CON LA QUE
ESTÁ CAYENDO,
EL PSOE PENSANDO EN FRANCO
Este fin de semana ha sido de una trascendencia histórica
relevante contemplada desde el pasado, el presente y el futuro.
Por un lado se han ido de congreso a Vistalegre unos cuantos pijo-progres hijos de papá
y niños de Facultad, acompañados de
parias de la tierra de azada olvidada y unos cuantos más nostálgicos de la hoz
y el martillo que antes se comían la tortilla en la Casa de Campo madrileña.
Los que venían a borrar del mapa a la
casta política, que en poco más de tres años se han convertido en la peor de
las castas. En su corto pasado hablaban de derrocar el régimen del 78,
arrinconar a la casta y establecer un nuevo Estado de libertades sin fin, de
derechos sociales sin límites, de
expropiar todo lo expropiable para darlo a administrar al pueblo soberano, de
acabar con los ricos –incluso cometiendo parricidio- y poner toda la riqueza
nacional en manos del pueblo. Andaban en este discurso cuando llegó el presente
y la casualidad les colocó a la espalda cinco millones de votos que creyeron
que aquello iba en serio. Probaron las primeras mieles del poder y se gustaron,
vieron que eso de la casta no era tan malo y lo adoptaron para sí mismos. Se
instalaron en el “dónde dije digo digo Diego” y se olvidaron de las miles de
revoluciones pendientes que murieron todas en los platós televisivos, donde de
nuevo se gustaron. Como miembros de una especie genéticamente cainita, lucharon
juntos y revueltos hasta tocar poder y después,
llegados a este momento, se acabaron los hermanamientos, los escarceos amorosos
y las buenas formas, el poder es codiciado sin ambages ni sutilezas y al final se van a dirimir sus cuitas a un coso taurino de dónde uno sale a
hombros y otro rejoneado. Comienza el futuro. Un futuro subversivo, de un pie
en las Instituciones y ciento en la calle. Una suerte de neocomunismo
revolucionario, refrito de genocidas rusos, facinerosos bolivarianos,
bandoleros cubanos y patibularios ayatolás, con un endiosado Lenin II servido
por un lisiado de la Pampa y unos cuantos T&T –tontos con título- vergüenza
personificada de nuestras Universidades.
También se han ido de congreso los flemáticos populares,
impasible el ademán, prietas las filas en perfecta formación tras el
imperturbable líder, lideresas y
lidercillos. En las pancartas se podía haber escrito “morir de éxito y
revivir”, porque el Ave Fénix Mariano renace de las cenizas donde Pedro el
breve le tenía a punto de enterrar. El mensaje más claro que se desprende del
congreso del PP es triple: “Gracias Pablo por no haber permitido a Sánchez
cuidar los ciervos de Moncloa” ; “Gracias Pablo por haber arrasado en tu
congreso y emprender el camino para convertirte en un nuevo Anguita” y “No
volváis los del Psoe a los experimentos con gaseosa que sacamos las urnas, que
Rajoy no es Puigdemont”.
Mientras todo esto pasa, los socialistas –igualmente cainitas
por su genética- andan como los de la farándula, de pueblo en pueblo
convenciendo a los lugareños de que “conmigo gorra y con los demás solo boina”.
Pedro el breve pidiendo en la boca del metro para poder llegar a dar el
mitin a Leganés o “al más allá”
mostoleño mientras el vasco pregona un “no es no” descafeinado, con adornos y
lentejuelas y la sultana, como el Ebro, “guarda silencio” pero no calla y reúne
–le reúnen- a gran parte de los alcaldes convertidos en reina por un día, con
coche oficial y nada de bocadillo, que eso es de las bases, y la aclaman y la
aclaman y ella, como la Pantoja también en Madrid en esos días, se deja aclamar
y aclamar y aclamar…
Esto es la vida en la calle. En el Parlamento es otra cosa.
La nueva casta rompedora busca la complicidad con los rufianes de turno para
dar jabón a los sobacos de las CUP cera a los cariacontecidos Mas y Puigdemont
y leña al mono Estado al que consideran un primate muy anterior a Tarzán.
Los popularísimos juegan a las tres en raya, -presupuestos,
prórroga, elecciones- y esperan pacientemente a que los sociatas pongan ¿orden?
en su casa o los vascos vean rentable el negocio, en la tranquilidad de las
encuestas y de la deriva de Ciudadanos, más empeñados en ocupar el espacio
socialdemócrata del Psoe que el centro liberal del PP.
Los socialistas, ¡Ay los socialistas!, Con la que está
cayendo, el PSOE pensando en Franco. Odón Elorza, al que continuamente se le
“iba el punto” en tiempos de ETA, se ha apuntado a un bando perdedor, de mañana
o de pasado mañana. Poco puede ya el ex alcalde donostiarra que va de peón en
una cuadrilla donde el maestro no lleva ni botijo. Por eso, porque lo ve venir,
se ha envuelto en la bandera zapateril y ha emprendido batalla contra los
gigantes de Cuelgamuros para liberar a Franco del peso de la losa que lo
aprisiona y apartarlo de los nostálgicos que lo custodian, para sacarlo a la
calle donde todo el pueblo español pueda manifestarle su sentimiento. Honrosa
actitud esta de Elorza que no ha borrado de su memoria las hazañas del Caudillo
después de cuarenta y dos largos años y es que la izquierda española junto con
cuatro nostálgicos falangistas es la que mantiene viva la memoria de Franco.
Termino reproduciendo un párrafo de un artículo mío
de Noviembre de 2015: “La izquierda ha resucitado a Franco. El dictador
vive en el subconsciente de la izquierda
española y curiosamente en una parte de ella que no lo ha llegado a conocer.
Franco condiciona muchas de sus actitudes y, a falta de enemigo más cercano, lo
han convertido en destino de sus iras y sus odios. La cobarde izquierda
extrema se pone de rodillas ante el
terrorismo islámico que tienen a la puerta de la casa mientras concentra sus odios en una lápida de mármol
que hace cuarenta años que se colocó en una basílica olvidada para dar fin,
física y simbólicamente, a una etapa que fue mala para unos pocos pero próspera
para la mayoría y que, con el sacrificio y renuncia de todos dio paso a otra
época de libertad y prosperidad jamás
conocida en esta piel de toro. La derecha moderna hace ya tiempo que olvidó a
Franco y al franquismo porque tiene los
pies en el suelo, hace del pragmatismo su hilo conductor y sobre todo tiene
vocación de futuro. La izquierda más rancia se empeña en seguir anclada en su ídolo Stalin y su enemigo Franco, qué le
vamos a hacer. El mismo Franco debe estar asombrado y perplejo cuando no orgulloso de que los únicos que se acuerdan
de él son sus enemigos y los hijos y nietos de estos. España es así, una
continua caja de sorpresas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario