martes, 7 de julio de 2015

Grecia, que se moje EE.UU.





GRECIA,  QUE SE MOJE  EE.UU.

No hace mucho apuntaba yo en este blog que el problema de Grecia no es tanto económico, que lo es y grave, sino político-estratégico. Decía también que en la solución del problema griego chocan los intereses económicos y de supervivencia de la UE con los intereses puramente estratégicos de EE.UU. y la OTAN.

Grecia es un país veterano dentro de la OTAN y su situación era estratégica en tiempos de la guerra fría y lo sigue siendo en estos momentos del naciente imperialismo ruso encabezado por Putin. El grave error de la UE fue aceptar a Grecia como socio sin haber averiguado que era un Estado con una organización social primitiva para los tiempos que corren, con una gran influencia del modelo económico y cultural turco  al que estuvo sometida muchos años.

En la Grecia actual apenas existe la Hacienda Pública tal y como nosotros la conocemos. Apenas se recaudan impuestos, la corrupción alcanza límites insospechados, la economía sumergida equivale al 30% del PIB, los funcionarios tienen sueldos desorbitados, los pensionistas siguen cobrando después de muertos, los gastos de defensa por su eterna disputa sobre Chipre son exagerados y ruinosos. Grecia ha utilizado los fondos europeos no para construir infraestructuras, carreteras, autopistas, aeropuertos, modernizar la industria y la agricultura, recuperar su patrimonio histórico y fomentar el turismo etc.; nada de eso; el dinero ha ido a parar a políticos, funcionarios, empresarios  y corruptos en general.
Lagarde, Draghi y Juncker, los otros tres de la partida
 Pero no solo han dilapidado las ayudas a fondo perdido de la UE sino todo el dinero prestado por los organismos internacionales, BCE y FMI, en total unos 240.000 millones de Euros, de los cuales 26.000 millones fueron prestados por el Gobierno de Zapatero, dinero generado con el sudor de los españoles y que va a ser muy difícil recuperar. El Gobierno del socialista Papandreou engañó a la UE con los datos del déficit público, que era el doble del que informaron y el PIB baja año tras año desde el comienzo de la crisis y la deuda pública alcanza ya el 177% del PIB, con una mayoría contraída con acreedores internacionales. Deberíamos enviar a Montoro en comisión de servicio a Grecia un par de años, al menos para que saque para cobrar lo nuestro.

Grecia es un pozo sin fondo y las pocas reformas iniciadas por el Gobiernbo conservador de  Samaras se quedaron en nada con la llegada de la extrema izquierda encabezada por Tsipras. Su órdago a la UE rematado con el referéndum  del pasado domingo pone a la UE en el riesgo de que si cede habrá sentado un precedente para que otros países les sigan y si no  cede supondrá la salida de Grecia de la moneda única con las graves consecuencias que esto puede acarrear.
Tsipras, el insolente que ha echado el órdago

 Y EE.UU ¿Qué pinta en todo esto?. La postura americana es la de defender sus intereses estratégicos en el Mediterráneo oriental y para ello Grecia es punto capital. La caída de Grecia en manos de Putin significa que a cambio de la ayuda económica habrá otras contraprestaciones y Grecia podría caer en la órbita militar rusa y salir de la OTAN. Para la UE también es un riesgo a contemplar pero de momento ellos  son los que pagan. Si en EE.UU. tienen tanto empeño en que esto no suceda deberán empezar por aflojarse el bolsillo y ayudar a los países de la UE que más fondos han comprometido o bien hacerlo a y través del FMI. No sé hasta qué punto estaría permitida la injerencia de EE.UU. en los asuntos internos de la UE pero lo cierto es que si tanto les preocupa el desenlace de la crisis griega, deben poner remedio con hechos, no con presiones ni palabras. “Hechos son amores y no buenas razones”. 

Lo ideal sería que la UE diera con la solución del problema sin la ayuda del Tío Sam pero hay demasiada descomposición y demasiados intereses particulares dentro de ella. Los enemigos internos, a saber el Reino Unido y las nacientes formaciones políticas de extrema derecha y extrema izquierda, están expectantes ante lo que pueda pasar para obtener réditos en su favor. Las palabras del emergente Pablo Iglesias y las del exánime Cayo Lara no dejan lugar a dudas. El neosocialismo insípido de Sánchez nada entre dos aguas. Mientras tanto, Tsipras ha echado órdago a la grande y su mayor carta es una sota, pero es un órdago y hay que aceptarlo y ganar. 


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