martes, 17 de abril de 2012

Opinión: LOS BOMBEROS PIERDEN.LOS SINDICATOS GANAN

Los bomberos pierden. Los sindicatos ganan


Lunes, 16 de abril de 2012


El 18 de Octubre de 1979 la Diputación Provincial de Albacete creó el Servicio Especial de Prevención y Extinción de Incendios (SEPEI), como el servicio público de prevención, vigilancia y extinción de incendios y salvamento de la Provincia de Albacete. Dispone de tres parques en Almansa, Hellín y Villarrobledo y otros de zona en Casas Ibáñez, Molinicos y Alcaráz más otro nuevo en construcción en La Roda. Cuenta con una plantilla de 216 plazas repartida en varios grupos de mando y operativos, de las que solamente estaban cubiertas 189 en 2011.

La Diputación mantenía además un convenio con la empresa pública Gestión Ambiental de Castilla la Mancha, GEACAM, que organiza la campaña de prevención y extinción de incendios, a la que dedica 2.100 de sus 3.000 empleados fijos y en la que sobran, según la consejera, alrededor de 500 debido a un exceso de contratación injustificada del anterior gobierno socialista. Por el convenio con Geacam se mantenían 42 obreros forestales contratados a lo largo de estos años para la campaña de verano, con contratos de duración variable según las condiciones de cada año. Al final consiguieron del gobierno socialista la condición de trabajadores fijos discontinuos con contrato anual de 9 meses de actividad y 3 de paro, percibiendo por el primer periodo alrededor de 25.000 euros, más las prestaciones de desempleo correspondientes a los otros 3 meses. Unas condiciones laborales envidiables que permitían incluso y gracias a la flexibilidad de los horarios de trabajo, dedicarse a otras actividades. En resumen, un colectivo con ciertos privilegios que no eran bien vistos, como se verá más adelante, por aquellos con los que compartían tareas, personal de Sepei y Geacam.

En la política de reducción de gastos emprendida por la Junta se debió llegar a la conclusión de que no resultaba procedente mantener el convenio con Diputación por dos razones; una porque se estaba solapando una actividad que ya cubre la Junta en toda su extensión y necesidad y otra porque la misma Sociedad Geacam está sobredimensionada de personal y necesita reducir su plantilla en 500 personas. La no renovación del convenio con Geacam pudo ser la causa del ERE que afectaba a ese colectivo de 42 obreros forestales.

A pesar de lo anterior, la Diputación llegó a un acuerdo con Geacam para integrar en su plantilla a este personal, como laboral fijo, manteniendo su antigüedad de origen y con las condiciones laborales y económicas que establece el convenio del sector. La Diputación aseguraría la estabilidad en el puesto de trabajo comprometiéndose a asumir el reingreso en caso de ser afectados por un ERE o por la misma desaparición de la Sociedad. Esto se comunicó por carta, a todos los afectados, el día 2 de marzo y en ella se les pedía que comunicaran a la Institución su decisión en caso de ser positiva.

A pesar de que unos cuantos afectados habían manifestado su intención de aceptar esta solución, la intervención de los sindicatos tiró por tierra toda esperanza. Acusando a la Institución de no aportar soluciones, ya de principio y antes de negociar nada, promovieron un encierro y una campaña mediática abusando como siempre de una aburrida verborrea demagógica centrada en la reforma laboral más que en el asunto que estaban defendiendo. Siguiendo la consigna de no ceder un palmo de terreno ante los poderes públicos han obstaculizado cualquier iniciativa personal o de grupos, anteponiendo como siempre sus propios intereses a los de los afectados.

Ante la negativa de integración en Geacam, la Diputación ofreció otras posibilidades que pasaban por jubilaciones, prejubilaciones, despidos y traspasos al Sepei, siendo al parecer una modalidad de éstas las que al final han aceptado, por votación de los trabajadores y no del todo del agrado de los Sindicatos. En la noche del viernes día 13 se terminaba el plazo de negociación y ya a la vista de que los representantes de la Diputación no iban a ceder ante las pretensiones de los sindicatos, se cerró un acuerdo en el que los afectados consiguieron peores resultados que si hubieran negociado ellos por su cuenta. Salvo 3 que se jubilan próximamente, hay 18 despidos de mayores de 52 años con una indemnización por despido de 32 días por año trabajado y otros 21 se incorporan al Sepei pero con contratos de seis meses anuales.

La negociación no ha resultado satisfactoria para nadie o casi nadie. Los que se incorporan al Sepei saben que no van a ser bien recibidos, al menos eso da a entender la carta dirigida por miembros de ese colectivo al Presidente de la Diputación. En ella manifiestan su desacuerdo por tal incorporación ya que los trabajadores de la campaña forestal no están capacitados profesional ni físicamente por no haber pasado las pruebas selectivas que exige la misma Diputación para este trabajo, pruebas que si han realizado los que están en la bolsa de trabajo y lista de espera, que ahora van a ver reducidos sus contratos.

Los despedidos, todos mayores de 52 años, que han tenido la oportunidad de incorporarse al Geacam y lo han rechazado porque ello suponía un descenso de sus retribuciones y un empeoramiento de las condiciones de trabajo, quizás a sabiendas de que en el Geacam y por boca de algunos de sus empleados, “les estaban esperando” al considerarlos como la causa por la que se iniciaría el primer ERE en esa Entidad. A partir de ahora y al haber agotado el paro cada año, dispondrían del subsidio por el tiempo que les corresponda o hasta encontrar otra ocupación.

La Diputación, que ha tenido que reincorporar un número de trabajadores superior al que tenía previsto como aceptable, tres o cuatro. Además ha creado un profundo descontento entre el colectivo del Sepei y entre los seleccionados para la bolsa de trabajo que ven como se reducen sus posibilidades aun disponiendo de la capacitación que los reincorporados no tienen. Ya han anunciado movilizaciones y manifestaciones de protesta.

Los sindicatos, que se pensaban que la Diputación iba a ceder y mantuvieron tensa la cuerda hasta que los mismos interesados les forzaron mediante votación a aceptar condiciones distintas y mejores posiblemente que las que ellos planteaban. Las manifestaciones de una representante sindical “el acuerdo es muy malo pero no hemos conseguido otra cosa”, lo pone de manifiesto. Aun así, a lo mejor no se van de vacío y se llevan el porcentaje correspondiente, 10 o 15 por ciento de las indemnizaciones de los despedidos. Claro que, de haber despedido a todos el negocio hubiera sido más rentable. “Confía en Dios y no corras…”, decía el refrán.
                              El Pueblo de Albacete, 16/04/2012
                                                                                              

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