UN “ZAPATERO” QUE HABLA INGLÉS
Igual en prepotencia, igual en odio a la
derecha, igual en narcisismo, igual en
demagogia, igual de “pijo”, igual de sectario, igual de vengativo, igual de
estomagante, igual de malicioso. Todo es
igual que el ignominioso Zapatero pero con la diferencia de que Sánchez sabe
inglés. Claro y como Rajoy está todavía en primero de la escuela de idiomas
pues dice el
nuevo Zapatero, o sea “the
new Shoemaker”, o algo así, que no habla con
él. Rajoy se lamenta y le canta la
canción cubana de Nicolás Guillén y Emilio Grenet “Tú no sabe inglé”: “Con tanto inglé que tú sabía / Pedro Sanché/con
tanto inglé no sabe ahora / desí ye …” y claro, el problema debe andar
en que como el inglés de Sánchez es un
“ingleeeessss” de Tetuán y el de Rajoy es un inglés compostelano, pues eso, es como
el de Liverpool y el de Kentucky.
Zapatero
fue el “Red Bull” del
catalanismo, el mártir por herencia de la guerra civil, el economista
fugaz de dos tardes, el esquizofrénico cum laude, el “Narciso” de los estanques de Moncloa. Animó
a los independentistas catalanes y consintió
su deriva secesionista. Rehízo el
martirologio franquista y lo elevó al paraíso legislativo. Arruinó al Estado y
a la clase media con sus teorías neo-económicas. Cerró los ojos a la crisis que
todo el mundo veía y trató de enemigos a los videntes. Secó los estanques y
rompió espejos de tanto mirarse. Bueno,
pues Pedro Sánchez será todo eso y más y
además sabiendo inglés, qué maravilla.
Hablando
de idiomas, Pedro Sánchez tendrá que aprender el “español llanero”, el “español marabino” y el “español
caraqueño” para poder entenderse con la corte celestial de su vicepresidente,
porque si no lo aprende, los podemitas murmurarán a su paso y conspirarán a su
espalda en estos bolivarianos dialectos, sin que el Presidente note que la
guadaña siega la hierba bajo sus pies.
Qué
pena de PSOE. Perdieron la partida de nacimiento marxista que les otorgó Pablo
Iglesias y extraviaron también la de bautismo socialdemócrata que les confirió
Felipe González. Ahora se han quedado sin identidad; no saben quiénes son, ni
de dónde vienen ni adónde van. Son 190.000 peregrinos a ningún sitio, aquejados
de alzheimer , guiados por un Moisés sin vara ni tablas de la ley, que los
encamina a un desierto que no podrán cruzar ni separar las aguas ante la
persecución del faraón podemita, el otro Pablo Iglesias que les firmará el acta
de defunción.
Albergo
la esperanza de que el Todopoderoso ilumine a los hipnotizados por la
telebasura de Crónicas marcianas, Gran Hermano, Elbus, El diario de Patricia,
Aquí haya tomate, Aquí no hay quién
viva, Supervivientes y un largo etc. , ¡ah! Y también a los tontos con título,
que en España abundan y les haga poner
los pies en el suelo y ver y entender el engaño del falso faraón podemita. Espero igualmente que los 190.000 errantes
entre el desierto del leninismo y la tierra prometida de la socialdemocracia,
destruyan el becerro de oro al que ahora adoran y esperen la bajada del Sinaí del nuevo Moisés, con las
tablas de 1978 reformadas, que les conduzca de nuevo a la tierra prometida, que un día
dejaron para emigrar a desiertos inmisericordes que a punto están de acabar con ellos.
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