La Sierra
del Segura languidece
Llevo unos cuántos días por tierras de Yeste –mi
pueblo consorte- dedicado a actividades forestales, es decir a volver a plantar
una chopera después de la corta de hace un par de años. El Domingo pasado
celebramos la comida mensual en la Sociedad Gastronómica “Repitajos”, de la que
soy socio fundador y que se caracteriza, aparte de la divulgación y
conservación de la cocina típica serrana, por ser un foro de opinión y debate
sobre asuntos de actualidad y sobre todo de temas relacionados con Yeste,
pasado, presente y futuro de una Villa que en su día fue Encomienda de la Orden
de Santiago y ahora languidece como todas las poblaciones serranas, abocadas a
un futuro más que incierto.
Salió a relucir la alarmante pérdida de población que
sufre Yeste, que en el censo de 1997 aún mantenía 5.000 habitantes y que veinte
años después apenas llega a los 3.000 y además concentrados en “Yeste
Capital” casi las dos terceras partes mientras las trece pedanías que abarcan
unos ochenta núcleos de población van quedando deshabitadas o muy menguadas.
Dos son los colectivos más determinantes de esta
situación, por una parte la población mayor, muy envejecida, en la que son más
de setecientos los que superan los ochenta años y la de menor edad, que no
encuentra la forma de poder establecerse y seguir viviendo en su tierra.
Qué futuro va a haber si hasta el transporte tienes problemas para acceder a Yeste |
Hace veinte años muchos de los abuelos de avanzada
edad marchaban largas temporadas con sus hijos, emigrados a Levante y Baleares
y volvían en primavera hasta el otoño manteniendo su empadronamiento en Yeste.
A consecuencia de la segunda división de España en Reinos de Taifas, los
ancianos residentes ocasionalmente en Valencia, Castellón, Palma de Mallorca,
tienen que empadronarse en el domicilio de sus hijos si quieren tener acceso a
cualquier tipo de ayuda social o atención médica.
Por su parte, son muy pocos los jóvenes que pueden
ejercer como autónomos en alguna actividad profesional, bien por la escasez de
demanda como por la cantidad de trabas económicas y administrativas impuestas
por el Gobierno Regional y la Administración Local. Yeste es uno de los
municipios de España –aún tratándose de zona deprimida- que tiene más alto el
Impuesto de Bienes Inmuebles, IBI para los entendidos, vulgo “contribución” .
Hubo una vez una zona declarada de uso industrial, sin previa urbanización y
carente de servicios, que apenas fue utilizada y que ahora al parecer se
pretende convertir en uso urbano atendiendo a intereses particulares de gentes
próximas al poder municipal.
Edificio propiedad del Municipio adaptable para residencia de mayores |
Salvo las casas para turismo rural, que pululan sin
orden ni concierto por cualquier rincón del término, con los riesgos
ecológicos que ello supone, poco más puede hacerse en Yeste y si algún
emprendedor ha intentado hacer algo, ganado estabulado ecológico,cuadra de
caballos dedicados al turismo, actividades deportivas y de ocio etc. se han visto abandonados, sin apoyo y penalizados por la insalvable burocracia regional y local, hasta el
punto de que es cuestión milagrosa poder ecceder a la energía eléctrica de la red pública.
Son muchos los ancianos que desearían acabar sus años
en su tierra, en su aldea y como mucho en el pueblo, pero eso tampoco es
posible. El antiguo asilo, hoy residencia de mayores, que administra una
fundación controlada por la Iglesia, tiene una lista de espera interminable.
Mientras tanto, el municipio dispone de edificios caídos en desuso y con
capacidad suficiente para ser reconvertidos para este menester, Escuela
Hogar, cerrada desde hace una veintena y la residencia de estudiantes, a punto
de quedar desierta por falta de alumnos. Nuestros ancianos –mucho hablar los políticos
de asistencia social y dependencia- están condenados a pasar sus últimos días
en entornos urbanos que no conocen, ni entienden ni tiene posibilidad de
adaptarse y como consecuencia de ellos les aligeran el tránsito a la otra vida.
¿Qué hacen los gobernantes regionales y locales al
efecto?, hablar, mucho hablar y no hacer nada. La Sierra albaceteña ya no
interesa, ya no da votos ni a sus tradicionales receptores, los socialistas. Es
una zona moribunda, eso sí plagada de funcionarios de dudosa justificación,
muchos de los cuales hacen su trabajo y desaparecen. Yeste, pese a la
proximidad con Andalucía no existe el PER pero más de la mitad de la población
está subsidiada y eso ha creado un modus vivendi de adaptarse a lo poco,
de ir tirando , de no arriesgar. La clase política dirigente, por otra parte,
se ha instalado en los dos o tres mil euros mensuales y su mayor preocupación es seguir
cobrándolos.
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