lunes, 16 de enero de 2012

EL BOTELLÓN

 
Estaba convencido, ignorante de mí, que con el nuevo gobierno municipal se ponía punto final al vicio de prohibir. Grave error de apreciación que pone en entredicho mi acumulada experiencia vital. Nada ha cambiado, seguimos en las mismas de siempre: Cuando se prohíbe algo es porque no se ha sido capaz de convencer a la gente de que tal cosa es perjudicial, molesta, peligrosa etc. Prohíben porque no convencen. La “propuesta de aprobar la modificación de la Ordenanza Reguladora de Espacios Públicos de Albacete, para fomentar y garantizar la convivencia ciudadana y el civismo”. Es decir, la ordenanza anti-botellón y anti-prostitución callejera, no solo no va a solucionar los problemas sino que, en el primer caso, la reacción del principal colectivo implicado, los jóvenes, puede llegar a agravarlo.

La ordenanza anti-botellón pretende prohibir el consumo de bebidas en general y preferentemente las alcohólicas, en espacios públicos y además que puedan molestar a los vecinos y se aplicará en todo el término municipal de Albacete menos en la zona y otras terrazas autorizadas. Según esto, los jóvenes no se pueden reunir para ingerir bebidas (Coca-Cola) y aún menos bebidas alcohólicas (Coca-Cola con ginebra) en espacios públicos (calles, parques, solares, descampados etc.) y molestando a los vecinos (ruidos hasta determinados decibelios). Si, en cambio, pueden hacerlo en determinados lugares como la zona y terrazas autorizadas, sin preocuparse de la cantidad de alcohol ni del ruido. Es decir y como conclusión, va a haber un botellón autorizado y un botellón prohibido.

Igual se molesta en la explanada de la plaza de toros que en la calle Tejares. Las terrazas ocupan las calles enteras, Concepción por ejemplo, obstaculizando el paso a los transeúntes que tienen que ir sorteando las mesas. Los chiringuitos para fumadores instalados en aceras y calles peatonales también incomodan a la población en general. Se multa a quienes aparcan momentáneamente su vehículo en una calle peatonal aunque esté repleta de garajes y se permite en cambio la ocupación indefinida de la misma por terrazas y garitos. El botellón legal es igualmente ruidoso y sucio y si así no lo creen, que hagan una encuesta entre los habitantes de la zona, midan el grosor de los cristales de sus ventanas o miren la suciedad acumulada en portales y cocheras.

Lo que diferencia a ambos botellones es que el legal es rentable para las arcas municipales.

El Artículo 21 de nuestra Constitución dice: Se reconoce el derecho de reunión pacífica y sin armas. El ejercicio de este derecho no necesitará autorización previa. En los casos de reuniones en lugares de tránsito público y manifestaciones se dará comunicación previa a la autoridad, que solo podrán prohibirlas cuando existan razones fundadas de alteración del orden público, con peligro para personas o bienes.

No parece que esto case con lo que la Alcaldesa pretende ni que el gobierno municipal tenga potestad para prohibir que los jóvenes se reúnan con fines pacíficos en su ciudad, sus calles, sus plazas y sus parques, como tampoco la tienen para prohibir que al tiempo, tomen alguna bebida como se ha hecho toda la vida, cada generación en su momento y en su lugar dependiendo del poder adquisitivo de cada uno.

Si están en su derecho de sancionar el hecho de generar suciedad, armar escándalo o ingerir alcohol o tabaco los menores. Esto tiene solución si se la quiere encontrar. Basta con delimitar una o varias zonas, instalar contenedores de basura y cabinas de aseo portátiles. Ordenar la vigilancia a la Policía Municipal. La identificación y prueba de alcohol a menores así como la detención y aviso a los padres o tutores de los mismos si ello fuera menester. Al mismo tiempo, se monta una campaña publicitaria, se visitan los centros docentes y se les explica a los jóvenes las bondades de mantener limpia la ciudad utilizando los contenedores, permitir el descanso a los demás ciudadanos, entre los que se incluyen sus propios familiares, la necesidad de ir documentados y el peligro que supone para la salud la ingestión de alcohol y el consumo de tabaco. Les voy a poner un ejemplo. ¿Por qué las paredes blancas de la parte posterior del Carlos Belmonte no tienen ni una pintada? Porque se ha convencido a los grafiteros de que esa zona ha de permanecer limpia y a cambio se les ha permitido ejercer su arte en las paredes posteriores del Copete y en otros lugares igualmente apropiados. Nada es imposible si la razón y el diálogo se imponen. El joven es rebelde por naturaleza y tiende a ir contra todo lo que se le impone si no lo entiende o no se le explica. Lo que va a pasar ya lo sabemos. El conflicto está asegurado.
                                 (El Pueblo de Albacete, lunes 2 de Enero de 2012)

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