domingo, 6 de mayo de 2012

Opinión:LA OTRA CRISIS (II)

La otra crisis (II)

Decía Mariano Rajoy el jueves en el Consejo de Estado que las reformas necesitan el nivel de concordia de la Constitución de 1978. De ilusión también se vive. Rajoy sabe perfectamente que del espíritu de la Constitución casi no queda nada pero tiene que recurrir a ella como último reducto en la búsqueda de algo que mínimamente sea causa común de todos los españoles.


La izquierda moderada ha sido apartada dos veces del gobierno por su mala gestión y por hacer de la corrupción su medio de vida. En su primera salida tras los gobiernos de Felipe, el PSOE aun mantenía una parte importante del poder autonómico. En la segunda salida lo han perdido casi todo y eso ha sido lo grave para tantos profesionales de la política y el cuento que se han quedado fuera del sillón y del trinque. Andalucía va a ser ahora el cementerio de elefantes del PSOE, el refugio de los desahuciados, de los que ya no viajan en coche oficial ni les suena el teléfono. Andalucía tiene ahora la responsabilidad de mantener los restos de su naufragio nacional producido por el sufragio electoral.

La otra izquierda, la estalinista, la frentepopulista, la errante, la del color rojo adornado con multitud de colores prestados, la que solo se ha comido las migajas de los opulentos banquetes socialistas, ha encontrado por primera vez la ocasión de asistir como comensales de derecho a la gran fiesta de la demagogia y el despilfarro y ha olvidado principios, idearios y programas, cegados por los resplandecientes mil millones de euros andaluces que van a poder administrar como compensación a su renuncia y auto traición.

A ninguna de las dos, querido Mariano, les importa un bledo España. Solo les llama el interés de gobernarla, manejarla y despojarla que es lo que han hecho hasta ahora. ¿Dónde está el sentido de Estado y solidaridad en tiempos difíciles? ¿Acaso les importa que la imagen que están dando de España pueda repercutir en las decisiones de quienes pueden ayudarnos? ¿De verdad les preocupa el bienestar real de cada uno de los españoles o solo el mantenimiento de la superficialidad de los demagógicos tópicos de igualdad, paridad y otros similares? En absoluto, nada de esto les preocupa. Los primeros actúan como si los cinco millones de parados los hubiera traído la cigüeña; como si ellos solo pasaran por allí, sin más, de paseo junto a sus hermanos de padre, los ugetistas. Los segundos, instalados en el limbo con contrato de permanencia, han vendido su alma al diablo con tal de llevarse su parte de tarta.

No Mariano, ya nadie, excepto los tuyos y pocos más, cree en el espíritu de la transición, por eso quienes abominan de España lo hacen también de quienes creen en ella. La izquierda por lo que antes he dicho y los separatistas porque con los gobiernos de izquierdas encuentran el camino allanado para sus propósitos. Si se pensara en España, la Institución monárquica sería más respetada y menos cuestionada. Si pensaran en España, los andaluces aceptarían la política de austeridad “sin el imperativo legal” y otras gilipolleces que dice Valderas. Si creyera en España, el lehendakari Patxi López no llevaría al Constitucional los recortes en educación y sanidad ni afirmaría como su colega Arturo Más que España es un lastre para sus respectivas comunidades. Si tuvieran vergüenza, Cayo Lara, Llamazares, Sabina, Serrat, y el resto de la “ceja” no aplaudirían el expolio de Argentina y Bolivia. Si creyeran en España, todos ellos apoyarían a un Gobierno que empieza a ser considerado y respetado en Europa a diferencia de la colección de payasos que le precedió (perdón por la comparación con los sufridos payasos circenses).

Mariano Rajoy afirma que hay que “repensar el Estado autonómico”. Más bien lo que hay que repensar es España como proyecto común de todos los españoles. “Jamás alguien hizo tanto daño en tan poco tiempo”, decía Aznar de Zapatero. Razón llevaba porque aquella afirmación de que el concepto de nación es discutido y discutible y que la idea de nación de la Constitución de 1978 estaba sobrepasada, pudo ser la semilla de la descomposición del Estado. La manifiesta rebeldía de Andalucía, Canarias, Cataluña y País Vasco contra la política de Mariano Rajoy va a proyectar sobre el mundo una imagen de país ingobernable, con la rémora que esto conlleva. Si el Partido Popular, con una mayoría absoluta de 186 escaños, diez más de los necesarios, tiene que gobernar España a golpe de vara contra la insolidaridad rayana en la traición de Comunidades Autónomas y partidos de la oposición, España está retrocediendo al primer cuarto del pasado siglo y recordad los lodos que trajeron aquellos barros.
                                El Pueblo de Albacete, 6 de Mayo de 2011

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