lunes, 6 de febrero de 2012

LA REFORMA BANCARIA (I)

El viernes 3 de Febrero de 2012, día de San Blas, médico y Obispo de Tabaste (Armenia), pasará a la historia como el día en que el Ministro De Guindos trató de emular al Santo y se impuso la tarea de curar, no a personas ni animales sino al decrépito sistema bancario español, aquejado de mil males producidos por infecciosos ladrillos, gestores manirrotos, complejos faraónicos y descarados sinvergüenzas.
Las medidas aprobadas por el Consejo de Ministros: Mayor nivel de provisión por los riesgos del negocio inmobiliario; plazos para las nuevas fusiones y recortes en las retribuciones de quienes dirigen entidades que utilizan dinero de todos, son bienvenidas y esperanzadoras aunque discutidas.
Recordad los años de bonanza en los que todo el mundo se lanzó a construir, profesionales y aficionados; todo el mundo se lanzó a comprar, los que podían y los que no; todo el mundo se lanzó a prestar, los que tenían y los que no. Esos años de bonanza y de locura en los que el suelo rozaba las nubes, la más humilde vivienda tenía precio de mansión y el más desharrapado de los compradores conseguía una financiación de más del cien por cien; en los que muchos hicieron su “agosto” y muchos más encontraron su ruina.
Recordad también que fueron los años en los que las Cajas, sometidas la mayoría al capricho de los taifas autonómicos, se dedicaron a financiar proyectos faraónicos de obra pública y privada beneficiando a los círculos próximos al poder y renunciando a los principios para los cuales fueron constituidas
Ahora y por fin el Gobierno les obliga a sanear las cuentas del ladrillo provisionando con cargo a beneficios, es decir, deduciendo de sus beneficios el dinero necesario para cubrir el riesgo de créditos o activos relacionados con el negocio inmobiliario que en un momento pudieran resultar impagados.
Al mismo tiempo les obliga a consignar en sus balances el valor real de mercado de los inmuebles y solares y no el valor ficticio resultante de las tasaciones engordadas de años atrás. De esta forma pasan a provisionar el 80% del valor contable del suelo, el 65% en las viviendas en construcción y el 35% en las terminadas, lo que antes era del 31%, 27% y 25%.
Al tener que provisionar más dinero, ellos mismos ajustarán los valores a la baja y obligarán al mercado a hacer lo mismo. Con esto se consiguen tres importantes resultados. El primero dinamizar el mercado inmobiliario animando a los posibles compradores por el abaratamiento de los precios. El segundo, sanear sus balances ofreciendo más garantías a los mercados de dinero que ahora son reacios a prestarles. El tercero y como consecuencia de los otros dos, aumentar el crédito ya que se dispone de bienes para vender y dinero para prestar.
¿Quién va a sufrir las medidas adoptadas por el Gobierno? En primer lugar los promotores que disponen de viviendas a la venta, porque no solo verán caer el precio de las mismas sino que tendrán dificultad para encontrar compradores ya que los Bancos ofrecerán crédito prioritariamente a los que adquieran alguna de sus viviendas. En segundo lugar los posibles compradores porque tendrán limitada la oferta de vivienda a aquellas de las que el Banco dispone y no obtendrán crédito para viviendas ofertadas por promotores.
Esto por sí solo no va a solucionar la crisis, lógicamente, pero es muy importante que las entidades bancarias que sobrevivan y una vez saneadas sus cuentas, puedan captar recursos del ahorro popular y sobre todo de los mercados de dinero, disponiendo, como consecuencia de ello, de la liquidez necesaria para prestar a particulares y empresas.
El negocio básico de los Bancos es muy simple. Toman prestado dinero a un precio y lo vuelven a prestar a un precio superior consiguiendo con ello unos beneficios. ¿Dónde encuentran el dinero que necesitan? En el ahorro popular y cuando éste no es suficiente, en los mercados de dinero. ¿Qué necesitan para ello? Tener la garantía suficiente para que los particulares se fíen de dejar depositados allí sus ahorros y los mercados tengan la garantía de que lo prestado va a ser recuperado. ¿Qué ocurre cuando los Bancos tienen dificultades por haber comprometido el dinero captado en operaciones de resultado dudoso como en el caso del “ladrillo”? Pues que los mercados, que en esto están más atentos que los particulares, dejan de prestarles dinero con lo que se cortocircuita el proceso.
Solo con la depuración del sistema bancario, en cantidad y en calidad, podrán abrirse los cauces para que el dinero fluya hacia el mercado de trabajo a través de las empresas y autónomos. Las medidas propuestas y aprobadas el día de San Blas por el Ministro De Guindos son pura medicina. La “Cajafusina” y el “Bancopromozol” son de efecto retardado pero eficaces.

El Pueblo de Albacete, 06/02/12

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