jueves, 19 de marzo de 2009

LA “NACIONAL 310


                                                     La N-310 a su paso por Sisante

                                                LA “NACIONAL 310”
Se cumplen ahora veinticinco años de aquella triste mañana del 2 de Octubre de 1.979, en la que un hombre justo, agricultor de vocación, alegre, desprendido y respetado y querido por sus paisanos, Benjamín, fallecía a consecuencia de la temeridad e impericia de un camionero irresponsable e insensato.
Era casi medio día, sentado en el remolque se le veía contento por el buen año de uva . Habíamos descargado en la bodega y volvíamos a la hora de suspender la faena para comer.
Una ancha recta , completamente llana, de varios kilómetros, tráfico escaso, visibilidad total. Sin saber cómo ni por qué, un camión que nos sigue se nos echa encima. No vimos nada, solo caos, aturdimiento, muerte ...
Aquella mañana me acompañó la suerte igual que ahora me acompaña imborrable y persistente el recuerdo.

Otro tributo de sangre se cobraba de nuevo la N-310. Yo la recuerdo de tierra en los interminables viajes a San Clemente en el “Pepito” de Bartolo. Después alguien pensó contradecir el arcaico trazado radial y buscar el atajo de Andalucía a Levante, Mancha por medio, y creó el monstruo, eternamente insatisfecho a pesar del más de un centenar de vidas perdidas en su lengua de asfalto.
Los osos del Hosquillo y los ciervos de Cabañeros gozaban de más protección que los miles de agricultores manchegos, obligados a jugarse diariamente la vida en esa y otras carreteras similares, que antaño fueron caminos que les arrebataron en aras a la modernidad sin alguna reparación.
Argumentos hay de sobra para defender la modernidad y la tradición. Nadie pone en duda la necesidad de modernas carreteras que faciliten el desarrollo de los pueblos, pero ningún responsable pensó en la necesidad de hacer caminos paralelos que facilitasen el desplazamiento, diario y numeroso, de tantos y tantos hombres del campo.
La N-310, considerada para colmo como vía rápida, es un ejemplo más del mal gobierno que llevamos sufriendo en esta artificial mezcolanza que llamamos Castilla la Mancha. En Manzanares, Argamasilla, Tomelloso, Villarrobledo, San Clemente, Sisante etc. son en estas fechas centenares de tractores cargados de uva los que circulan entre miles de camiones de gran tonelaje, unos con la señal luminosa a la vista, en otros casos oculta y en algunos apagada.
Miserables arcenes, en muchos casos de menos de un metro. Igualmente miserable la señalización para la noche o los días oscuros y de niebla, tan frecuentes. Vergonzosa la ausencia de caminos paralelos alternativos, por lo menos en los diez kilómetros anteriores y posteriores a cada `pueblo. Mas vergonzosa todavía la pasividad de las autoridades autonómicas, que justifican su dejadez en el argumento de la “titularidad”, que es estatal en este caso, olvidando que los muertos y sus familias son manchegos. Cada muerte debería hacer reflexionar y concienciar a todas las autoridades políticas y técnicas responsables. La N-310 es una sangría continuada de vidas por la que nadie parece estar preocupado.

Los agricultores también deben asumir su parte de responsabilidad y aceptar que la circulación por una vía rápida, atestada de camiones, requiere adoptar unas medidas y unos hábitos diferentes a cuando se circula por un camino. Son numerosos los tractores que colocan la señal intermitente de forma que si se ve por delante no se ve por detrás y al contrario, o enganchan remolques cuya altura es superior a la de la señal luminosa. Son también muchos los que acoplan aperos que sobresalen excesivamente por los lados sin ninguna señal que lo advierta. Muchos también los que, entre luces, olvidan llevar encendidas las necesarias etc. etc. No me estoy inventando nada. Es la realidad que me encuentro cada día en mis numerosos viajes por esta y otras carreteras “CM” de Albacete, Ciudad Real y Cuenca.
La N-310 ha podido suponer en algún momento cierto respiro en la economía de los pueblos que atraviesa; no en el nuestro desgraciadamente; pero sus bastante más de cien muertos son un tributo innecesario que debería quitar el sueño a más de un responsable y hacer cambiar las costumbres de más de un usuario.
También a ella le va a llegar su fin en un futuro muy próximo. La nueva autovía que ya viene de Ciudad Real hasta La Atalaya habrá supuesto la muerte de la N-310. No creo que en Sisante vayamos a derramar ni siquiera una lágrima por ella.

Quiero terminar recordando e invitándoos a recordar aquella triste vendimia de 1.979 en la que nos abandonaba mi suegro y a todos aquellos vecinos nuestros que cayeron en similares circunstancias.
Tan grande es el horror que me produce tanta muerte innecesaria como el que me subleva cuando pienso en los políticos y técnicos que, instalados en la poltrona, convierten cada una de ellas en un simple dato estadístico.

                                                                                                          Paco del Hoyo
                                                                                                  (“6 Flores”, Otoño 2004)

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