jueves, 1 de marzo de 2012

ERA DE ESPERAR

ERA DE ESPERAR
Lunes, 27 de febrero de 2012

Era de esperar, pero no que fuera tan pronto. Ya ni se respetan los cien días de gracia. ¡Qué mal perder! Cualquier excusa vale. El descontento de unos cuantos profesores de un instituto valenciano ha contagiado a sus alumnos, que salen a la calle a protestar por una razón tan peregrina como que tienen frío cuando los radiadores del centro están que queman. ¿Qué hacían unos menores de edad en horario escolar en la calle cortando el tráfico? ¿Acaso el director y los profesores no son responsables de la custodia de los alumnos menores en los horarios de clase? ¿Dónde estaban los responsables del centro, reunidos, almorzando o animando a los chavales a realizar su “machada”? ¿Pueden los padres confiar en unos profesores que permiten que sus hijos puedan sufrir cualquier percance en la calle cuando se supone que deben estar en las aulas? ¿No habría que tomar medidas contra ellos? Y a los que han ofrecido aprobado general por la “valentía” de la protesta, ¿no habría que revisar sus evaluaciones en lo que queda de curso?.

Era de esperar y el proceso es muy simple. Se registra el dominio “primavera valenciana”, que no es un reclamo turístico para oler la flor de azahar, sino una consigna revolucionaria, ciertamente más romántica que la ordinariez del “movimiento 15.m”, Se provoca la actuación, siempre extremada en uno u otro sentido, de un grupo de adolescentes que a su vez provocan a la Policía con insultos, piedras, patadas y hasta mordiscos. Se producen las primeras detenciones. Curiosamente, entre varias decenas de detenidos solo hay un alumno del Instituto Luis Vives, otros seis menores de edad y el resto una mezcla de skin. okupas, independentistas y antisistemas, la mayoría con antecedentes. Qué casualidad que la calefacción de un instituto movilice a toda la extrema izquierda valenciana. Aparece a continuación un energúmeno que dice representar a no sé qué sindicato de estudiantes escupiendo soflamas como: “esta lucha es a sangre y fuego” o “vamos a seguir quemando Valencia”, al igual que hiciera aquel otro energúmeno del metro madrileño cuando decía “vamos a reventar Madrid”. Animados por la verborrea del supuesto líder, se encaminan hacia la Comisaría para exigir la liberación “sin cargos” de los detenidos. De camino arrasan mobiliario urbano, centros comerciales y todo lo que pillan de paso. Instantáneamente y para esconder el fracaso de las protestas contra la reforma laboral, mediante convocatorias por la red surgen manifestaciones en Madrid, Barcelona, Oviedo, Sevilla, Córdoba, Granada, Almería y Cádiz. Otra casualidad el que las manifestaciones se hagan en Andalucía precisamente en estos momentos. El siguiente paso es el ataque a las sedes del PP con piedras, bolas de acero y pintura, intentándolo también en los domicilios de la Alcaldesa de Valencia y el Presidente de la Comunidad Valenciana y el remate, destrozando los equipos e impidiendo el trabajo de los informadores considerados de derechas.

En fin, todo programado. Una reedición del frente popular. El caso es demonizar a la derecha y a la sombra de los exaltados aparecen los líderes supuestamente moderados, que tiran la piedra y esconden el brazo. ¿Qué hacía la aspirante a presidir el Gobierno de España compartiendo “manifa” con lo más selecto de lo residual? Nadie se extraña de ver a Méndez y Toxo tras la pancarta. Al fin y al cabo tenían tanto “mono” de calle, de esa calle que no se atrevieron a pisar en tantos años, que estaban esperando ansiosos el pistoletazo de salida. Nadie se extraña tampoco de ver sujetando la tela a Llamazares, Cayo Lara o los de la “ceja”. Esos son fijos. De alguna manera debían hacerse notar, sumidos como están en la intrascendencia de su día a día.

A nadie se le ha ocurrido protestar porque el Ayuntamiento socialista de Parla tiene sus colegios bajo cero. Eso no tiene importancia para la Sra. Pajín, en cambio lo de Valencia es una “confabulación planetaria” de la derecha y las fuerzas represoras. A nadie dentro del PSOE, donde imagino debe haber algún dirigente sensato y responsable, se ha oído condenar los atentados contra sedes del Partido Popular o domicilios de cargos institucionales del PP valenciano ni contra los medios de comunicación no afines a su ideario. Aquí lo único que importa es ganar en la calle lo que han perdido o están a punto de perder en las urnas, porque no lo olvidemos, esta estrategia tiene mucho que ver con las elecciones andaluzas y más conociendo a quien está al frente de los socialistas. La historia se repite una vez más. La izquierda no sabe perder porque es más revolucionaria que democrática y lo uno no casa bien con lo otro. La izquierda revolucionaria, totalitaria y fascista es la que marca el rumbo. La autoproclamada izquierda democrática, si es que de verdad existe, la sigue a pies juntillas Y eso que Rubalcaba había prometido una oposición seria y responsable. Claro que, promesas de Rubalcaba…
(Publicado en El Pueblo de Albacete, 27/02/2012)

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