LOS BOLIVARIANOS
Aún resuenan los ecos del viejo
comunismo del que fuimos destacados importadores en el primer tercio del pasado
siglo. Viejo comunismo que en el último cuarto de siglo vino huyendo de los
Urales y reconvertido en eurocomunismo, híbrido acomodado a los usos de una
sociedad occidental que ya se sentía vencedora en la guerra fría y esperaba en
cualquier momento la caída y desmembración del telón de acero, como así fue
realmente. Esos ecos del comunismo descafeinado que para subsistir buscó
arroparse en banderas multicolores y compañeros de viaje de lo “mejor” de cada
casa, son ya los últimos estertores ante una muerte anunciada por puro
aburrimiento.
Y digo que aún resuenan los ecos del
desencanto de una oportunidad histórica perdida y en España, como buenos amigos
y admiradores de lo ajeno, estamos enfrascados en importar otro tipo de
revolución, financiada con el hambre de muchos ciudadanos de un lejano país, que
una vez fue rico, para que la extiendan por aquí unos pocos caraduras que, a
bolsillos llenos, predican que se haga lo que dicen y no lo que hacen.
Ocurre que estos movimientos de tinte
revolucionario encuentran su caldo de cultivo en las repúblicas bananeras
sudamericanas donde la corrupción y la pobreza son la nota dominante.
Lamentablemente algunos de los predicadores que allí ejercen, han puesto los
ojos en España según dicen porque ven en ella las condiciones óptimas de
pobreza, corrupción política, judicial y administrativa para que la siembra de
los principios revolucionarios puedan dar frutos en corto plazo. En ello están
y ciertamente tenían razón en su planteamiento, que en menos de seis meses
encabezan las encuestas de intención de voto.
Los lobos disfrazados de Caperucita
que dirigen Podemos son esos predicadores, de vida fácil y holgada que con el
dinero de la revolución bolivariana pretenden instaurar en España una nueva
dictadura del proletariado con un gobierno populista de engañabobos. La
estrategia es su fuerte. Han dominado las redes, han sacado partido de los
movimientos de protesta y han comenzado a fagocitar a IU, que a falta de
líderes y principios se están dejando arrastrar por los nuevos profetas de los
pobres. No disponían de soporte a nivel nacional y en lugar de crearlo se van a
adueñar de toda la red de IU y en Noviembre próximo estarán en situación de
competir no ya con otros grupúsculos de izquierda sino con el mismo PSOE que no
se encuentra a sí mismo.
En el PSOE ya copian hasta la camisa
blanca remangada de Pablo Iglesias y no sé
yo si los asesores de imagen de “Pedro I el Guapo, vasallo de la Sultana de
Sevilla” estarán pensando ya en una coleta que deje en ridículo a la grasienta
del colega de Podemos. Pedro Sánchez no se imaginaba que tendría que batallar a
derecha e izquierda y tiene tal lío el hombre en la cabeza que anda dando palos
de ciego de tribuna en tribuna y de medio en medio. Está maniatado; si se deja
decir que hará pactos con el PP se le va a Podemos el ala izquierda de sus
votantes y si afirma que pactará con Podemos, los dos o tres millones de votos
de centro e indecisos se le irán al PP. Pedro Sánchez debe tener pesadillas por
la noche y no es para menos; y ya no solo por Pablo Iglesias o Rajoy sino
también por la “Sultana de Sevilla” que es la que manda y a la que le rinde
pleitesía. ¡Qué contrariedad para el PSOE que una persona con el mismo nombre
de quién lo creó esté a punto de darle la puntilla!
Pedro Sánchez va camino de volverse
también bolivariano. De momento hace un vergonzoso seguidismo de todos los
movimientos, ideas y propuestas de Pablo Iglesias y ya está creando
preocupación entre muchos miembros de su partido, entre ellos la gran mayoría
de los históricos. Su vocación populista y el pánico a Podemos le lleva a los
platós televisivos y a lanzar a cada momento titulares de prensa que al día
siguiente corrige o le corrigen. Está obsesionado con cambiar la Constitución
solo porque Podemos reniega de ella. Habla del Estado Federal sin precisar qué
modelo prefiere, aunque la doctrina socialista se inclina por el asimétrico que
consiste en contentar a los catalanes a cambio de perjudicar al resto de
España, pero eso está muy en la línea del derecho a decidir que defiende
Podemos.
Podemos pretende implantar en España el
modelo revolucionario que ha dilapidado la riqueza de Venezuela o que mantiene
la pobreza endémica del pueblo cubano. La revolución de los pobres porque para
la izquierda los pobres son la justificación de su existencia. Podemos y la
izquierda en general son una fábrica de pobres. El pobre es la materia prima
que utiliza la izquierda para crear su discurso demagógico. El pobre como
instrumento para conseguir el poder sin importarles nada más. Hacen de su
discurso un silogismo que viene a decir: La causa de la pobreza es la
diferencia entre los que tienen mucho y los que no tienen nada. Si hay pobres
es porque también hay ricos. Si eliminamos a los ricos ya no habrá ricos sino
pobres y si solo hay pobres ya no habrá diferencias entre ellos y al no haber
diferencias no habrá pobreza”.
Desde el “Socorro Rojo” de los años
treinta del pasado siglo no se han visto en España comedores sociales ni bancos
de ropa o alimentos promovidos o gestionados por la izquierda. Por el
contrario, los pobres han sido objeto de saqueo por la izquierda sindical, que les
ha robado desde la indemnización por despido que ellos mismos han fomentado hasta los fondos dedicados a
formarlos profesionalmente y reintegrarlos al mercado laboral. Les han robado
hasta la dignidad.
La izquierda que ahora se agrupa en
torno a Podemos utiliza la pobreza física como caldo de cultivo para crear en
el laboratorio de la enseñanza la pobreza intelectual. Nunca un país occidental
ha estado tan depreciado culturalmente como España lo está ahora. La izquierda
no quiere celebridades. La gente que piensa les resulta incómoda y es mejor
mantener una sociedad de picaresca y telebasura que sacie su hambre física con
el maná del padre Estado y la intelectual con el discurso del que más vocea, el
que mejor habla o el que más se repite.
Podemos y el resto de la izquierda
hacen actual aquel proverbio chino que decía: “Da un pez a un hombre y comerá
un día. Enséñale a pescar y comerá todos los días”. El PER de Andalucía es el
pez de cada día, el que crea servidumbre y clientelismo. Las Administraciones autonómicas
son también el maná que alimenta el servilismo. A Podemos y el resto de la
izquierda les “pone” ver las colas del paro y llegarán al éxtasis cuando vean
las colas del racionamiento. Eso es lo que hay en Venezuela y eso es lo que el
impresentable del “coletas” quiere traernos a España; a nosotros, que no para
él ni su entorno. Recordad cómo en el comunismo ruso los del Politburó
disfrutaban de unas lujosas “dachas” mientras el pueblo se hacinaba en pisos de
familia por habitación. Recordad cómo en Venezuela la gente se limpia el culo
con papel de periódico, impreso previamente en papel higiénico. Recordad cómo
los dirigentes comunistas chinos, locales y regionales, expropian sin
indemnizar viviendas y huertos familiares para construir bloques de viviendas
con los que ellos mismos especulan.
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