martes, 3 de noviembre de 2015

LOS ENCUENTROS DE MONCLOA





LOS ENCUENTROS DE MONCLOA

Se vuelve el agrícola Cayo Lara a sus gasones y deja en su lugar a un joven que debieron hibernar en Siberia hace setenta años y ahora lo han recuperado para que predique y ponga en práctica lo más ortodoxo de la revolución bolchevique en versión española. Jamás he visto mensaje y personaje tan trasnochados. No me extraña que Pablo Iglesias, igualmente trasnochado pero infinitamente más listo, lo echara al cubo de la basura. El problema español es que hay ricos y pobres y eso piensa arreglarlo Garzón con diálogo. Debe ser esa la variedad de comunismo en versión hispana, porque en el original ese problema se solventó con millones de muertos, es decir con el mayor de los genocidios conocidos a manos del camarada Stalin. El problema de la sedición en Cataluña es ese, que hay ricos y pobres y, mediante el diálogo, se debe llegar a una España unida de pobres, donde los proletarios catalanes compartan la miseria del resto de proletariado español y, también mediante el diálogo, se haga desaparecer a tantos ricos insolidarios y enemigos del pueblo, que en Cataluña, según Garzón, también haylos. Premio Nobel de la Paz para este neo profeta de la izquierda utópica.




El lumbreras de Pablo Iglesias es otro de los que han sentado cátedra en su visita a Moncloa. Ya sabemos que la idea de España de Podemos es la de convertirla en Expaña, con reconocimiento expreso  del derecho a decidir y la consideración de Cataluña como nación libre para decidir su futuro. Un doble referéndum, uno para  que los catalanes decidan y otro para que el resto de españoles les den el visto bueno. No habla de que Castilla, Aragón y Navarra, los reinos históricos, puedan ser también naciones, por cierto que Cataluña estaría dentro de la nación aragonesa como atestigua la historia y olvidan los chalados del nacionalismo. Nada de pactos con la casta, ni recursos al Constitucional ni nada que huela a jueces. El problema, dice, es de dialogo y la solución al problema catalán  se soluciona "tendiendo la mano y dialogando". No hay mayor ciego que el que no quiere ver y eso es lo que le pasa a Pablo Iglesias. Eso sí, a cara dura no hay quién le gane; se despacha diciendo que “Podemos es la única fuerza política que puede garantizar la unidad, que España no se rompa". Debería haber añadido una apostilla dejando la frase en “Podemos es la "única fuerza política que puede garantizar la unidad, que España no se rompa, rompiéndola".



Ximo Puig y Revilla antepusieron sus intereses regionales al asunto catalán; fueron a “hablar de su libro”, aunque si manifestaron su acuerdo con Rajoy en el sentido de frenar con todos los medios disponibles la sublevación catalana. Durán y Lleida acepta el recurso al TC y habla de diálogo igual que los anteriores, así como si eso fuera posible con quienes no están por la labor. Los independentistas no quieren diálogo sino independencia, so pena que el diálogo conduzca a ella. Más drástico y realista fue Andrés Herzog, el nuevo líder de UPyD al pedir que se actúe ya por la vía penal y se aplique el famoso “155” que permitiría a algunos catalanes descansar en los catres de la Modelo o del Puerto de Santa María.

En general y a excepción de Iglesias y Garzón, el resto de formaciones consultadas se han mostrado  de forma más sueva o más contundente en contra de la rebelión del Parlamento Catalán. Pedro Sánchez parece nacido en Galicia por aquello de que un gallego en una escalera no se sabe si sube o si baja. Sánchez dijo sí en Moncloa y ya veremos al salir de ella. Normal en un líder sin liderazgo que ve su porvenir político pendiente de un hilo y que luego a luego tiene más enemigos dentro de casa que fuera de ella. Lamentablemente, el apoyo que pareció mostrar en la reunión de Moncloa  parece condicionado a una reforma de la Constitución para crear un Estado federal en el que los nacionalismos salgan triunfantes a costa del resto de españoles. 



Aviso a aquellos que creen que las reuniones de Moncloa han servido para algo. En este país, o sea España, la España que da tanto repelús a Ada Colau, el refrán “donde dije digo, digo Diego” es tan de uso común como lo que significa y más de uno de los que  no se han atrevido a salir mal en la foto monclovita, cuando llegue la hora de la verdad  y sobre todo si esta llega antes de las elecciones, saldrán por los cerros de Úbeda justificando lo injustificable y acusando a Rajoy de pasarse como antes lo acusaban por no llegar. La clase política española no es de fiar. Obras son amores y no buenas razones –me encantan los refranes- y el amor a España se demuestra dando la cara, a pecho descubierto, no entre bambalinas. Ya es hora de que la clase política o casta, como se quiera, deje de pensar en sus personales intereses, abandone la práctica del trinque y recupere la dignidad perdida, que es mucha por no decir toda. Ahora tienen la ocasión.


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