LOS ENCUENTROS DE MONCLOA
Se vuelve el agrícola Cayo Lara a
sus gasones y deja en su lugar a un joven que debieron hibernar en Siberia hace
setenta años y ahora lo han recuperado para que predique y ponga en práctica lo
más ortodoxo de la revolución bolchevique en versión española. Jamás he visto
mensaje y personaje tan trasnochados. No me extraña que Pablo Iglesias, igualmente
trasnochado pero infinitamente más listo, lo echara al cubo de la basura. El
problema español es que hay ricos y pobres y eso piensa arreglarlo Garzón con
diálogo. Debe ser esa la variedad de comunismo en versión hispana, porque en el
original ese problema se solventó con millones de muertos, es decir con el
mayor de los genocidios conocidos a manos del camarada Stalin. El problema de
la sedición en Cataluña es ese, que hay ricos y pobres y, mediante el diálogo,
se debe llegar a una España unida de pobres, donde los proletarios catalanes
compartan la miseria del resto de proletariado español y, también mediante el
diálogo, se haga desaparecer a tantos ricos insolidarios y enemigos del pueblo,
que en Cataluña, según Garzón, también haylos. Premio Nobel de la Paz para este neo
profeta de la izquierda utópica.
El lumbreras de Pablo Iglesias es
otro de los que han sentado cátedra en su visita a Moncloa. Ya sabemos que la
idea de España de Podemos es la de convertirla en Expaña, con reconocimiento
expreso del derecho a decidir y la
consideración de Cataluña como nación libre para decidir su futuro. Un doble
referéndum, uno para que los catalanes
decidan y otro para que el resto de españoles les den el visto bueno. No habla
de que Castilla, Aragón y Navarra, los reinos históricos, puedan ser también
naciones, por cierto que Cataluña estaría dentro de la nación aragonesa como
atestigua la historia y olvidan los chalados del nacionalismo. Nada de pactos
con la casta, ni recursos al Constitucional ni nada que huela a jueces. El
problema, dice, es de dialogo y la solución al problema catalán se soluciona "tendiendo la mano y
dialogando". No hay mayor ciego que el que no quiere ver y eso es lo que
le pasa a Pablo Iglesias. Eso sí, a cara dura no hay quién le gane; se despacha
diciendo que “Podemos es la única fuerza política que puede garantizar la
unidad, que España no se rompa". Debería haber añadido una apostilla
dejando la frase en “Podemos es la "única fuerza política que puede
garantizar la unidad, que España no se rompa, rompiéndola".
Ximo Puig y Revilla antepusieron sus
intereses regionales al asunto catalán; fueron a “hablar de su libro”, aunque
si manifestaron su acuerdo con Rajoy en el sentido de frenar con todos los
medios disponibles la sublevación catalana. Durán y Lleida acepta el recurso al
TC y habla de diálogo igual que los anteriores, así como si eso fuera posible
con quienes no están por la labor. Los independentistas no quieren diálogo sino
independencia, so pena que el diálogo conduzca a ella. Más drástico y realista
fue Andrés Herzog, el nuevo líder de UPyD al pedir que se actúe ya por la vía
penal y se aplique el famoso “155” que permitiría a algunos catalanes descansar
en los catres de la Modelo o del Puerto de Santa María.
En general y a excepción de Iglesias
y Garzón, el resto de formaciones consultadas se han mostrado de forma más sueva o más contundente en
contra de la rebelión del Parlamento Catalán. Pedro Sánchez parece nacido en
Galicia por aquello de que un gallego en una escalera no se sabe si sube o si baja.
Sánchez dijo sí en Moncloa y ya veremos al salir de ella. Normal en un líder
sin liderazgo que ve su porvenir político pendiente de un hilo y que luego a
luego tiene más enemigos dentro de casa que fuera de ella. Lamentablemente, el
apoyo que pareció mostrar en la reunión de Moncloa parece condicionado a una reforma de la Constitución
para crear un Estado federal en el que los nacionalismos salgan triunfantes a
costa del resto de españoles.
Aviso a aquellos que creen que las
reuniones de Moncloa han servido para algo. En este país, o sea España, la
España que da tanto repelús a Ada Colau, el refrán “donde dije digo, digo
Diego” es tan de uso común como lo que significa y más de uno de los que no se han atrevido a salir mal en la foto
monclovita, cuando llegue la hora de la verdad
y sobre todo si esta llega antes de las elecciones, saldrán por los
cerros de Úbeda justificando lo injustificable y acusando a Rajoy de pasarse
como antes lo acusaban por no llegar. La clase política española no es de fiar.
Obras son amores y no buenas razones –me encantan los refranes- y el amor a
España se demuestra dando la cara, a pecho descubierto, no entre bambalinas. Ya
es hora de que la clase política o casta, como se quiera, deje de pensar en sus
personales intereses, abandone la práctica del trinque y recupere la dignidad
perdida, que es mucha por no decir toda. Ahora tienen la ocasión.
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