FELIPE GONZÁLEZ, PEPITO GRILLO DEL PSOE
Felipe González se aburre o no se
resigna a dejar de ser alguien en el socialismo. Va de Quijote a Venezuela
donde el simio Maduro lo convierte en mitad héroe mitad mártir al impedirle
coordinar la defensa de los opositores encarcelados, lo cual al ex presidente
no debió sentarle demasiado mal toda vez que la proyección mediática del
"nuevo Garzón" corrió por los confines del mundo mundial.
Sigue al pie de la letra los
movimientos en Ferraz y en el Palacio de San Telmo por si las circunstancias le
obligaran a decantar su ¿influencia? por alguno de ellos y abandona a su suerte
al otrora semillero
de votos del socialismo catalán, antes constitucionalista y ahora disgregado en
grupúsculos pueblerinos al servicio de quién mejor oferta les haga o mejor les
pague los servicios.
Se da cuenta al final de que la
federación socialista madrileña se ha convertido en una tribu de caníbales en
la que las decapitaciones de Pedro Sánchez no han hecho sino aumentar las
rencillas y guerras internas y por eso se descuelga escribiendo a favor de la
democracia interna, de las primarias -para todos- y de caminar hacia la
centralidad que dice abandona un PP escorado a la extrema derecha. Un poco de
Pepe Grillo y otro poco de abuelo cebolleta hacen del personaje un trasnochado
que cree tener todavía la llave del futuro confundiendo el presente con el
pasado.
Su "carta a los catalanes"
publicada en El País viene a decirles que tengan cuidado de no entrar en el
laberinto que él mismo contribuyó a crear. González, Aznar y quienes con la Ley
Electoral abrieron el paso a los nacionalistas son en gran parte los
responsables de haber permitido que Jordi Pujol sembrara la semilla del
secesionismo, aparte de no perder tiempo para llenarse los bolsillos, extremos
ambos que los dos conocían y no supieron o no quisieron atajar. Las bendiciones
que recibieron los catalanistas por parte del infausto sucesor de Aznar, la
falta de coraje de Rajoy y la cobarde ambigüedad del TC acabaron de rematar el
proceso.
Ya es tarde, Felipe, para venir con
cartas y recomendaciones. El socialismo catalán ya no es determinante y el
cáncer está extendido por todo el tejido social catalán, contagiando mediante
la exclusión y la contaminación mediática a quienes pudieran atreverse a gritar
en la calle lo que sienten. Una vez que el desenlace de esta locura se produzca
habrá que convertir Cataluña en un campo de reeducación, al menos para que los
que han sufrido durante cuarenta años una educación sectaria basada en el odio a
España dejen de seguir trasmitiendo lo mismo a generaciones posteriores.
Obras son amores y no buenas razones. De haber obrado con más altura de miras, Sr. González, las razones que ahora aduce sobrarían.
No hay comentarios:
Publicar un comentario