domingo, 8 de julio de 2012



EL CHARCO DE RANAS DE LA  U E
 
ANGELA MERKEL, VAYA GESTO
MARIO DRAGHI ¿EL ENEMIGO?

Europa decidió al final de la gran guerra crear un mercado común que permitiese a los países el libre intercambio de productos y mano de obra. Posiblemente los padres de la CEE creyeron alguna vez en la gran Europa unida políticamente como una gran federación. La verdad se develó de otra manera y el resultante de esa idea romántica es un auténtico charco de ranas. Desde el principio, Alemania, Francia e Italia acomodaron la incipiente unión a sus propios intereses y poco a poco fueron abriendo las puertas a nuevos socios, que aprobaban el examen de acceso con un único tema titulado “ustedes mandan”.

La Alemania occidental salió a flote en la posguerra con dinero americano y mucha mano de obra española. Francia con mano de obra española y argelina. Ambos mirando al resto de Europa por encima del hombro, los primeros después de haber provocado y perdido dos devastadoras guerras y los segundos embriagados de “la grandeur de la France” sin motivo alguno después de que las guerras hubo que ir a ganárselas. La caída del muro y la reunificación alemana no hubiera sido posible sin la ayuda del resto de los países comunitarios y la puesta a su servicio del BCE, el Banco Central Europeo que ahora nos niega el pan y la sal, tan generosamente entregados a Alemania en los últimos veinte años.

El gobierno alemán y el catalán se parecen como dos lágrimas por lo que lloran. Siempre echando en cara lo mucho que dan y lo poco que reciben. A ambos se les ha visto el plumero y en el caso de Alemania ya se oyen en Europa las voces de quienes están hartos del cuento. Alemania puso toda la política económica de la UE a su servicio. Los tipos de interés oscilaron al capricho de los gobernantes alemanes que domesticaron al BCE convirtiéndolo en títere de su política económica, en perjuicio de otros países como España donde fue el primer causante de la burbuja inmobiliaria.

La expansión sin límite de la Europa comunitaria, “que nos ha salido rana”, fue planeada y dirigida por Alemania con el único objeto de conseguir para sí misma el mercado de los países del Norte y Este europeo, liberados del yugo comunista y a punto de caer de nuevo en el área de influencia rusa. Nada se ha hecho desinteresadamente.

Los intentos de conseguir la unión política han fracasado uno tras otro. Nadie quiere ceder un ápice de soberanía, ni en lo político ni en lo económico. Imposible hablar de una política exterior única y menos de una política unificada para los asuntos fiscales y bancarios.

La moneda única nació fracasada desde el momento de que no se consiguió la entrada en ella de Suecia, Dinamarca y el Reino Unido, que se dedican, entre otras cosas, a torpedear el Euro. Dice el refrán que con amigos así, sobran los enemigos. La UE es un conjunto de individualizadas fuerzas centrífugas que huyen del centralismo de Bruselas que ellas mismas crearon, porque entre otras cosas, ese centralismo trata de imponer modelos de vida, usos y costumbres estándar en detrimento de las peculiaridades nacionales.

Durante años España se ha beneficiado de las ayudas de la UE, A partir de ahora seremos uno más de los países contribuyentes. El precio que hemos tenido que pagar por ello nos ha resultado caro. Nuestros campos abandonados; nuestros olivos y vides arrancados para favorecer a italianos y franceses; nuestras frutas y hortalizas atacadas por los franceses y en competencia desleal con los países del Magreb. Nuestro ganado lanar y vacuno diezmado para contentar a holandeses y alemanes. Nuestra industria pesquera reducida a la mínima expresión. Nuestra siderurgia en manos de los franceses. Nuestras industrias de alimentación en manos de franceses, italianos y holandeses. Nuestra industria turística manejada por ingleses y alemanes. Hasta nuestra participación en el Airbus hubo que cederla a Francia a cambio de un asiento para Zapatero en el G-20. Nos han quitado todo. Nos han convertido en un país de servicios de segunda, en el país de “Manolo y Benito”. Encima hemos tenido la desgracia de que gran parte del dinero recibido se ha despilfarrado caprichosamente en diecisiete reinos de taifas o se ha invertido en proyectos faraónicos que ahora no sirven a nadie.

La crisis que era pero que dijimos que no era, afectaba tanto a España como al resto de Europa. Hubo quién puso los medios y salió airoso. Nosotros, como decíamos que no era, ahora estamos en apuros, hasta el cuello. Nadie está haciendo nada por ayudarnos. Si alguien nos tiende una mano es interesadamente porque también “ha puesto sus barbas a remojar” o está especulando comprando deuda al 7 por ciento. Hasta los finlandeses que son cuatro gatos se atreven a amenazarnos con irse antes que ayudarnos. Cada vez se perfilan con más claridad las dos Europas; la rica, la del norte; la pobre, la mediterránea. Los sueños de la Europa unida se desvanecen. Si se salen con la suya y establecen la Europa de dos velocidades y además se cumple el pronóstico de Recarte, que apuesta por una corta vida del Euro, todo se irá al garete. Europa volverá a ser lo que siempre fue, un patio de vecinos en continua pelea. Los ingleses, parapetados tras el Canal de la Mancha, brindarán con “Sherry” y seguirán incordiando.
      "El Pueblo de Albacete", Domingo 8 de Julio de 2012

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