuevos partidos con la permanencia de las dos grandes formaciones, a
nivel nacional y al europeo. La extrema izquierda de Podemos y los
nacionalistas de Bildu y ERC se difuminarán entre coaliciones que podrán tener
voz pero su voto no valdrá para nada. Cuando lleguen las próximas elecciones
municipales y autonómicas del próximo año las aguas volverán a su cauce y el
voto útil irá a quienes realmente tengan capacidad de gobernar. Basta con que
el PSOE encuentre el camino para que la Izquierda Plural y Podemos vuelvan a lo
que fueron. Mañana más.
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