¿QUÉ PASA EN CUENCA?
Cuenca está de moda. ¡Cuenca es
única, visite Cuenca!. Últimamente sale en los noticiarios bastante más que
Soria, Zamora o Palencia y en el asunto meteorológico anda a la par con
Guadalajara y Teruel.
Desgraciadamente Cuenca sale en
los diarios por asuntos vergonzantes que, aún sin tener la exclusiva, parece
que se ceban más en ella. Lepe o Tomelloso son la cuna del chiste o del
chascarrillo, Cuenca es la ciudad del crimen, no del crimen mal relatado de
Pilar Miró sino del doble crimen. Ahora se habla del doble crimen de Cuenca y
me imagino a más de un ciudadano conquense pidiendo como Cristo en el Huerto de
los Olivos. “Señor, pase de mí este caliz…”
Al asesinato de Laura del Hoyo y
Marina Okarynska que copó todos los medios de comunicación por la brutalidad,
implicación internacional y rápido desenlace en cuanto a la detención del
presunto culpable, además de una gran movilización popular en contra de la
violencia “machista”, como se empeñan en señalar los movimientos feministas, o “de
género” en su acepción más utilizada, ha
seguido el brutal atentado contra una
dirigente de un Partido Político democrático, cuyo único pecado es ser joven,
tradicional y “de derechas”.
El atentado contra Inma Sequí no es ni más ni menos que una señal de
lo que nos espera en un futuro próximo. El sectarismo y la intransigencia se ha
adueñado de una parte de la sociedad, influenciada por los mensajes de la
extrema izquierda que en cuestiones
legales hace de su capa un sayo, amparada por movimientos populistas y líderes
formados en un rancio comunismo de añoranza posterior a la caída del muro y sobre todo
amparados por la laxitud en la aplicación de las leyes y por la cortedad de
miras de políticos seguidistas de la consigna
del “todo vale”.
Manifestación por el doble crimen |
Entre los dos acontecimientos
citados y sin merma de la diferencia que media entre un doble crimen con móvil
de índole personal y un atentado por motivaciones políticas que muy bien
pudiera haber tenido el mismo desenlace, se aprecia una gran diferencia en la
atención y el trato que la sociedad ha
prestado a ambos. Dos jóvenes asesinadas por un desquiciado y otra joven
apaleada por un grupo de radicales –voy a añadir lo de supuestamente, que no soy
yo quién investiga ni quién juzga-. Las primeras son motivo de protesta
generalizada, manifestaciones feministas y de otros colectivos, días de luto
oficial y paripé de silencios en la puerta de las Instituciones. En el segundo
caso, una” obligada” condena de PP, PSOE y Podemos y san se acabó; nada de”
manifas”, nada de declaraciones institucionales, nada de protestas feministas.
Nada, absolutamente nada salvo la declaración del Ministro del Interior.
Está claro que Inma Sequí, de derechas, amante de las tradiciones y
costumbres, entre ellas de los festejos taurinos, es el prototipo de “enemigo
del pueblo” que hay que neutralizar y si además se trata de una joven
indefensa, mejor cortar de raíz amedrentándola al más puro estilo mafioso del
KGB, la STASI o el SEBIN venezolano. Si
Inma Sequí hubiera sido de izquierdas ya estarían Iglesias, Sánchez y el
monaguillo de Bono pidiendo dimisiones y comisiones de investigación, pero Inma Sequí es de VOX, es de derechas y la doble
moral de la izquierda tratará de vendernos este atentado como un acto vandálico
de tres borrachos de la feria conquense y además se harán los mártires acusando a la derecha de
provocadora fijación.
¿No se puede ser jóven y de derechas? |
Esto es el comienzo de lo que se
avecina. Es el resultado de lo que hemos creado en estos cuarenta años de
democracia, con nuestro voto, nuestro silencio, nuestra apatía, nuestra
permisividad, nuestra dejadez. Ahora nos rasgamos las vestiduras porque otros
vienen a explotar el producto que nosotros hemos creado. El árbol de la
democracia es joven, es una secuoya de tan solo cuarenta años, a tiempo estamos
de enderezarlo.
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