jueves, 27 de agosto de 2015

¿QUÉ PASA EN CUENCA?




¿QUÉ PASA EN CUENCA?

Cuenca está de moda. ¡Cuenca es única, visite Cuenca!. Últimamente sale en los noticiarios bastante más que Soria, Zamora o Palencia y en el asunto meteorológico anda a la par con Guadalajara y Teruel.

Desgraciadamente Cuenca sale en los diarios por asuntos vergonzantes que, aún sin tener la exclusiva, parece que se ceban más en ella. Lepe o Tomelloso son la cuna del chiste o del chascarrillo, Cuenca es la ciudad del crimen, no del crimen mal relatado de Pilar Miró sino del doble crimen. Ahora se habla del doble crimen de Cuenca y me imagino a más de un ciudadano conquense pidiendo como Cristo en el Huerto de los Olivos. “Señor, pase de mí este caliz…”

Al asesinato de Laura del Hoyo y Marina Okarynska que copó todos los medios de comunicación por la brutalidad, implicación internacional y rápido desenlace en cuanto a la detención del presunto culpable, además de una gran movilización popular en contra de la violencia “machista”, como se empeñan en señalar los movimientos feministas, o “de género” en su acepción más  utilizada, ha seguido  el brutal atentado contra una dirigente de un Partido Político democrático, cuyo único pecado es ser joven, tradicional y “de derechas”.
El atentado contra Inma  Sequí no es ni más ni menos que una señal de lo que nos espera en un futuro próximo. El sectarismo y la intransigencia se ha adueñado de una parte de la sociedad, influenciada por los mensajes de la extrema izquierda  que en cuestiones legales hace de su capa un sayo, amparada por movimientos populistas y líderes formados en un rancio comunismo de añoranza  posterior a la caída del muro y sobre todo amparados por la laxitud en la aplicación de las leyes y por la cortedad de miras de políticos seguidistas de la consigna  del “todo vale”.

Manifestación por el doble crimen

Entre los dos acontecimientos citados y sin merma de la diferencia que media entre un doble crimen con móvil de índole personal y un atentado por motivaciones políticas que muy bien pudiera haber tenido el mismo desenlace, se aprecia una gran diferencia en la atención y  el trato que la sociedad ha prestado a ambos. Dos jóvenes asesinadas por un desquiciado y otra joven apaleada por un grupo de radicales –voy a añadir lo de supuestamente, que no soy yo quién investiga ni quién juzga-. Las primeras son motivo de protesta generalizada, manifestaciones feministas y de otros colectivos, días de luto oficial y paripé de silencios en la puerta de las Instituciones. En el segundo caso, una” obligada” condena de PP, PSOE y Podemos y san se acabó; nada de” manifas”, nada de declaraciones institucionales, nada de protestas feministas. Nada, absolutamente nada salvo la declaración del Ministro del Interior.
Está claro que Inma Sequí,  de derechas, amante de las tradiciones y costumbres, entre ellas de los festejos taurinos, es el prototipo de “enemigo del pueblo” que hay que neutralizar y si además se trata de una joven indefensa, mejor cortar de raíz amedrentándola al más puro estilo mafioso del KGB, la STASI  o el SEBIN venezolano. Si Inma Sequí hubiera sido de izquierdas ya estarían Iglesias, Sánchez y el monaguillo de Bono pidiendo dimisiones y comisiones de investigación,  pero Inma  Sequí es de VOX, es de derechas y la doble moral de la izquierda tratará de vendernos este atentado como un acto vandálico de tres borrachos de la feria conquense y además  se harán los mártires acusando a la derecha de provocadora fijación.


¿No se puede ser jóven y de derechas?

Esto es el comienzo de lo que se avecina. Es el resultado de lo que hemos creado en estos cuarenta años de democracia, con nuestro voto, nuestro silencio, nuestra apatía, nuestra permisividad, nuestra dejadez. Ahora nos rasgamos las vestiduras porque otros vienen a explotar el producto que nosotros hemos creado. El árbol de la democracia es joven, es una secuoya de tan solo cuarenta años, a tiempo estamos de enderezarlo.


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