domingo, 12 de julio de 2015

LA OTRA IZQUIERDA





EL PSOE Y LA OTRA IZQUIERDA

A veces cuando escribo se malentiende lo que quiero decir, no por culpa de quién lo lee sino por deficiencias mías al expresarlo. Tal es el caso de cuando comento algo de la izquierda y quiero por ello aclarar el por qué no meto a todos en el mismo saco.

Desde que Felipe González cambió el rumbo del PSOE del marxismo a la socialdemocracia, el PSOE se convirtió en un Partido de centro-izquierda, bien diferenciado del resto de la izquierda dispersa en grupos, a veces antagónicos y con solo una consigna común, la lucha. 

PCE, PCPE, PT, ORT y hasta 41 Partidos de izquierda y extrema izquierda ocupan esa parcela del pensamiento marxista; 74 si incluimos movimientos, partidos o agrupaciones de carácter local o regional. Es la izquierda que Pablo Iglesias pretende meter debajo del ala de Podemos, para agrupar y para constituirse en el  líder de la unificación.

El PSOE de Felipe González gozó del sello de marca de izquierda moderada, socialdemócrata y de gobierno. Hizo grandes cosas en este País porque era necesario hacerlas, aún a costa de popularidad y de votos, muestra de ello es que los Sindicatos le montaros dos huelgas generales de las de verdad, porque entonces había sindicalistas de prestigio como Marcelino Camacho y Nicolás Redondo. 

El PSOE de Zapatero tiró por tierra todo lo conseguido hasta el momento. Zapatero llegó a la cumbre, en el Partido y en el Gobierno por casualidad, o por discutibles méritos propios. Desde el primer día le vino grande el Partido y posteriormente el Estado. Despreció aquello que les hizo grandes, la socialdemocracia,  se embarcó en empresas antiguas ya olvidadas y antepuso el Estado del odio al Estado de la convivencia de su antecesor González. El resultado salta a la vista.


Rubalcaba no  hizo sino empeorar la situación y llevó al PSOE a mínimos históricos. Pedro Sánchez es más Zapatero que Felipe y si continúa echándose en manos de la extrema izquierda de y en torno a Podemos, las posibilidades de que el PSOE siga siendo un Partido de gobierno disminuyen notablemente.  El error de Sánchez puede ser capital. Hereda un Partido centrado, de gobierno, el partido del centro izquierda socialdemócrata; tiene tras él una izquierda anclada en el pasado, marxista y totalitaria pero con un movimiento aglutinador que podría convertirla en opción si no de gobierno al menos sí de decisión. Pedro Sánchez en lugar de consolidar la posición del PSOE en su entorno natural se lanza al flirteo con unos y otros solo por conseguir algunas cuotas más de gobierno local o regional que le justifiquen a él ante los suyos. El abrazo del oso que le ha dado Pablo Iglesias puede costarle un disgusto a él, a su Partido y al País si cae en manos de los Syrizas españoles.


En resumen y para dejar clara cual es mi idea de la izquierda cuando me refiero a ella, voy a reducir el espectro político a cuatro grupos exclusivamente, el centro-derecha del PP, el centro-izquierda del PSOE, la extrema izquierda y los nacionalistas. Cuando critico el radicalismo, el oportunismo, la demagogia, la tomadura de pelo y el cinismo de la izquierda no me estoy refiriendo al PSOE y si alguna vez lo incluyo lo hago visible. 

La extrema izquierda que emerge con cierta lógica tras los movimientos de indignados por la crisis y por la corrupción política es la que debe preocuparnos si su ascenso continúa y aquí es donde la izquierda moderada del PSOE debe servir de freno, porque aun a pesar de la corruptela generalizada y  del trinque institucional establecido como norma, España ha gozado, gracias a los Gobiernos de centro-izquierda y centro-derecha, de cuatro décadas de estabilidad política que ha permitido altas cotas de bienestar. 



Dejar España en manos del populismo totalitario de Podemos y del resto del apolillado y trasnochado comunismo, sería responsabilidad de todos pero en especial de quienes dirigen los destinos del PSOE, si con su irresponsabilidad  convierten a un Partido de gobierno  en una formación arrasada y desangrada.


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