El "lumbreras" que ha diseñado el árbol de Colau debería proponerse para el Premio Princesa de Asturias de las Artes |
ADA COLAU Y LOS TONTOS DEL SOLSTICIO
Hay
una coplilla que se canturrea por mi pueblo que dice: “Hay tontos que tontos
nacen / hay tontos que tontos son / y tontos que vuelven tontos / a los que
tontos no son”. Y hablando de tontos hay también un refrán que se utiliza con
frecuencia y dice así: “cada día que amanece el número de tontos crece”.
En
el amplio mundo de los tontos, donde tienen merecida fama el tontorrón, el
tontaina, el tontico y el tontucio; el tontochorra, el tontoelhaba, el tonto
del culo y el tonto de los cojones, ha nacido una nueva raza de tontos, “el
tonto del solsticio”.
El
tonto del solsticio es un espécimen parido, si no abortado, por la rojería antisistema y
podemita que en su concepción totalitaria de la vida pretende imponer, desde
las minorías radicalizadas, un modelo de
vida adaptado a sus roídas conciencias y sus intereses de clase, de secta, de
clan.
El
tonto del solsticio acude cada año en el de verano a ver por donde se cuela el
sol en Stonehenge, en el orto del día más largo del año. Mientras la
muchedumbre contempla como aparece el sol, el tonto del solsticio da saltos
levantando los brazos y gritando como un poseso. Aquí, como no tenemos
Stonehenge celebramos la noche de San Juan y en ella, el tonto del solsticio
retoma su primitivismo y salta las hogueras entre gritos y danzas ancestrales.
El
tonto del solsticio solo podía celebrar el de verano ya que el de invierno está
ocupado en toda nuestra sociedad occidental por otra celebración, más moderna
pero más trascendente por cuanto ha sido la guía espiritual de nuestra
civilización, el nacimiento de Cristo. Pero el tonto del solsticio odia las
raíces de esta civilización y esta
cultura, que por otra parte es la suya y por ello se une a otros que penden de
la misma rama y en atea y estrafalaria congregación se montan una celebración
paralela, no tanto por convicción como por joder la marrana. El tonto del
solsticio se ha inventado también la celebración de la bienvenida a la sociedad
democrática en lugar del bautismo cristiano tradicional y la fiesta del paso de
la niñez a la pubertad en lugar de la primera comunión cristiana, eso sí,
previo pago de tasas por la reserva de
fecha y del acto en sí.
Cuando la congregación de tontos del solsticio
encuentran a alguien que sobresale por
su situación de poder y capacidad de influir y determinar en su favor, la suben
al altar de un Stonehenge imaginario y la nombran tonta mayor del solsticio,
con mando en tropa; sí, con mando en tropa del ejército de desalmados,
cantamañanas, asnos, estrafalarios y chalados que deambulan por la tierra de
nadie que es ahora Barcelona.
Ada
Colau, la tonta mayor del solsticio, ha usurpado la voluntad de la mayoría de
los ciudadanos barceloneses y ha pretendido eliminar todo vestigio y toda
referencia a la fiesta cristiana de la Navidad; en su lugar llena las calles de
faranduleros y saltimbanquis. Alega la Alcaldesa en la web municipal que es “una
de las celebraciones más antiguas”, muy anterior a la celebración cristiana que
la suplantó. Argumenta igualmente que
“Durante el solsticio de invierno los días son más cortos que en ningún
otro momento del año, pero es durante este periodo cuando se comienzan a
alargar. Con el solsticio celebramos, por tanto, el triunfo de la luz sobre la
oscuridad, un momento que anuncia que la primavera llegará pronto”. Si esto
último fuera así el Ayuntamiento de Barcelona jamás celebraría el solsticio
porque si algo predomina por encima de la testa de los barceloneses es una
formación de nubarrones tenebrosos que anuncian un futuro incierto y
calamitoso. Coinciden Ada Colau y Alfonso Guerra en lo de que a Barcelona, como
a España, no la iba a conocer ni la
madre que la parió.
La
programación comprende “Actividades
relacionadas con el reciclaje y la sostenibilidad, espectáculos de magia, marionetas,
circo… todo junto para vivir el solsticio de invierno”, o sea una forma de
subvencionar a la farándula que en el mercado libre del espectáculo no se come
una rosca o promocionar la mediocridad artística construyendo un árbol navideño
a base de botellas vacías, con tan poca iluminación que más parece ciprés de
cementerio que abeto de Navidad. Justifica todo como “Una buena manera de
disfrutar de las fiestas sin potenciar sus aspectos más consumistas, de mostrar
a los barceloneses y a las barcelonesas que hay maneras alternativas de vivir
la Navidad de una manera diferente”. Si
para la alcaldesa el consumo es un pecado capital, los comerciantes y sobre
todo los empleados del comercio estarán
acordándose de su progenitora. “Las celebraciones del solsticio de invierno
incluirán también un espectáculo de luz y sonido con las fuentes de la plaza de
Cataluña como grandes protagonistas”. "¡Ven a celebrar el solsticio de
invierno!", comienza a describir la web del Ayuntamiento dedicada a estas
fiestas. "La plaza de Catalunya se convierte en el centro de una Navidad
diferente".
A
diferencia de Madrid, donde la pseudo podemita Carmena ha sido más avispada, la
barcelonesa ha impuesto el sectarismo de una minoría sobre el total de los
barceloneses, aprovechando eso sí un momento de indefinición, confusión y miedo
que impide que la gente salga a la calle a defender lo que piensa y lo que
siente.
Yo
invito a los barceloneses a que cuelguen de sus balcones estampas, láminas,
tapices o cualquier otra cosa que recuerde y represente el nacimiento de Jesús; que los rodeen de
luces y destierren al fantoche de Papá Nöel aunque en esta ocasión casi esté
justificada su presencia; que enseñen los dientes a Colau y le digan que ya
está bien de suplantar la soberanía del pueblo y con ella sus creencias y
costumbres y ya de paso, que el día 20 tengan mejor ojo y más acierto a la hora
de depositar el voto y elijan a quienes defienden el todo y no solo la parte
que comulga con la división y la separación.
Conocido
es de todos que los pavos no celebran la Navidad porque el nacimiento de Jesús
significa su paso por el horno. Esto da pie al siguiente silogismo navideño:
Los pavos odian la Navidad. Ada Colau odia la Navidad. Ada Colau es una pava.
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